La falta de equipos recolectores de basura en la Municipalidad de Montes de Oca, en San José, causa que unas 150 toneladas de desperdicios se queden en las calles del cantón cada semana.
Por eso la alcaldesa, Sonia Montero Díaz, solicitó ayer a la Contraloría General de la República la declaratoria de urgencia cantonal.
Esta medida le permitiría recurrir a un proceso de contratación directa y alquilar durante ocho semanas cuatro camiones recolectores y una vagoneta a una empresa privada.
Por lo pronto, el municipio solo cuenta con dos vagonetas arrendadas, que recogen apenas el 50 por ciento de las 300 toneladas semanales de basura que producen sus 50.400 habitantes (según el Censo del 2000) y centenares de comercios.
Ayer, por ejemplo, las comunidades de barrio Pinto, La Granja, las cercanías de la Universidad de Costa Rica (UCR) y una parte de Sabanilla estaban inundadas de bolsas plásticas.
De ahí que un grupo de vecinos levantó la voz ayer en la sala del Concejo y promocionó, entre el resto de los habitantes, que no paguen impuestos y que coloquen sus desperdicios en las afueras de la Municipalidad, como medida de presión.
Entre ellos, Édgar Solano, de barrio Pinto, quien aseguró, muy molesto, que su comunidad lleva más de una semana esperando que pase un camión recolector.
Un poco de paciencia
Ante estos acontecimientos, la alcaldesa, que asumió el 3 de febrero, apeló ayer a la “paciencia y colaboración” de los vecinos y garantizó que en un plazo máximo de 10 días tendrá una nueva propuesta para resolver el problema.
Según explicó, durante la próxima semana se evaluarán los estados financieros del ayuntamiento y las posibilidades de contratar a una empresa privada para que recoja la basura en forma permanente.
Montero consideró que esta es la opción más viable para el cantón. Ella no confía en invertir ¢44 millones para reparar los tres camiones propios “porque nadie me garantizaría que en una semana no estén malos otra vez”, dijo.
Añadió que la compra de equipo nuevo tampoco sería viable porque estos procesos podrán tardar seis meses o incluso un año en resolverse.
Por lo pronto, algunos regidores del municipio recomendaron a los vecinos que aprovechen la basura biodegradable para producir abono en sus patios y que introduzcan dentro de bolsas de jardín los bultos más pequeños, para limitar el derrame de líquidos nauseabundos en las aceras.