Moscú. Un ataque a gran escala con drones ucranianos sacudió la región de Moscú la madrugada de este martes, apenas horas antes del inicio de una ronda de negociaciones entre funcionarios de Washington y Kiev para pactar un cese del fuego en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
El asalto dejó al menos tres muertos, 20 heridos y causó daños generalizados, informó el gobernador regional de la capital rusa, Andrei Vorobyov, citado por agencias de noticias y medios de prensa internacionales.
Dichos reportes calificaron la ofensiva como el mayor bombardeo de drones de largo alcance en lo que va de la guerra, mientras ambas partes intensificaban sus ataques antes de las conversaciones para poner fin a tres años de conflicto. La reunión arrancó en Yedá, Arabia Saudita.
Poco antes de esa cita, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 337 drones lanzados por Ucrania contra Rusia, de los cuales 91 tenían como objetivo la región de Moscú.
Según el Ministerio, los aparatos fueron abatidos sobre Ramenskoye y el distrito de Domodédovo, ubicados entre 40 y 50 kilómetros al sur y sureste del Kremlin. Agencias de noticias confirmaron la caída de escombros en varios edificios de Moscú.
Además, los cuatro aeropuertos internacionales de la ciudad, que atienden a una población metropolitana de 21 millones de habitantes, suspendieron temporalmente sus operaciones, informó la autoridad de aviación rusa, Rosaviatsia.
Los ataques previos a las conversaciones por un cese del fuego parecían buscar demostrar que, pese a los reveses y las pérdidas sufridas, Ucrania aún tiene capacidad de contraataque.
Kiev propuso una tregua inmediata a los bombardeos aéreos de ambas partes y ofreció suspender de inmediato sus ataques de largo alcance contra Rusia si Moscú aceptaba hacer lo mismo.
Según Andrii Kovalenko, portavoz del Centro Gubernamental Ucraniano contra la Desinformación, un organismo oficial, el ataque fue “una señal adicional para el presidente ruso Vladimir Putin, con el fin de alentarlo a interesarse en una tregua aérea”.
Primer paso hacia cese al fuego
El plan, respaldado por naciones europeas como Francia, es visto como un primer paso para generar confianza antes de abordar el conflicto en su totalidad, que ha dejado más de un millón de soldados ucranianos y rusos muertos o heridos.
La reunión de este martes marca el primer contacto de alto nivel entre Ucrania y Estados Unidos desde la visita del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a la Casa Blanca el 28 de febrero. En esa ocasión, se produjo un enfrentamiento verbal con Donald Trump y su vicepresidente, J.D. Vance, en el Despacho Oval, frente a la prensa y en transmisión en directo.
Poco después, Washington suspendió su asistencia militar a Kiev y el intercambio de inteligencia, un recurso clave para Ucrania en el frente de batalla. Al mismo tiempo, Trump inició un acercamiento con Rusia.
Previo a su llegada a Yedá, el secretario de Estado, Marco Rubio, calificó como prometedora la idea de un alto el fuego parcial.
“No digo que esto por sí solo sea suficiente, pero es el tipo de concesión necesaria para poner fin al conflicto”, declaró a la prensa. “No lograremos un alto el fuego ni el fin de esta guerra si ambas partes no ceden en algo”, agregó.
Las conversaciones ocurren en un momento difícil para Ucrania en el campo de batalla.
Este mismo 11 de marzo, Rusia anunció la recuperación de 12 localidades y “más de 100 kilómetros cuadrados” de la región fronteriza de Kursk, en manos del ejército ucraniano.
En agosto de 2024, Ucrania lanzó una ofensiva en esa zona y logró ocupar varios cientos de kilómetros cuadrados en un ataque sorpresa. Ese territorio podría convertirse en una moneda de negociación con Moscú en futuras conversaciones.
Sin embargo, desde entonces, las fuerzas rusas han recuperado más de dos tercios del área tomada inicialmente, con el apoyo —según denuncias de Ucrania y Corea del Sur— de miles de soldados norcoreanos.