En los primeros seis meses de 2024 ocho mujeres fallecieron como consecuencia de complicaciones en el embarazo, parto o los 42 días posteriores al nacimiento de su hijo; esto es lo que se conoce como mortalidad materna. Esto representa 3,6 decesos por cada 10.000 nacimientos vivos.
Este número es más alto del esperado, especialmente si se toma en cuenta que 2023 cerró con cuatro fallecimientos, para 0,4 muertes por cada 10.000 nacidos vivos.
“Este incremento de muertes maternas genera una gran preocupación debido al impacto que suscita en los indicadores nacionales este salto en la cantidad de muertes maternas”, destaca el Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud divulgado este 1.° de noviembre.
Anteriormente, covid-19 había aumentado la mortalidad materna en 2020 y 2021, pero descendió en 2022. En 2019, la tasa fue de 2,02, muy similar a las que se había dado en años previos. Pero para 2020, esta subió a 3,44 y en 2021 fue de 4,05, el doble de la vista en 2019. En 2022 bajó a 1,5.
De ahí que este nuevo repunte preocupe a las autoridades.
“Un aumento en la mortalidad materna e infantil indica fallas en el sistema de salud y falta de infraestructura adecuada para proteger la vida de las madres y los niños. Requiere también de un ajuste de las políticas y recursos que fortalezcan la atención médica oportuna y accesible para toda la población, mejoras en la educación en salud y la prevención”, subraya el Ministerio en el boletín.
Perfil de la mortalidad materna
San José y Limón son las provincias con más muertes, seguidas por Alajuela, Puntarenas y Guanacaste. En el primer semestre, Heredia y Cartago no registraron muertes maternas.
Cuando se analiza por la población de cada provincia, Limón es la que ve mayor impacto, con 8,9 por 10.000 nacidos vivos. Le siguen Guanacaste con 5, y San José, con 4,8.
Mortalidad infantil también aumenta
El Ministerio de Salud analizó también los datos de muertes en el primer año de vida (mortalidad infantil) según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Este rubro también registró incrementos.
“Se reporta una tasa de mortalidad infantil de 10,7 muertes por cada mil nacimientos registrados, incrementándose en 1,97 muertes en relación con el mes de agosto de 2023, cuando se reportaron 8,73 muertes por cada mil nacimientos”, cita el reporte.
Uno de cada tres decesos (32%) se produjo durante las primeras 24 horas de vida.
Las tasas varían por provincia, con las costas en los primeros lugares. La más alta está en Limón (12,9), seguida de Guanacaste (11,9), Puntarenas (11,8) y San José (11,2).
El 65% de las madres de estos bebés fallecidos tenían entre los 20 y 35 años, y el 69% cuenta con estudios de secundaria y universitarios.
“Esto implica un nivel de educación básico que facilita la educación en autocuidado de las mujeres gestantes. Este es un dato que debe de llamar a reflexión e investigación de las causas, dado que cuestiona lo que tradicionalmente se ha dicho, de que la educación es un factor de mayor cuidado de salud", señala el documento.
En cuanto a las causas de muerte, la inmaturidad extrema es la más frecuente, así como las complicaciones asociadas a la inmadurez de los bebés al momento de nacer. El 20% de los niños tenía menos de 26 semanas de gestación, esto los hace más propensos a infecciones, dada su inmadurez inmunitaria y pulmonar.
En segundo lugar, están las malformaciones congénitas.
Alerta ante más mortalidad materna e infantil
El boletín señaló que esta situación llama a varias reflexiones. Un incremento en la mortalidad materna e infantil es indicador de varias situaciones y puede tener diferentes implicaciones.
Indicador de Salud Pública deficiente
Un aumento suele señalar problemas en la atención médica, especialmente en el cuidado prenatal, el acceso a servicios de emergencia y la atención durante el parto y el posparto.
Desigualdades de género y acceso a servicios de salud
A menudo, un aumento en la mortalidad materna e infantil revela disparidades en el acceso a servicios médicos, especialmente para mujeres de bajos ingresos, en áreas rurales o en comunidades marginadas. Esto también puede reflejar barreras culturales y económicas que limitan la atención oportuna y adecuada para mujeres y niños.
Costos en el Sistema de Salud
Tratar emergencias maternas y complicaciones infantiles puede requerir recursos adicionales. La prevención mediante los servicios del primer nivel de atención (Ebáis) y atención prenatal adecuada es menos costosa a largo plazo que gestionar las complicaciones, y una mortalidad elevada sugiere ineficiencias en la distribución de estos recursos.
Además, es necesario la implementación de una adecuada consulta preconcepcional (antes del embarazo), para evitar los riesgos de un embarazo en mujeres con patologías crónicas o condiciones de salud que puedan generar un riesgo a su vida.
Impacto socioeconómico
La pérdida de una madre puede dejar a los niños sin cuidados, lo que puede llevar a la desintegración familiar y afectar al desarrollo infantil. A nivel comunitario, esto puede resultar en una menor productividad económica y un aumento de la pobreza.
Problemas en la educación y el futuro de los niños
La mortalidad materna afecta directamente el desarrollo de los hijos. Sin el apoyo de la madre, los niños enfrentan mayores riesgos de abandono escolar, malnutrición, y problemas de desarrollo físico y psicológico. Esto limita sus oportunidades de vida y contribuye a ciclos de pobreza intergeneracional.