Quircot (Cartago). A Josué Barrantes Rivera, de 5 años, lo embarga una extraña emoción cada vez que se topa un perro.
Por eso, rara vez escucha las súplicas de su madre de crianza, Ana Mora, quien lo aferra a su mano para mantenerlo distante.
“Siempre le digo que no los toque”, dice la señora. A su corta edad, el pequeño aún no alcanza a comprender que uno de esos animales estuvo a punto de arrebatarle la vida.
Sucedió el 21 de abril del 2003, cuando el perro de la familia lo atacó sin motivo alguno.
Los colmillos de Capi, un zaguate, lo hirieron en el cuello y atravesaron la tráquea. Estuvo a punto de morir asfixiado.
“Escuché los gritos en la calle y pensé que se había caído. No sangró mucho, pero le costaba respirar”, relató la señora.
Durante cuatro días, el menor se aferró a la vida en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Nacional de Niños, en San José.
Estuvo conectado a un respirador artificial y tuvieron que entubarlo para proteger las vías respiratorias.
Ataque inexplicable
“Capi (el perro) nunca fue un perro agresivo. A Josué siempre le han gustado los animales”, dijo la pariente.
El pequeño tuvo que someterse a tratamiento médico durante un mes. Del ataque solo quedan dos pequeñas marcas: una en la nuca y otra el cuello.
Josué Barrantes nunca habla de lo ocurrido, aunque en los primeros días después del ataque decía ver monstruos.
No muy lejos de ahí, otra familia trata de superar el trauma por la pérdida de María José Asenjo, de 4 años.
A ella la mató otro rottweiler, el 31 de julio del 2002, en Potrero Cerrado de Oreamuno, Cartago.
Nueva vida
La familia Asenjo dejó en días pasados su pequeña casa –a escasos 100 metros de donde ocurrió la tragedia– para mudarse a otra en la carretera que conduce a Tierra Blanca de Cartago.
Sus familiares más cercanos dijeron desconocer la dirección. El dolor por lo ocurrido todavía es palpable.
Carla, la hermana mayor (16 años) cuyo brazo resultó fracturado al enfrentarse con el animal, retomó sus estudios colegiales.
Uno de sus primos –prefirió no identificarse– contó que está totalmente recuperada.
El rottweiler hirió a María José Asenjo en el cuello y la cara. El animal escapó de una casa y la atacó a ella y a Carla en una desolada calle.
Algunos lugareños, armados con garrotes y piedras, ahuyentaron al animal.