La costarricense Margarita Cárdenas Aguilar, quien desde hace 26 años vive en Florida y ahora reside en Riverview, Tampa, admite que nunca había visto tanto estado de alarma ante la llegada de un huracán. Por eso, se apega a su fe.
“Confío en Dios que los fuertes vientos que se esperan no se lleven la casa. Nosotros estamos preparados para el evento. La casa está con las puertas y ventanas selladas, y compramos alimentos no perecederos y agua para ver qué pasa”, contó esta oriunda de San Carlos, quien hizo su vida en Alajuela, donde está toda su familia.
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En conversación con La Nación, relató que tomó la decisión de no evacuar el condado donde vive por temor a quedarse sin gasolina en el trayecto. El problema es que las gasolineras se quedaron sin combustible y las filas de vehículos en las autopistas que llevan a los estados de Georgia y las Carolinas (Carolina del Norte y Carolina del Sur) están abarrotadas ante “el llamado piadoso de las autoridades de evacuar Florida”.
“Hace seis años, para el huracán Irma, el estado de emergencia fue similar. Al final, el impacto no fue como se esperaba. Aun así, conocí a una persona que no pudo llegar a su destino porque la tormenta lo agarró en una presa en una autopista rumbo a Georgia. Me da temor salir y quedarme sin gasolina, ya que las gasolineras no tienen producto”, dijo Cárdenas.
Explicó que vive a unas 40 millas (65 km) de la bahía de Tampa y que las zonas más peligrosas son las que están pegadas a la costa. Esos mismos lugares fueron muy afectados hace 10 días por el paso del huracán Helene, que dejó al menos 234 fallecidos en el sureste de Estados Unidos, y el número no para de crecer conforme pasan los días.
Esta costarricense, de 68 años, quien tiene una pequeña empresa de limpieza en Tampa, narró que todavía hay lugares en el estado que tienen escombros que dejó el paso de Helene en mitad de las calles, “lo que podría convertirse en proyectiles si no se recogen a tiempo, ante las fuertes ráfagas que se esperan”.
‘Los vientos podrían afectarnos'
Cárdenas explicó que su principal temor está en la velocidad de los vientos que se esperan. La noche de este martes, Milton mantenía la categoría 5, la máxima para un huracán, con vientos sostenidos de 265 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes.
“En 26 años, puedo decir que he vivido algunos efectos indirectos de huracanes. El sonido del viento y la cantidad de lluvia durante el paso de una tormenta es impactante. Donde vivo no tenemos problemas de inundaciones, pero los árboles parecen que se van a caer, chocan unos con otros”, mencionó.
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El experto en huracanes Michael Lowry advirtió, en entrevista con AFP que en la zona de Tampa, de unos tres millones de habitantes, la marejada ciclónica de Milton “podría duplicar los niveles” registrados hace dos semanas por Helene, que provocó grandes inundaciones.
“Muchas personas que viven cerca de la costa dejaron sus casas a la suerte; se esperan oleajes de hasta 15 pies (4,5 metros), esto es casi el doble de lo que sucedió con Helene”, dijo Cárdenas.