La vejez se nos vino encima.
Hasta los años 50, las arrugas eran ajenas al diario vivir del tico, pues el que más vivía no superaba en promedio los 57 años.
Medio siglo después, hemos llegado a conocer muy de cerca las canas. Costa Rica alcanzó una expectativa promedio de vida de 78 años (75,6 los hombres y 80,5 las mujeres).
El estudio Población adulta mayor en Costa Rica. Principales características socioeconómicas y su impacto en los servicios de salud, elaborado por Elizabeth Solano, refleja que para el 2050 los costarricenses podrán alcanzar los 79,5 años (77 años los hombres y ellas, 82 años).
Para aquel año, y de acuerdo con proyecciones realizadas por el demógrafo Luis Rosero Bixby, del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA), el país tendrá 1,6 millones de adultos mayores. (Vea recuadro)
La cifra podría llegar a los 2 millones si tomamos en cuenta a los extranjeros.
De allí que surge la pregunta de si Costa Rica está preparada para enfrentar ese panorama, qué se está haciendo y cuánto falta por caminar.
Haciendo camino
"Yo decidí no ser carga para nadie. Yo no quiero incomodar a ninguna de mis hijas. Aquí estoy bien, me tratan bien y puedo trabajar en el jardín", dijo José Antonio Acuña Sánchez, de 85 años, quien voluntariamente reside en el Hogar de Ancianos Ofelia Carvajal de Naranjo, de Desamparados, San José.
"Antonios" como este, con deseos de hacer su propia vida cuando el cabello llega a blanco, son muy pocos y para atender al resto, el Estado y la sociedad deben prepararse . (Vea nota aparte) .
Todos los quinceañeros que hoy bailan el rock es muy probable que no se den cuenta que en 40 ó 50 años tendrán que cambiar a un ritmo más lento.
Por el momento, hay que danzar con un bolero de preocupaciones:
* En 50 años se quintuplicará la población de ancianos y el actual hospital geriátrico ya está saturado.
* ¿Habrá colapsado para esa fecha el sistema de pensiones? Porque serán menos los trabajadores que cotizarán para mantener a un mayor número de adultos mayores.
* ¿Dónde ir a divertirse sin verse frenado por limitaciones físicas?
En este momento, varias instituciones estatales y privadas han iniciado un proceso de preparación hacia la última etapa de la vida.
La Oficina de la primera dama, Lorena Clare, ya arrancó y está impulsando, junto con el Ministerio de Educación, el programa "Puente generacional".
Este pretende inculcar en la niñez el valor del anciano dentro de la familia y la sociedad.
Alejandra Muñoz, de la Asociación Gerontológica Costarricense (Ageco), considera urgente continuar con ese plan, que se dejó desde el curso lectivo pasado. "Esto tiene que ser un proceso continuo de educación hacia la vejez", precisó.
Otro avance fue la aprobación de la Ley integral para la persona adulta mayor. Esta, aprobada en octubre anterior, impide discriminar por razones de edad a una persona que pretenda un trabajo, obliga a las universidades públicas dar acceso a las carreras a los mayores de 65 años y les otorga descuentos y servicios gratuitos en el transporte público.
Además, el 0,5 por ciento de los recursos que el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf) gira para programas de vivienda deben destinarse a remodelación y adecuación de casas para ese grupo poblacional.
"Es la primera vez que se crea conciencia sobre el tema, que se toma en serio. Ahora lo que sigue es crear el reglamento para aplicarla, y en eso trabajamos", dijo el director del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología Raúl Blanco Cervantes, Francisco Morales.
No menos importante ha sido la creación de la Tarjeta de Oro, que permite a los mayores de 65 años obtener descuentos en el comercio y mejor atención en los centros de salud.
La creación del Régimen no Contributivo también constituye otro paso hacia la atención de ese segmento de población.
"Por lo menos con los ¢10.000 que me dan me ayudo a pagar el hogar y mis hijas también me ayudan... no se siente uno tan arrimado", recalcó don Antonio, beneficiario de aquel sistema.
El Ministerio de Justicia también ha hecho lo propio al crear el Centro de Atención Institucional del Adulto Mayor, que funciona con su propia sede, en San Rafael de Alajuela, desde agosto de 1999.
"Es otra cosa. Yo estuve en la Peni (antigua Penitenciaría Central de San José) y esto es otro mundo, es un verdadero centro para personas mayores. No hay droga, ni pleitos", dijo Gilbert Lázaro, a quien le restan cinco meses para recuperar su libertad.
En este nuevo módulo para presos de la tercera edad se les tiene, aparte de alimentación y camas individuales, un control médico estricto y dietas especiales.