La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ofreció traer insumos médicos de proveedores externos en los tres vuelos chárter contratados, en abril pasado, exclusivamente para trasladar una donación del Gobierno de China.
Desde la Gerencia de Logística así se le planteó, al menos, a un contratista de mascarillas KN-95 y a una de las empresas de transporte de carga que presentó una oferta para realizar ese viaje aéreo desde la ciudad costera de Shanghái hasta el aeropuerto Juan Santamaría, en Alajuela.
Se trata de la firma Bioplus Care, la cual había obtenido —a finales de marzo— un contrato para proveer a la CCSS de 300.000 mascarillas KN-95 y del operador logístico RexCargo, que a último minuto retiró su propuesta para proveer el chárter ante disconformidades en el desarrollo del concurso.
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Eso ocurrió a pesar de que los vuelos se contrataron a la empresa DHL únicamente, y de manera excepcional, para traer los equipos de protección para el personal de salud, como guantes y mascarillas, donados por el gobierno de Xi Jinping ante la emergencia ocasionada por la pandemia de la covid-19.
Así lo dejó claro la Contraloría General de la República (CGR), el 9 de abril, día en que emitió el oficio N.° DCA-1263 para autorizar a la Caja a realizar esa contratación e incluso, enlistó los productos y cantidades que, únicamente, se debían traer desde China.
Intercambio de correos con Hans Vindas
En el caso de Bioplus Care, su representante legal, Stephanie Waserstein, fue quien relató que Hans Vindas Céspedes, asesor de la Gerencia de Logística de la CCSS ahora suspendido con goce de salario por presuntas irregulares en compras de emergencia, les había ofrecido un espacio en los chárter para traer el encargo de las 300.000 mascarillas KN-95.
Waserstein detalló el ofrecimiento en un documento de 42 páginas enviado al Área de Almacenamiento y Distribución de la CCSS, como descargo para justificar un atraso de 12 días en la entrega de esos tapabocas y que forma parte del expediente de esa contratación (N.° 2020CD-000047-5101), de la cual este medio tiene copia.
En ese relato de los hechos, la representante legal de Bioplus Care adjuntó una cadena de 23 correos electrónicos entre Loriana Arrieta, gerenta de Desarrollo de Negocios de la compañía, y varios funcionarios de la Caja, los cuales Waserstein aseguró que habían sido certificados por notario público.
El intercambio de mensajes comenzó el 8 de abril, un día antes de que la Contraloría avalara la contratación y concluyó seis días después, el 14 de abril, un día antes de que se le adjudicara los chárter a DHL.
En la cadena de correos se puede leer como Hans Vindas le confirmó a Loriana Arrieta, ese miércoles 8 de abril, a las 2:43 p. m., que tenían asegurado un espacio en uno de esos vuelos.
“Buenas tardes, les informo que pueden contar con el espacio, solo aclaramos que los costos proporcionales por el espacio utilizado deberán ser costeados por su representada”, dice textualmente el correo enviado por Vindas, quien además fue el encargado de elaborar los requisitos para la contratación del servicio aéreo y de realizar la posterior evaluación de las ofertas recibidas.
Según Waserstein, ese mismo día, antes de esa confirmación por escrito, Vindas llamó por teléfono “de oficio y sin que mediara solicitud previa” a una funcionaria del Departamento de Ventas Institucionales de la empresa para ofrecerles “el vuelo chárter que contrataría la CCSS para traer varios productos que le habían sido donados y que provenían de Asía”.
Posteriormente, Loriana Arrieta responde a las 2:33 p .m. agradeciendo la ayuda y pidiendo detalles sobre los costos de ese espacio en el avión, ante lo cual Vindas responde 11 minutos después: “Señoritas, ¿cómo están? ¿Me podrían dar el contacto en China para poder hacer la coordinación del chárter?”.
De seguido, Arrieta le informa, a las 3:55 p. m., que en la noche le dará la información solicitada y a las 4:18 p. m. Vindas le responde: “Gracias, quedamos a la espera” y copia a su superior Luis Fernando Porras, el gerente de Logística, quien desde agosto está suspendido de su cargo por aparentes irregularidades en la contratación de millones de mascarillas, cuestionamientos que fueron dados a conocer por este medio.
Porras aparece copiado en otros nueve correos donde se dan detalles, entre otras cosas, del contacto de Bioplus Care en Shanghái y de las dimensiones de la carga. Al mismo tiempo, se incluyó en la cadena de mensajes a Miguel Salas, director a. i. de Aprovisionamiento de Bienes y Servicios, y quien fue trasladado a un cargo administrativo también por las supuestas anomalías.
Es Salas quien justamente le informa Arrieta que ese vuelo no se puede utilizar para traer las 300.000 mascarillas KN-95 y más bien le pide que detalle cuándo ese insumo médico estará siendo entregado.
“Estimada Loriana Arrieta. Les debo comunicar que el permiso de la Contraloría para la contratación del vuelo chárter de la CCSS es exclusivamente para el traslado de la donación”, consignó Salas el lunes 13 de abril a las 2:52 p. m.
