En época de aguaceros, las alcantarillas atiborradas de basura provocan un caos en los barrios urbanos: las calles terminan por convertirse en ríos que se cuelan en las casas y frenan el tránsito vehicular.
Según estimaciones del Ministerio de Salud, los ticos lanzan unas 300 toneladas de basura al día en lotes baldíos, ríos, quebradas o alcantarillas.
Ayuntamientos consultados por La Nación reconocen que muchos colectores están repletos de desperdicios, pese a que los limpiaron en verano.
La historia se repite cada año porque las personas no dejan de lanzar basura en las calles, pese a las advertencias de riesgo de inundaciones.
“Nosotros hemos calculado que el 20% de la basura producida no está bien colocada. No es posible recolectarla, porque el ciudadano la pone donde sea”, manifestó Édgar Mora, alcalde de Curridabat.
En un recorrido por calles de la Gran Área Metropolitana (GAM) las bolsas plásticas, zapatos, muebles, desechos orgánicos forman parte de las barreras que impiden que las alcantarrillas cumplan su función como debe ser.
“Una alcantarilla es como un gran basurero y se llena rápido. Limpiamos los 2.500 colectores del cantón unas cinco veces al año, pero pronto tienen desechos de nuevo”, enfatizó Mora.
Inversión extra. Atender este problema implica contratar cuadrillas de 8 a 10 personas que aprovechen, cuando no llueve, para remover los tapones de basura que hay en las alcantarillas.
“Hemos mitigado bastante las inundaciones, pero muchas personas ni siquiera hacen caso a los rótulos donde indicamos que es prohibido botar basura”, dijo Fernando Trejos, alcalde de Montes de Oca.
Mientras en el 2000, la población generó un promedio diario de 2.750 toneladas métricas (t) de residuos, en el 2014 fueron 5.735 t, según el Ministerio de Salud.
Adicional a los desperdicios vertidos por la población, las conexiones ilegales al alcantarillado sanitario también saturan esta red de tuberías y eso facilita los desbordes cuando hay aguaceros muy fuertes.
“Esta situación produce que tanto aguas residuales como aguas de lluvia converjan en un solo desagüe. Esto colapsa los sistemas que no están hechos para soportar tales cantidades de líquido. Además hay gente cochina, que ni poniéndoles un basurero en frente botan la basura donde corresponde”, explicó Gonzalo Vargas, alcalde de Tibás.
Otros residuos que también contribuyen a las inundaciones por rebalse de cañerías son las grasas o los aceites de cocina lanzados por el desagüe, que producen tapones que bloquean los tubos del alcantarillado.
“Es común que la gente se quejen de ver las calles inundadas, las aceras y hasta sus casas, pero no comprenden que ellos también colaboran para que esta situación se produzca”, añadió el alcalde Vargas.
Según los alcaldes, deben sacar millones extra para pagar cuadrillas que limpien las alcantarrillas que están cargadas de desechos.
“El costarricense cree que cuando saca la basura a la calle, ya no es de él. Si yo compro unos zapatos, también compré la caja. Hay una tendencia a poner esa caja en la calle”, manifestó el alcalde de Curridabat.
Alajuela, Desamparados, Alajuelita, Cartago, Moravia y Tibás son los cantones con más problemas en sus alcantarillas .