La capital se transformó en un inmenso escenario para que cientos de parejas homosexuales exhibieran su amor sin límite ni miedo. Miles de personas pertenecientes a la comunidad LGTBI (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexo) desfilaron por el paseo Colón y la avenida segunda, en la sexta marcha de la diversidad.
Su amor diverso fluyó por las principales arterias capitalinas, carente de discursos o exigencias incendiarias por el matrimonio igualitario.
Carteles y discursos hacían un llamado, más bien, al respeto por la diversidad.
Entre la multitud – calculada por los organizadores en unas 15.000 personas–, estaba María de los Ángeles Martínez Rojas, de 76 años, recién salida de misa en la cercana iglesia de La Soledad.
“Diay, yo lo veo bien. Está bonito, todo con respeto”, aseguró esta vecina de Granadilla, a quien, a juzgar por su mirada sorprendida, le parecía nueva la idea de que se casen personas del mismo sexo.
También entre el gentío caminó la vicepresidenta Ana Helena Chacón.
La funcionaria confirmó que el Gobierno seguirá haciendo esfuerzos por sacar el proyecto de sociedades de convivencia .
El matrimonio igualitario, dijo, lo ve como una iniciativa que debe ser impulsada desde otras instancias.
Ayer, perdida en la multitud, había una entidad: el Frente por los Derechos Igualitarios.
Viviana Rovira andaba recogiendo firmas para presentar, por iniciativa popular, un proyecto de ley para lograr el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Necesita recoger 170.000.
A su vez, Luzmilda Ovares Núñez acompañó a su hijo, Jason Céspedes, quien es homosexual.
Ovares llevaba un cartel entre sus manos: “Gay o heterosexual amo a mis hijos por igual”.
Participó en la marcha junto a Jason en señal de apoyo porque, asegura, no se siente avergonzada por la preferencia sexual de su hijo.
Varias familias como la suya se vieron a lo largo de todo el recorrido, apoyando a hijos, hermanos, tíos y sobrinos que son parte de la comunidad LGTBI.