Desde 2006, el Reporte Mundial de la Felicidad estudia todos los años cuán felices son los habitantes de cientos de países. Desde ese entonces, Costa Rica ha sido tomado en cuenta. Este 2025, el país ocupa el sexto puesto a nivel mundial y el primero en América.
Esta ha sido la posición más alta que Costa Rica ha obtenido en la última década, y también el mayor puntaje: 7.274 puntos de 10.000 posibles. De hecho, es la primera vez que, en este índice en específico, Costa Rica se posiciona entre los diez primeros.
“Los costarricenses venimos reportando altos niveles de felicidad o de bienestar. Seguimos considerando que esta es una nación en la que tenemos privilegios que no hay en otros lugares”, señaló Andrey Sequeira Cordero, neurobiólogo e investigador del Instituto de Investigaciones en Salud de la Universidad de Costa Rica (Inisa-UCR).
El científico no participó del reporte, pero su línea de investigación se enfoca en el bienestar y sus diferentes aspectos. Por ello, recordó que ningún índice es infalible.
“La felicidad es algo sumamente complejo. Si es difícil caracterizarlo en una población es más difícil, y en un país lo es más”, subrayó.
También hay cambios negativos
Pese a la evolución positiva Sequeira manifestó que, en los estudios en los que ha participado sí ha visto algunos cambios negativos en lo que los costarricenses definirían como felicidad o bienestar.
“Eso ha venido bajando, ya no es tan fuerte. Se reflejan algunas problemáticas de los últimos años: incremento en violencia, pobreza y desigualdad. Todo esto afecta la felicidad de las personas. Se ve una disminución, no es demasiado grande, pero se ve”, destacó.
Dio como ejemplo una reciente encuesta de la Escuela de Estadística en donde la población de estudio puntuó muy alto en bienestar y satisfacción, pero también hacía sus quejas evidentes y la puntuación en las quejas era alta también. En ellas está la inseguridad, el alto costo de la vida y la corrupción.
“Podríamos estar influenciados por ese comportamiento que aprendimos de niños de ser siempre agradecidos, de responder que estamos ‘pura vida’. (...) Pero sí hay pérdida de confianza en la seguridad, en la clase política, en la violencia que vemos en las calles”, afirmó.
A esto se le debe añadir que la felicidad no es lineal, es un estado que es fluctuante y obedece a situaciones particulares.
Para Sequeira, en este sentido también es importante recordar que este tipo de índices son mediciones que buscan tener los valores medios de un lugar para ofrecer a sus habitantes condiciones que les permitan ser felices.
Sin embargo, la felicidad no debe verse como una condición o estado estático. Nuestras emociones y estados son fluctuantes y dependen no solo de las condiciones país, también de circunstancias que pasen alrededor nuestro o de los seres que amamos.