Moscú y Sebastopol EFE, AP El presidente ruso, Vladimir Putin, viajó ayer por primera vez a la anexionada península de Crimea para presidir un desfile militar, en un claro desplante a Occidente.
Ante un espectáculo triunfal de buques y aviones de guerra en desfile, el mandatario proclamó el regreso de Crimea a la soberanía rusa como un acto de “justicia histórica”, frente a una multitud jubilosa que festejaba la fecha patria de más importancia para los corazones rusos.
“Nosotros respetamos a todos los países y pueblos, pero pedimos que traten de la misma forma nuestros intereses legales: incluido el restablecimiento de la justicia histórica y el derecho a la autodeterminación”, aseguró Putin.
La visita representa una bofetada para Occidente, que condenó unánimemente la anexión del territorio ucraniano el 21 de marzo, y también criticó esta semana los planes de celebrar un desfile militar en el puerto de Sebastopol (mar Negro).
En secreto. El Kremlin mantuvo en secreto la visita hasta el último momento, ya que en la mañana Putin presidió la tradicional parada militar en la Plaza Roja con ocasión del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Putin rindió tributo a los casi 27 millones de civiles y soldados rusos caídos en la Gran Guerra Patria (1941-1945) y vio durante una hora cómo desfilaban miles de soldados y hasta misiles intercontinentales Tópol.
Apenas cuatro horas después, llegaba en un viaje relámpago a Sebastopol, base de la flota rusa del mar Negro, para subirse a un barco guardacostas y asistir desde la bahía a una nueva parada militar en la que tomaron parte diez buques de guerra.
“Estoy seguro de que el año 2014 también pasará a los anales de la historia”, aseguró, en alusión a que el 16 de marzo en un referendo los habitantes de Sebastopol y de Crimea, en Ucrania, votaron de manera aplastante a favor de ingresar en la Federación Rusa.
Por eso que el líder ruso defendió públicamente y sin tapujos tanto el derecho a la autodeterminación como el concepto de restablecimiento de la justicia histórica.
Los rusos de Crimea siempre consideraron injusta la cesión de la península a Ucrania por parte del dirigente soviético Nikita Jruschov en 1954, ya que les obligó a romper lazos con su país.
En Sebastopol, Putin se dio un baño de masas. “Hemos esperado este momento durante 23 años”, le dijo una anciana –en alusión a la desintegración de la Unión Soviética a finales de 1991–, a lo que Putin respondió: “Sean fuertes. No tienen nada que temer. Toda Rusia está con ustedes”.
Ucrania expresó su enérgica protesta por la visita de Putin a Crimea, que tachó de “provocación” destinada a incrementar “la escalada de tensión en las relaciones ruso-ucranianas” y que muestra que Moscú “no desea arreglar los problemas bilaterales por la vía diplomática”.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, también consideró “inapropiada la visita” y recordó que los aliados no reconocen la anexión rusa de Crimea, ya que la consideran “ilegal e ilegítima”.
Mientras Putin visitaba Crimea, a pocos cientos de kilómetros, en la vecina región ucraniana de Donetsk, en la ciudad de Mariupol (mar de Azov), proseguían los combates, que dejaron una veintena de prorrusos muertos.