El 80% de los medidores del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) en hogares, comercios e industrias, no registran correctamente el consumo de agua potable, según reveló un estudio realizado por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep). Esta situación provoca que los abonados paguen una mayor tarifa, porque se hace una redistribución de costos entre quienes tienen el medidor dañado y quienes lo tienen en buen estado.
El análisis de la Aresep muestra que la región central es la más afectada, con un 88% de los medidores presentando errores de precisión. En la región Brunca, este problema afecta al 80% de los hidrómetros, mientras que en el Pacífico central ocurre en el 79% de los dispositivos de medición.
La región más perjudicada por el alto número de medidores imprecisos es la Central Oeste, donde se estima que se dejan de medir aproximadamente 1.490.008 metros cúbicos de agua al año. Esta omisión ha llevado a una pérdida de ingresos de aproximadamente ¢544 millones en las tres regiones estudiadas, según informó la Aresep.
Agua ‘regalada’ a municipalidades
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Además de los errores de medición en los hogares, la Aresep también encontró que el AyA vende agua a las municipalidades de Cartago, Paraíso, Siquirres y Santa Cruz de Guanacaste a un precio de ¢25 por metro cúbico, mientras que los demás usuarios pagan ¢305 por metro cúbico, lo cual solo cubre los costos de captación y conducción.
Este trato diferenciado entre el AyA y las municipalidades resultará en un costo adicional de aproximadamente ¢9.000 millones para todos los abonados a nivel nacional, sumado a las pérdidas no registradas y cobradas correctamente en puertos y aeropuertos.
A esto se añade la antigüedad de las tuberías, muchas de las cuales han superado su vida útil en hasta 30 años, lo que constituye una de las principales causas de pérdidas técnicas debido a rupturas y fugas.
Ante esta situación, la Aresep ha propuesto que no se reconozca en las tarifas un 10% del total de pérdidas de agua potable durante los próximos 17 meses. Estas pérdidas, estimadas en un 57%, son causadas por ventas irregulares, medidores en mal estado y tuberías antiguas.
La Nación solicitó al AyA una posición oficial respecto a los datos revelados por la Aresep, pero no se ha brindado una respuesta.
A principios de julio, el AyA informó a este periódico que retomaría el plan atrasado para reducir las fugas de agua potable y prometió que estaría listo para finales de 2026. El proyecto “Reducción del agua no contabilizada y mejoramiento de la eficiencia energética” (RANC-EE) ha estado paralizado desde 2015, cuando se obtuvo un préstamo para su ejecución, y hasta hace algunos meses había incertidumbre sobre su continuidad.
Sin embargo, el director de este proyecto, Randall Campos, aseguró que las primeras siete licitaciones de un total de 21 se adjudicarán este año y que el resto de los contratos se completarán en los próximos dos años. Este plan tiene como objetivo reducir las fugas y optimizar los sistemas para evitar el desperdicio de agua potable en un 17%.”
Periodista de Infraestructura y Transportes, trabaja en La Nación desde el 2012. Bachiller en periodismo de la Universidad Internacional de las Américas, estudió Comunicación y Mercadeo en la Universidad Latina y completó el programa sobre Cobertura inclusiva y perspectiva de género del Knight Center.
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