Para Mauricio Barquero, vecino de Curridabat, fue una “salvada” que construyeran una ciclovía en el centro de San José.
Él ya no tiene que pasar con su bicicleta por entre los carros, para llegar desde su trabajo, en La Sabana, hasta su casa.
“Uno atraviesa desde el Hospital San Juan de Dios hasta la Corte (Suprema de Justicia) riquísimo; solo con cuidado de no levantarse a alguien”, contó Barquero.
Como este josefino, más ticos se aventuran a usar ciclovías. Los pedaleos se multiplican en San José, donde medirá 6 km al acabar su construcción; en Hatillo (1 km) y en Cartago (6 km).
En la capital, la ciclovía va desde La Sabana hasta la Universidad de Costa Rica (Montes de Oca), pero solo se ha finalizado el tramo que atraviesa el bulevar de la avenida cuatro, entre el parque de la Merced y los Tribunales de Justicia. Esta vía es muy utilizada los fines de semana, pero los demás días también es aprovechada por trabajadores y deportistas.
“Se ven cada vez más ciclistas, pero el problema es que los peatones se atraviesan. Algunos ciclistas llevan un pitillo en su recorrido para que la gente les despeje el paso”, dijo Ramón Arauz, quien labora en un comercio del bulevar.
La alcaldesa de San José, Sandra García, dijo que el uso de la zona exclusiva para bicicletas “ha crecido considerablemente”.
“Aún falta construir los otros dos tramos y la demarcación horizontal y vertical del tramo que ya está finalizado. Tenemos muchas actividades los fines de semana y los jueves en la noche hay grupos organizados que la usan”, explicó García.
Ejercicio. En la ciclovía que se construyó hace seis años en Hatillo 8, se ve una que otra bicicleta, pero aún la gente no la frecuenta. Mario Boniche, de 62 años, utiliza a diario ese carril para ejercitarse, pero afirmó que la ruta se utiliza más como acera.
“El problema es que la distancia que tiene es muy pequeña y por la cercanía a la pista, es muy peligroso usarla”, dijo Boniche.
Para Roberto Guzmán, director de Chepecletas, el problema de esta ciclovía es que apenas mide un kilómetro y no conecta ningún punto.
“La de Hatillo no es funcional. La de San José se usa, pero no mucho, puede ser porque no se ha terminado. Es un proceso que va a tomar tiempo. La de Cartago es la que está mejor de las tres. Es muy funcional porque le da la vuelta a la ciudad, se ve mucha gente usándola”, dijo Guzmán.
En efecto, en la vía para bicicletas de Cartago, que se inauguró en el 2013, se ve mucha gente: deportistas, trabajadores, estudiantes y hasta atletas.
Alex Rojas, estudiante del Colegio Universitario de Cartago, la usa todos los días para llegar a su centro de estudios.
Osvaldo Granados, de Oreamuno de Cartago, aprovecha esta ciclovía para hacer ejercicio. “La mayoría de los que la usamos somos hombres. Los domingos viene mucha gente, pero aún la gente se tiene que acostumbrar”.