Pese a haber pasado 20 años de su vida en prisión, el escritor José León Sánchez es hoy un hombre libre de toda pena y responsabilidad.
Los magistrados de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia sepultaron, la semana anterior, sus 49 años de historia judicial y por dudas lo absolvieron.
Sánchez fue acusado y luego condenado por "homicidio con ocasión de robo" de las joyas de la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, hechos que sucedieron el 13 de mayo de 1950 en Cartago.
Sin embargo, desde la cárcel y convertido luego en escritor, siempre insistió en que su caso debía de revisarse, pues fue condenado en un proceso judicial cargado de fallas procesales.
Y no fue hasta el jueves 14 de octubre cuando los integrantes de la Sala Tercera le dieron la razón y le otorgaron el beneficio del In dubio pro reo, tras declarar la ineficacia del fallo dictado en su contra el 21 de octubre de 1955, por la Sala Segunda Penal de la Corte, por medio del cual se le condenó a descontar 45 años de prisión.
José León Sánchez pasó sus 20 años de cárcel en la isla de San Lucas, Puntarenas, donde concibió su novela La isla de los hombres solos, en la cual relata las duras condiciones en que vivían los presidiarios. Tenía 19 años cuando fue enviado allí.
En diciembre de 1969 abandonó la prisión tras recibir una adecuación de condena (rebajada a 30 años).
Esta es la segunda resolución histórica en lo que va del año relacionada con renombrados casos judiciales sucedidos a mediados de siglo.
El 10 de setiembre la misma Sala concedió también el beneficio de la duda a Ronulfo Morales Montero y Marino Hernández Ruiz, quienes habían sido sentenciados el 23 de enero de 1953 como autores del "crimen de Colima" --Tibás-- en el cual fue asesinada una pareja de jóvenes.
Revisión con lugar
Con base en el expediente 97-000418-0006-PE, los magistrados Daniel González, Jesús Ramírez, Alfonso Chaves, Mario Houed y Carlos Redondo adoptaron la resolución 1999-01278, que favoreció al escritor.
La Nación tiene en su poder el "por tanto" de la sentencia y ayer Chaves confirmó telefónicamente la emisión del fallo.
Este ocurrió tras un recurso de revisión interpuesto por el representante legal de José León Sánchez, Gerardo Enrique Rojas Solano.
Textualmente, la resolución señala: "Se declara con lugar el segundo motivo del proceso de revisión que interpone el acusado José León Sánchez Alvarado. En virtud de ello, con base en el principio In dubio pro reo, se le absuelve de toda pena y responsabilidad por los hechos que se le han venido atribuyendo, calificados como homicidio con ocasión de robo en perjuicio de la Basílica de la Virgen de los Ángeles y Manuel Solano Torres".
Solano era uno de los vigilantes de ese santuario que murió la noche cuando Sánchez, en compañía de Manuel Antonio González Molina --según el primero lo ha narrado--, profanaron el templo y sustrajeron joyas. Empero, el autor de Tenochtitlán siempre rechazó haber ultimado a Solano Torres.
La sentencia de 1955 absolvió a González, pues Sánchez decidió no incriminarlo, según el escritor, por las amenazas de que fue objeto en la antigua Penitenciaría Central.
Ese fallo, hoy anulado, sentenció a dos años de prisión a Roberto Figueredo Lora, como culpable de encubrimiento.
En sus testimonios, Sánchez siempre sostuvo que Figueredo fue el autor intelectual del hecho.
La sentencia definitiva surge luego de que la Sala Cuarta también se pronunció, el 24 de julio de 1998, en favor de Sánchez, al responder una consulta de la Sala Tercera.
En esa oportunidad se determinó que en el proceso hubo violaciones al debido proceso, como negarle el derecho al imputado de acceder al expediente para impugnar una resolución.
El fallo de la Sala Tercera de la Corte "no entró a conocer la efectiva existencia del hecho ni la posible responsabilidad del acusado; es decir, no juzga el fondo del asunto".
Los magistrados dijeron que es imposible ordenar el reenvío del caso a un nuevo juicio por el tiempo transcurrido.
El arzobispo de San José, Román Arrieta, sostuvo que se alegra de la decisión, "porque la Iglesia jamás querría que a un inocente se le vaya a declarar culpable (...) la Iglesia se inclina por el perdón y la misericordia".