Hace 17 años, Sofía Salazar dejó el colegio sin haber concluido ni el sétimo año. El aprendizaje no le resultaba sencillo y tampoco tenía mucho apoyo en su hogar; pensó que los estudios no eran para ella y se preparó para ser estilista, oficio al que se dedica. Aunque es su fuente de ingresos, no es estable, pues puede cambiar mes a mes.
Sofía, hoy de 32 años, es parte del 70% de costarricenses mayores de 25 que no ha concluido la educación secundaria, de acuerdo con el cuarto informe del Índice de Competitividad Nacional (ICN).
Visto de otra forma, solo el 30% de personas adultas logró terminar la secundaria. El porcentaje varía por cantón, no obstante, en Montes de Oca, que tiene la mayor mayor cantidad de personas con colegio completo, apenas alcanza el 54,6%. En el otro extremo está Los Chiles, en Alajuela, con apenas 15% de adultos con secundaria concluida.
El informe mide y promueve la competitividad de 82 cantones del país (de los últimos creados aún no hay datos). Se realizó con insumos del Sistema Nacional de Información y Registro Único de Beneficiarios del Estado (Sinirube), adscrito al Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS).
Andrés Fernández Arauz, investigador del Consejo de la Promoción de la Competitividad, organización encargada del estudio, explicó que para este cuarto informe dieron seguimiento al elaborado en el 2023, en el que se identificó que el primero de los cinco principales retos para la mejora de la competitividad es la educación y la mejora en competencias de la población. De ahí que el documento se titule Desigualdad en las aulas impacta competitividad.
“La educación es el pilar principal sobre el cual deben desarrollarse las estrategias de competitividad del país en el mediano y largo plazo. ¿Por qué? Porque los retornos a educación son de largo plazo, el nivel de competitividad que tenemos hoy, es el reflejo de esos retornos en educación que se han desarrollado en las últimas décadas”, declaró.
Educación y competitividad
Fernández explicó que para el informe analizaron la relación entre los cantones en los que los estudiantes tienen un bajo nivel de acceso a oportunidades y los resultados del proceso educativo en personas que ya están en el mercado laboral.
“La relación es muy clara. En los cantones donde hay menos estudiantes que pueden acceder a curriculum completo (recibir las materias básicas y especiales), son los cantones donde los alumnos presentan más bajo nivel de escolaridad”, comentó.
Entre los cantones con el porcentaje menor de adultos mayores de 25 años con secundaria completa están: Los Chiles y Río Cuarto, en Alajuela, con 15% y 16,8%, respectivamente, así como Sarapiquí, en Heredia, con 18% y Talamanca, en Limón, con 18,8%.
El investigador señaló que lo mismo ocurre a la inversa, es decir, en los cantones donde los estudiantes logran acceder a clases de Inglés, Informática Educativa, Artes Industriales y todas las materias definidas en la malla curricular del Ministerio de Educación Pública (MEP), los adultos tienen más alta escolaridad.
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“Eso sí, sin dejar de llamar la atención sobre el hecho de que incluso el cantón con mejores niveles con índice de escolaridad, que es el cantón de Montes de Oca, solo el 54,6% de adultos ha concluido la educación de secundaria”, destacó. Por eso dijo, incluso en esos cantones, hay oportunidad de mejora.
Pablo Chaverri Chaves, del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA), concuerda con esa conclusión. Usualmente, las personas de estratos más altos que viven en comunidades con mayores niveles de desarrollo social son las que en su mayoría terminan el bachillerato en educación media; por el contrario, cuando desciende el índice de desarrollo de la localidad, los resultados de aprobación de las pruebas de bachillerato (que se aplicaron hasta 2019) eran menores.
El investigador de la UNA recalcó que el desempeño cognitivo e intelectual de las personas está potentemente ligado a las condiciones de vida y estímulos que han tenido o no a través de su crecimiento y desarrollo.
“Es importante analizar, además del desempeño académico, qué ayudas recibieron o reciben, si tienen becas educativas, ver si hay comedor en centro educativo, si tienen apoyo de material didáctico o de transporte. Todas estas condiciones son fundamentales”, afirmó Chaverri.
Un país cada vez más desigual
Según Andrés Fernández, el otro aspecto analizado en el cuarto informe fue cómo el nivel educativo de la población adulta se manifiesta en términos de competitividad. Destacó que esos cantones con bajo nivel de capital humano, son los menos competitivos del país y aquellos en los que el nivel de escolaridad es más alto, presentan mejores niveles de competitividad.
“Esto refleja un rezago en la forma en que se han implementado las políticas públicas en materia de educación en el país y una concentración de estas políticas de adentro hacia afuera, como sucede en todas las áreas de desarrollo en Costa Rica (...).
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“Son los centros educativos ubicados en los cantones de la Gran Área Metropolitana (GAM) los que presentan las mejores condiciones para ofrecer el currículo educativo a los estudiantes y el rezago con respecto a los que están fuera de la GAM, sobre todo costeros y fronterizos, presentan una brecha bastante grande”, agregó.
Los cantones que están en condiciones más desfavorecedoras son Los Chiles, Talamanca y Guatuso, donde además de los bajos niveles de escolaridad en los adultos, los niños tienen menos oportunidades de acceder a una malla curricular completa en la que se incluyan las materias especiales.
Por su parte, Chaverri recordó que Costa Rica continúa sin llegar a la meta constitucional de destinar el 8% del producto interno bruto (PIB) a la educación. Para él se requiere de inversión social en un país cada vez más desigual.
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“La desigualdad incide en que si no hay políticas sociales para corregir esas condiciones de origen de las personas, por más buenos que puedan ser el sistema educativo y los maestros, no van a poder ayudar mucho a esos chicos a llegar lejos. ¿Quiénes se van quedando en el camino de primaria y secundaria? Los chicos cuyos padres tienen menor nivel educativo”, advirtió.
Se ha comprobado, expresó el académico, que si a las personas que lo necesitan se les interviene integralmente, unificando el apoyo material y el psicosocial, los resultados positivos son notorios cuando los pequeños se convierten en adultos. Según dijo, esto se ha logrado brindando capacitación a padres y madres sobre cómo estimular y apoyar a sus hijos.
‘No quiero que mis hijos pasen por lo mismo que yo’
Estímulo y ejemplo es lo que quiere dar Sofía Salazar a sus hijos, por eso le gustaría retomar los estudios que dejó hace 17 años. La estilista es madre de dos niños a quienes les inculca la importancia de aprender, pues su deseo es que ellos se conviertan en profesionales, por eso los apoya y acompaña con su educación.
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“Hoy pienso que me gustaría volver a estudiar para inspirar a mis hijos. Yo tengo un oficio y cada día es un poco más difícil, no quisiera que ellos pasen por lo mismo que yo en algunas circunstancias”, expresó la vecina de Alajuelita.
La madre emprendedora contó que no descarta retomar los estudios en algún momento, porque le gustaría llevar una carrera universitaria que la ayude con su trabajo; ha pensado en Química o cosmetología.