La costarricense Margarita Cárdenas Aguilar, quien desde hace 26 años vive en Florida y ahora reside en Riverview, Tampa, reportó que ya comienzan a sentir los efectos directos del huracán Milton. El fenómeno tocó tierra en la península de Florida la noche de este miércoles como categoría 3, pero descendió a categoría 2 luego de avanzar por la región durante una hora.
“Estamos sin luz; ya se nos fue. Hay mucha gente que está sin corriente. Tenemos ráfagas de viento muy fuertes, pero aquí estamos sobreviviendo. Ha habido mucho desastre por el lado de Sarasota, que fue el área donde entró. La mayoría de gente en Tampa está sin luz y las ráfagas de viento son bien fuertes”, narró Cárdenas en una conversación con La Nación.
Milton ingresó a territorio continental a las 8:30 p. m. (6:30 p. m. hora de Costa Rica) con vientos sostenidos de 193 km/h y ráfagas más altas, según confirmó el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), y golpeó directamente una zona densamente poblada que incluye Tampa, Sarasota y Fort Myers.
De acuerdo con el diario The New York Times (NYT), minutos después de que Milton iniciara su recorrido por tierra a través de Sarasota, más de 1,1 millones usuarios se quedaron sin electricidad en toda Florida. Asimismo, se informó de que los cortes de energía aumentarían a medida que las condiciones empeoraran.
Horas antes, Cárdenas, de 68 años, confesó a este diario no evacuó el condado donde vive por temor a quedarse sin gasolina en el trayecto. El problema es que las gasolineras se quedaron sin combustible y las filas de vehículos en las autopistas que servían de escape a los estados de Georgia y las Carolinas (Carolina del Norte y Carolina del Sur) estaban abarrotadas ante “el llamado piadoso de las autoridades de evacuar Florida”.
Cárdenas explicó, además, que su principal temor está en la velocidad de los vientos que se esperan.
“En 26 años, puedo decir que he vivido algunos efectos indirectos de huracanes. El sonido del viento y la cantidad de lluvia durante el paso de una tormenta es impactante. Donde vivo no tenemos problemas de inundaciones, pero los árboles parecen que se van a caer, chocan unos con otros”, mencionó.
“Hasta que no pase lo peor, yo no puedo ir a dormir”
Daniela Piedra, originaria de San Carlos, es otra de las costarricenses que está viviendo minuto a minuto el paso de Milton por el estado de Florida. Piedra vive en Kissimmee, en el condado de Osceola, desde hace cuatro años junto a su esposo –nacido en Cuba– y su hijo.
En una conversación con La Nación, esta costarricense de 35 años aseguró que se mantiene expectante de lo que pueda suceder en el transcurso de la noche: “Hasta que no pase lo peor, yo no puedo ir a dormir”.
Piedra relató que el ambiente que se vive en su hogar aún refleja aires de calma, ya que no se ha interrumpido ninguno de los servicios esenciales.
“Aquí todo transcurre normal, tenemos electricidad, tenemos internet, tenemos agua. Hay casi un millón de personas sin electricidad en este momento, pero no es el caso de nosotros. Después de que pase todo no quiere decir que vaya a ser de esa forma", comentó la costarricense.
Agregó que una de sus preocupaciones actuales es que en su familia no cuentan con la versión más moderna de su teléfono iPhone, ya que esto les impide conectarse vía satelital para establecer comunicaciones en caso de emergencia.
“Desgraciadamente, no actualizamos el teléfono de ninguno aquí en la casa para una versión mayor a 14 de iPhone. Nos quedamos en el 13 pro max. Si tuviéramos el 14 nos podríamos conectar vía satelital, pero no lo tenemos”, explicó.
A pesar de que su localidad se encuentra en una zona más central del estado, está preocupada por la lluvia e inundaciones que pueda traer Milton. Explicó que, tras el paso del Huracán Helene hace dos semanas, el cual provocó más de 200 muertes en el sureste de Estados Unidos, se generó un sistema de baja presión que puede favorecer las inundaciones con la llegada de este nuevo huracán.
En videos enviados a este diario, Daniela muestra los efectos de Milton sobre Kissimmee actualmente, con una velocidad promedio de los vientos de 46 millas (74 kilómetros) por hora. Se prevé que, conforme se siga acercando, estos aumenten hasta 70 millas (112 kilómetros).