El papa Juan Pablo II nombró ayer como nuevo Nuncio Apostólico en Marruecos a monseñor Antonio Sozzo, quien en los últimos cinco años ha desempeñado ese puesto en nuestro país.
El anuncio de su nombramiento se hizo por medio del periódico L’Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano, este jueves.
La Santa Sede designará a un nuevo representante diplomático para Costa Rica en las próximas semanas.
Monseñor Sozzo comenzó funciones en Costa Rica a partir del 23 de mayo de 1998.
Anteriormente desempeñó el mismo cargo en Argelia y Túnez.
La Nación intentó comunicarse con Sozzo, pero su secretario, el sacerdote Eugenio Jimenéz, informó de que era imposible debido a las múltiples ocupaciones que tenía ayer.
El arzobispo emérito de San José, monseñor Román Arrieta –quien compartió los últimos años de su Arzobispado con Sozzo– mencionó que siempre encontró en él a un representante de la Santa Sede dispuesto a ayudar en toda forma posible.
“Imploro muchas bendiciones de Dios para él en su próximo servicio”, agregó Arrieta.
El Nuncio Apostólico de Marruecos, monseñor Domenico De dall Incarico Luca, presentó su renuncia ante el Pontífice tras cumplir la edad límite de 75 años que estipula el Código de Derecho Canónico.
Un nuevo Nuncio
En algunas semanas Costa Rica contará con un nuevo representante diplomático del Vaticano.
Este puesto es una especie de canal de comunicación entre la Santa Sede, los fieles y la jerarquía eclesiástica de cada país.
El Nuncio Apostólico también debe estar al servicio de cada una de las diócesis en una nación.
Es el medio de enlace más directo para la tramitación de nombramientos de obispos y para la creación de nuevas diócesis.
Antes de ser llamados al cargo de nuncios, los sacerdotes reciben una amplia formación en la Escuela de Diplomacia de la Santa Sede, en Roma.
Inicialmente se desempeñan como secretarios en alguna de las nunciaturas en el mundo.
Si bien se desconoce hasta cuándo Sozzo se mantendrá en Costa Rica, monseñor Arrieta aclaró que para designar a un nuevo representante el Vaticano toma en cuenta muchos aspectos propios de cada país.
Del nuestro, por ejemplo, el prelado destacó su condición religiosa, el que no tenga ejército y el número de vocaciones sacerdotales y religiosas.