El papa Juan Pablo II, cuyo estado de salud se ha deteriorado en el último mes, dejó, como es tradición, las disposiciones que deben tomarse después de su deceso, entre ellas que no se permitan fotografías del Pontífice agonizante o muerto.
Las disposiciones fueron publicadas en 1996 por el Vaticano en un documento público con el título Constitución apostólica Universi dominici gregis.
“Cuando el Sumo Pontífice esté agonizando, o después de su muerte, nadie tiene derecho a tomarle fotografías, ni, en el primer caso, grabar sus palabras para divulgarlas luego”, indica el documento.
Además, ninguna documentación fotográfica o sonora sobre los últimos momentos de vida de Su Santidad podrá ser transmitida.
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