Ese mismo día, pero a las 5:52 p. m., Arrieta insiste en que a ellos les ofrecieron el viaje chárter y Salas le responde un día después, en horas de la mañana: “(...) No entiendo cómo algunos compañeros de nuestra gerencia pueden suponer que se puede cambiar la autorización de la Contraloría”.
Además, le pidió a la gerente de Desarrollo de Negocios de Bioplus Care que le indicara quién le había ofrecido el espacio en el chárter ante lo que ella respondió el 14 de abril: “(…) Este tema fue discutido con Hans Vindas”.
Ese fue el último mensaje que aparece adjunto en el expediente.
La Nación intentó conocer más detalles sobre esas comunicaciones con Hans Vindas y le envió un cuestionario a Stephanie Waserstein, por medio de su agencia de comunicación. Sin embargo, ella solo mandó una declaración general que no aportaba más detalles de los que aparecían en el expediente.
Bioplus Care junto con la firma MR Comunicaciones Políticas son las dos empresas que lograron venderle a la CCSS 870.000 mascarillas KN-95 para proteger al personal de hospitales contra el contagio de covid-19, pese a que en sus empaques se advierte que no son de uso médico (“non-medical”).
A pesar de no cumplir con las especificaciones técnicas, los artículos ingresaron a los almacenes de la Caja, recibieron el visto bueno de los funcionarios a cargo de la revisión y se cancelaron facturas por un total de $2,4 millones (¢1.533 millones, aproximadamente).
Lista de proveedores
En el caso de RexCargo, fue su CEO, Álvaro Alpízar, quien reconoció que antes de que el vuelo se le adjudicara a DHL, él estuvo en conversaciones con personeros de la Gerencia de Logística sobre las dimensiones de la mercadería que se tenía que traer y que, en ese intercambio de mensajes, le enviaron una lista de proveedores que también traerían insumos médicos en ese vuelo.
“Se nos dio una lista de proveedores con quienes debíamos coordinar el despacho además de lo donado por el Gobierno de China”, consignó escuetamente Alpízar en un correo electrónico, sin dar más detalles de quién fue la persona que le remitió esa lista.
Solo explicó que su empresa se retiró del concurso porque consideró que había mucho desorden y no le pareció correcto que le aceptaran a DHL una oferta de manera extemporánea.
“(…) Nos enteramos de que se improvisó un proceso de licitación rápida para la compra directa para el que una vez vencido el plazo, todavía se aceptaban propuestas de diversos oferentes. Estas son operaciones caras, muy complejas y mucho más si se trata de vidas humanas. Cuando ‘el cliente’ no tiene claridad de qué es lo que quiere o se percibe falta de seriedad y/o desorden, lo correcto es retirarse antes de perder más de lo ya invertido y/o comprometer la reputación de la empresa con un mal servicio o una solución ‘improvisada’”, agregó Alpízar.
No obstante, La Nación tuvo acceso a un correo enviado por Luis Fernando Porras a una de las seis compañías que presentaron una oferta para realizar el vuelo. En ese mensaje, Porras adjuntó una tabla donde, en efecto, consta que se valoró traer en esos chárter otros tres cargamentos posibles.
Uno a nombre de Bioplus Care para traer 315.000 mascarillas KN-95, otro de Grupo Sire de 100.000 gafas de protección y un tercero del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para 40.000 cubrebocas quirúrgicos.
En la tabla aparecen las dimensiones de los cargamentos, el tipo de empaje y peso, entre otros detalles.
Esa información coincide con lo adjuntado en el expediente de ejecución de esa contratación (N.°2020CD-000071-5101), donde consta que se le trajeron los 40.000 tapabocas al MAG y también está en sintonía con la cadena de correos electrónicos que facilitó Bioplus Care.
Este martes, la Auditoría Interna de la CCSS remitió esta contratación al Ministerio Público luego de una serie de cuestionamientos planteados por La Nación que le permitieron a ese órgano de fiscalización descubrir aparentes irregularidades en la contratación de esos tres vuelos chárter por $1,2 millones.
Estos hallazgos y otros alcanzados tras recibir una alerta anónima, motivaron la presentación de dos denuncias penales por presuntas anomalías, confirmó Ólger Sánchez Carrillo, director de la Auditoría Interna, quien, el 6 de mayo, había emitido un informe en el que descartaba cualquier hecho anómalo.
La Nación intentó hablar con Hans Vindas pero no atendió la llamada hecha a su teléfono celular, ni respondió el mensaje remitido por WhatsApp.
Tampoco se pudo obtener una reacción Luis Fernando Porras, a quien también se llamó y se le envió un mensaje.
De igual forma, se intentó contactar a DHL, pero al cierre de esta edición no se obtuvo respuesta a las preguntas enviadas por correo electrónico.
Su agencia de comunicación informó de que era muy probable que este martes no se obtuviera una respuesta, pues los voceros estaban en Miami, Estados Unidos.