Empresarios de todo el mundo están muy interesados en el fuerte mercado de cáñamo y cannabis medicinal que está surgiendo en el país y que traerá, a largo plazo, grandes réditos para la economía nacional. Así lo aseguró a La Nación el presidente del Consejo de Cáñamo y Cannabis de Costa Rica, Roy Thompson, una nueva cámara empresarial conformada hace tres años para impulsar esta industria en todo el territorio tico.
“No puedo decir nombres, pero hay como 300 empresas interesadas en nuestro país y nosotros empezamos como una organización orientada a los Estados Unidos, pero ya tenemos afiliaciones con empresas de Canadá e incluso nos están empezando a seguir empresas de Reino Unido e Israel. Por eso creemos que Costa Rica se puede convertir en un ecosistema de empresas de muchos lados donde se relacionen unas con otras.
“Para que sean proveedores unos con otros, pero además, para que todas esas empresas integren a las cooperativas, asociaciones solidaristas y a los productores pequeños, porque ese es el sentido de la nueva ley de cáñamo y cannabis medicinal, que fue diseñada para que las licencias generen una expansión del cultivo y del desarrollo que esta industria va a traer”, comentó Thompson, quien es abogado y empresario.
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Las declaraciones las brindó este viernes en la segunda edición de la Cumbre Costarricense de Cáñamo y Cannabis, que se inició el pasado miércoles con la participación de 25 especialistas que expusieron sus análisis sobre este creciente mercado y las oportunidades que tiene el país para aprovecharlo, principalmente por la reciente aprobación de la ley que regulará este tema y que ya cuenta con la firma de Carlos Alvarado.
Thompson dijo que, anualmente, la industria del cáñamo industrial genera alrededor de $6 billones y la del cannabis medicinal $15 billones en todo el mundo; ambas cuentan con porcentajes de crecimiento que alcanzan un 25% al año. Rescató que hay pocas industrias con base agrícola que tienen este nivel de expansión con mercados internacionales tan fuertes y que por eso es una gran oportunidad para el país.
“Costa Rica se puede convertir en un destino para empresas de muchos países por la estructura legal y reglamentaria que tenemos, más nuestras zonas francas, más nuestros tratados de libre comercio y nos podemos volver un centro de desarrollo de empresas de todo el mundo. Pero para lograr ese importante objetivo, debemos hacer las cosas bien y que la regulación sea competitiva a nivel de primer mundo”, aseveró.
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En la actividad también participó la Promotora del Comercio Exterior (Procomer) para explicar su papel en este tema y adelantó que ya lo está trabajando fuertemente desde su Programa Descubre, al lado del Ministerio de Comercio Exterior (Comex) y del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Su propósito es “la creación de la nueva oferta exportable del país y la apertura de mercados”, según contó el coordinador Juan Ramírez.
“Nosotros tratamos de reducir las brechas y eliminar los cuellos de botella que limitan el desarrollo de esta industria. Todavía hay retos porque hay que adaptar todo el ecosistema para que nosotros podamos desarrollar la industria primaria y que los que conocen el sector se puedan instalar en Costa Rica, para que se pueda dar vinculación y el mercado crezca”, detalló el vocero, al destacar que hay gran interés de la industria alimentaria.
Ramírez afirmó que Procomer ya ha realizado tres estudios para conocer más sobre el cáñamo, las cadenas de valor del cannabis medicinal y las características de ambos mercados. También ha hecho análisis a nivel regulatorio sobre las mejores prácticas que se aplican en otros países para esta materia, con el fin de adaptarlas al desarrollo de la industria tica y al mismo tiempo evitar los errores que hayan cometido los demás.
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“Los resultados nos dicen que donde hay mayor rentabilidad y oportunidad es en la producción de CBD (cannabidiol), pero también en el grano y el textil. Sin embargo, para este último se necesitan grandes extensiones de terreno y es un cultivo muy mecanizado. Eso lo ha desarrollado mucho Canadá y China, por lo que es muy difícil competir con ellos y nuestro enfoque debe ser un poco diferente”, agregó el coordinador.
Por su parte, la directora de asesoría en inversión de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), Pilar Madrigal, manifestó que hay que tener claro que, aunque esta industria está en crecimiento y puede generar muchas ganancias, no traerá beneficios para el país en los próximos seis meses o en un corto plazo, ya que todavía está pasando por procesos de aprobación de estándares de calidad y educación.
“En este momento no hay datos duros de proyección por parte de Cinde porque aún no hay reglamentos de la ley, los cuales son muy importantes porque con base a eso podemos tener un poco más de visibilidad sobre cuáles son las áreas donde tenemos mayor oportunidad a mediano plazo. Hoy todavía estamos entendiendo que hay nichos claros en los que, por nuestra trayectoria, podemos generar empleo fuera de la GAM”, explicó.
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Madrigal confirmó que los empresarios internacionales están muy curiosos de que Costa Rica apueste por esta industria, pero señaló que posiblemente ninguna compañía invertirá hasta que no se reglamente la nueva ley de cáñamo y cannabis medicinal. Además, destacó que el país tiene una gran ventaja con sus zonas francas y que esta figura será determinante en el desarrollo de este mercado.
Thompson concordó con la directora de Cinde en que los reglamentos de la ley deben ser habilitadores para fomentar el desarrollo de la innovación dentro de la industria, la cual irá cambiando con el paso del tiempo. También, rescató que el país debe invertir en investigación y desarrollo, principalmente desde las universidades, ya que se necesita bastante conocimiento para atender la demanda que irá surgiendo.
Dijo que, a su criterio, dicha reglamentación se debe basar en las regulaciones de Canadá e Israel, por ser países con mercados muy maduros, pero reconoció que es un tema complicado y se necesita el apoyo de buenos expertos. Además, rescató que muy posiblemente el país tendrá su regulación a finales de este año y el Gobierno estará en capacidad de emitir licencias de producción de la planta a inicios de 2023.
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“Los reglamentos no son reglamentos normales, sino que son de transporte, de exportación, de trazabilidad y de importación y certificación de semillas. Son muy específicos y esos estándares ya existen en el mundo, entonces uno de los retos más importantes que tiene Costa Rica ahora es lograr tener unos reglamentos, en el plazo fijado de seis meses, que coincidan con las exigencias de los mercados donde queremos vender”, afirmó.