En la ruta 34, entre los poblados de Marítima y Savegre, un oso hormiguero ( Myrmecophaga tridactyla ) fue atropellado.
Ese es apenas un reporte ocurrido en setiembre, pero los atropellos de fauna silvestre se dan todo el año e incluyen especies de anfibios como ranas y sapos, reptiles como garrobos y serpientes, así como mamíferos como zorros pelones, manigordos y hasta una danta en el cerro de la Muerte.
“Un animal no cruza porque le guste más ese sitio, sino porque tiene necesidades de alimentación, reproducción o desplazamiento”, dijo Ángel Guevara, jefe de la Oficina de Cañas del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
Los atropellos de animales silvestres ocurren en un país de dos realidades: una, que apostó por revertir la tasa de reforestación y tener más del 50% del territorio nacional cubierto de árboles, y otra, que necesita una infraestructura vial para desarrollarse.
Fronteras. Guanacaste ejemplifica ese enfrentamiento de realidades. Por 40 años, la vegetación ha conectado la cordillera de Guanacaste con los humedales del Tempisque.
“Se incrementó la cobertura forestal en este tiempo. Antes era muy difícil ver pasos de saínos, pero ahora verlos implica felinos, y esto indica que la calidad del ambiente mejoró gracias a la conectividad”, expresó Guevara.
Esos parches de bosque, incluso los que están en las fincas, se convirtieron en corredores biológicos que permiten el desplazamiento de animales, con beneficios como dispersión de semillas, control de presas y diversidad genética en procura de la biodiversidad.
Al recuperarse esas poblaciones de animales, estos empezaron a desplazarse hasta encontrarse con un peligro: las carreteras, y con estas vinieron los atropellos.
“El desarrollo es importante, pero pueden haber medidas de mitigación”, dijo Guevara, quien agregó:
“¿Cuál sería la solución? Tratar de naturalizar la infraestructura vial con pasos de fauna (puentes colgantes y túneles, por ejemplo), y restaurar sitios que han sido devastados porque el animal tenderá a pasar por donde le sea natural”.
Ya existen esfuerzos por conciliar esas dos realidades. La Costanera Sur y Tempisque poseen pasos de fauna, así como la Interamericana Norte, en el tramo que va desde Cañas hasta Liberia.
Manual. Aunque existen esfuerzos, la legislación que compete a la construcción de carreteras no incluye a la vida silvestre.
“No existe una política nacional sobre el tema. Existen muchos pasos de fauna solamente porque las personas que diseñaron las carreteras los incluyeron”, dijo Lisbeth Navarro, regente ambiental de FCC, empresa a cargo de la ampliación a cuatro carriles de la Interamericana Norte (Cañas-Liberia).
A pesar de eso, y según Guevara, el Sinac podría asesorar al Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) cuando haya planes de nuevas carreteras.
“Hay un vacío, pero esto no significa que falte el conocimiento para aplicar las acciones. Lo que ha habido es poca integración de actores”, opinó Guevara.
Asimismo, una comisión –integrada por 15 instituciones, universidades y organizaciones– trabaja en una propuesta para mitigar los atropellos en carreteras.
“En la comisión, nuestro objetivo es incidir para que, en el manual de construcción de carreteras del MOPT y del Conavi, se incluya un capítulo de ecología de caminos donde se considere el impacto sobre la fauna”, declaró Esther Pomareda, del centro de rescate Las Pumas y miembro de la comisión.
Otra recomendación es realizar estudios previos para definir la cantidad y el diseño de pasos de fauna, así como monitoreos posteriores para evaluar su efectividad.
Para Daniela Araya, de la organización Panthera, es importante que esa información sobre los pasos de fauna trascienda a los conductores mediante la rotulación.
“Asimismo, el trabajo con comunidades es clave para que cuiden los puentes colgantes y los túneles. Cuando se ha tomado la conciencia sobre la necesidad de preservar la vida silvestre, la gente empieza a ser vigilante”, destacó William Campos, encargado de Vida Silvestre del Área de Conservación Guanacaste (ACG).
Las municipalidades también puedan dar su aporte y exigir en sus planes reguladores el respeto a los pasos de animales, así como fomentar la restauración de sitios para contar con cobertura vegetal que guíe a los animales hacia los cruces establecidos.