La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) continúa en deuda con el nuevo Hospital San Rafael de Alajuela, el más moderno de los 29 públicos en el país.
Le debe más de la mitad de las 700 plazas prometidas hace casi cinco años, cuando se hizo el traslado del viejo al nuevo hospital.
Las consecuencias: tres de los ocho quirófanos no se están utilizando; 3.000 personas deben esperar más de ocho meses y hasta casi dos años por una cirugía; 900 más están en lista de espera en oftalmología por falta de especialista, y cerca de 3.000 deben aguardas más de un año para hacerse un ultrasonido.
La Caja también le quedó debiendo a los alajuelenses una lavandería hospitalaria pues en el diseño de la obra no se incluyó este servicio. Como resultado, solo en Semana Santa 12.000 kilos de ropa sucia se quedaron sin lavar.
El hospital aún utiliza la vieja maquinaria para lavar los 5.500 kilos de ropa que, en promedio, se ensucian cada día.
De las tres lavadoras que tienen, solo una sirve. Son equipos con 27 años o más de uso.
Expectativas. Inaugurado hace casi cinco años, este hospital se trajo consigo los déficits arrastrados durante décadas de trabajar en un viejo edificio: falta de personal, equipos dañados y falta de espacio para ubicar servicios clave, como la lavandería y la bodega.
Un lindo edificio de $40 millones –una de las obras de la desaparecida y cuestionada gerencia de modernización–, pero con salones vacíos y camas desocupadas porque no hay suficiente personal para ponerlas a funcionar.
La Caja prometió casi 700 plazas nuevas para que el hospital funcionara en toda su capacidad. Hasta ahora, sin embargo, no ha dado ni la mitad.
Según el director médico del hospital, Francisco Pérez Gutiérrez, el centro trabaja apenas a un 60% de la capacidad que se supone debería tener.
El servicio de nutrición, origen del conflicto con el consorcio español que construyó y equipó el hospital, sigue dando problemas.
En nutrición, la Caja tendrá que invertir $500.000 en equipos nuevos para sustituir marmitas, freidoras y lavadoras de platos que nunca sirvieron.
De acuerdo con lo dicho por Pérez, aunque el consorcio español garantizó que en el país había repuestos para esos equipos, esta garantía nunca se cumplió.
Las autoclaves –que son aparatos utilizados para esterilizar equipos médicos– han continuado fallando y provocan la suspensión continua de cirugías previstas.
Oportunidad. Por eso, la decisión de la Gerencia médica de enviar a un equipo de especialistas a apoyar la gestión del hospital es bien vista no solo por la dirección médica, sino también por la junta de salud y por los empleados del San Rafael.
Pérez la considera una oportunidad para que la Caja venga y vea cómo está el hospital, y resuelva los vacíos que quedaron desde que, hace casi cinco años, la institución y el gobierno de turno prometieron un mejor centro médico para 630.000 alajuelenses.
La gerente médica de la Caja, Rosa Climent Martín, negó que el hospital de Alajuela esté subutilizado, y dijo que se trabaja en un plan para dotarlo de personal y recursos paulatinamente.