¿Frente? Ancha, ¿Nariz? Corta, ¿Ojos? Pardos, ¿Cicatrices? Ninguna, ¿Apariencia? Fuerte, ¿Estatura? 1, 68 metros.
Estas fueron algunas de las preguntas que contestó el ciudadano Mario Emilio Oconitrillo, en 1937, cuando fue a sacar su cédula al Departamento Cedular de Tributación Directa.
En ese año, la cédula era una libreta amarilla que, además de esos datos, contenía información del domicilio, si votó en las elecciones, profesión y nombre de los padres. Toda esa información era anotada a mano con pluma fuente o lápiz de grafito.
Este documento dista mucho de la nueva cédula que anunció esta semana el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), la cual será, a partir de setiembre, una tarjeta de policarbonato en donde los datos del ciudadano se “anotarán” con la técnica del grabado láser.
Luis Bolaños, director del Registro Civil, dijo que este sistema de impresión hace a la cédula más segura y durable.
“La anterior cédula tenía una vigencia de 10 años, pero no los duraba, se dañaba mucho. Por año, de las 650.000 cédulas que el TSE entrega, 65.000 son por reposición debido al deterioro”, contó Bolaños.
El TSE indicó que la nueva se dobla y no se rompe, por más que se raspe, la información no se borra. Sin embargo, recupera una característica de antaño: incluye la información de los progenitores.
“Este material hace el documento inalterable y casi indestructible en su manipulación”, añadió Bolaños.
Para llegar a este formato, el documento ha pasado por una serie de transformaciones desde el año 1925 cuando se emitió en Costa Rica el primer documento de identidad.
Este tenía una única función: identificar a la persona para emitir el voto.
“En la ley de 1925, solo los varones podían votar , por eso, solo ellos podían tener cédula. Pero no se le daba a todos los hombres, sino, a los que cumplían los requisitos para votar, entre ellos, saber leer y escribir, tener cierto ingreso y poseer cierta cantidad de tierras ”, contó Rocío Montero, del Departamento de Documentación TSE.
Esa legislación también marginaba de tener cédula a “los locos, imbéciles o dementes aunque tengan lúcidos intervalos, y los sordo-mudos que no saben leer y escribir”.
El TSE no tiene en sus registros el formato de la cédula de 1925. La más antigua que poseen es la del año 1931.
Esta identificación en forma de libreta evolucionó, a partir de 1937, a un documento verde que excluía las características físicas e información de la votación.
Cambios. Las mujeres recibieron cédula a partir de 1949 cuando la Constitución de ese año las reconoce como ciudadanas, con derecho al voto.
La Carta Magna también creo el TSE, que dotaba a la cédula de identidad de una finalidad más amplia que la de votar.
Según registros del TSE, en 1960 se autorizó la cédula emplasticada que contenía menos datos que, pero conservaba el nombre de los padres, domicilio, el lugar de nacimiento y la profesión.
“Las fotos se cortaban con una gillotina y se pegaban a mano, una por una”, contó Montero.
La información de estos documentos se llenaba con máquina de escribir.
Hasta 1965 fue que el TSE y el Registro Civil determinaron que era obligatoria la presentación de la cédula de identidad para cualquier trámite.
En 1998 se dio un cambio sustancial en el formato del documento, con el uso de la computadora, que aumentaba su seguridad e inviolabilidad. Este formato prevalece hasta la actualidad.
En esta cédula se excluyó el nombre de los padres. Se confeccionó en plástico y contiene una segunda fotografía más pequeña y disminuida en su intensidad. Además, en el reverso posee un código de barras bidimensional que contiene el número de cédula, el código de dos huellas digitales y otros datos relevantes.
La intención de que la nueva cédula que anunció el TSE tenga el nombre de los padres se debe a que esto facilita la identificación
Según Luis Bolaños, se estudia la posibilidad de que la identificación evolucione aún más con la incorporación de un chip que guarde más información y la haga mucho más segura.