El abuso de prisioneros iraquíes a manos de soldados estadounidenses podría incluir violaciones y asesinatos, denunció el senador republicano Lindsey Graham.
No obstante, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reiteró ayer que este escándalo por los abusos no alterará la misión de su país en Iraq.
Las irregularidades ocurridas en la prisión de Abu Gharib, un antiguo centro de torturas de Sadam Husein, se pusieron de manifiesto la semana pasada cuando se filtraron al público fotos de vejaciones y humillaciones, pero eso no es todo.
El senador Graham, miembro del comité responsable de las Fuerzas Armadas, advirtió: “Los estadounidenses tienen que entender que estamos hablando de violaciones y asesinatos. No estamos hablando solo de hacer pasar una experiencia humillante a otras personas”.
Según fuentes legislativas, algunos de los videos que no han salido a la luz muestran a soldados estadounidenses posando con los cuerpos de iraquíes que podrían haber sido asesinados en la cárcel y en otros se obliga a los reos hombres a masturbarse.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, admitió el viernes que lo que se ve en las cintas es “difícil de creer”.
Vaticinó que su divulgación “empeoraría las cosas”.
Estados Unidos ha reconocido esta semana que 25 prisioneros han muerto en Iraq y Afganistán.
El Pentágono ha calificado dos de las muertes como asesinatos, uno cometido por un soldado en setiembre del año pasado y el otro por un civil contratado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) dos meses después.
Las autoridades también investigan una tercera muerte sospechosa, así como al menos diez casos de agresión, uno de ellos de tipo sexual.
También hay versiones de que algunos prisioneros fantasmas no fueron registrados en las cárceles y se les movió de una a otra para que la Cruz Roja no se enterase de su existencia.
A pesar de este alud de información comprometedora, Bush reiteró ayer en su mensaje radiofónico semanal que los abusos en Abu Gharib son obra de unos pocos y no reflejan el carácter de los miles de soldados “que sirven y se sacrifican en Iraq”.
“Nos enteraremos de todos los hechos y determinaremos el alcance pleno de estos abusos”, dijo el Presidente, quien informó de que su administración está revaluando las operaciones de detención en Iraq “para asegurarnos de que jamás se vuelvan a repetir incidentes vergonzosos similares”.
Una de las soldados acusados por las torturas, Sabrina Harman, aseguró que los acusados actuaron bajo órdenes de los aparatos de inteligencia.