Las hernias abdominales son protuberancias que se forman en diferentes puntos de la pared abdominal. Ese bulto que se produce puede ser doloroso, especialmente al toser, inclinarse o levantar algún objeto pesado. Sin embargo, muchas hernias no causan dolor, especialmente en sus etapas iniciales.
Estas hernias ocurren cuando una porción de tejido, como una parte del intestino o grasa, empuja hacia afuera a través de un lugar debilitado en los músculos abdominales.
Lo primero para saber si se tiene una hernia y ver cuál puede ser el impacto en la salud es detectar esta protuberancia y examinarla, es decir, tocarla y verla con detenimiento. Hay otros tipos de “bultos” que pueden aparecer por otros motivos y luego desaparecer, pero si no es así, conviene consultar al médico, de preferencia, con un cirujano general. Si fuera necesario un tratamiento más especializado, el profesional lo referirá.
Para conocer sobre los diferentes tipos de hernias y su gravedad se conversó con Olga Vega Sánchez, cirujana general y especialista en hernias abdominales. Ella lleva décadas tratando y operando estos padecimientos, y según comentó, el 95% de su trabajo consiste en estas cirugías.
De acuerdo con la médica, las hernias pueden compararse con una llanta o neumático cuando se le hace una “tetilla”: “La bombita que se hace es el saco de la hernia. El orificio que se hace en el neumático, este anillo, es el defecto o el diámetro de la hernia”.
Los diferentes tipos de hernias abdominales
Las hernias pueden darse en cualquier parte de la pared abdominal. Dependiendo de dónde estén así será el nombre que lleven.
Por ejemplo, las hernias inguinales aparecen en los pliegues de las ingles. Las umbilicales se desarrollan en el ombligo, mientras que las femorales, en los alrededores del fémur, donde la arteria y vena femoral entran en la pierna. Estas últimas son un subtipo de hernia inguinal.
También están las hernias epigástricas, que se forman en la pared del estómago por encima del ombligo. Estas son menos frecuentes.
Lo más común, explicó Vega, es que las hernias se formen en orificios naturales. El ombligo es uno, los pliegues inguinales también. En estos dos sitios se forman la gran mayoría de las hernias.
“Estas zonas podríamos decir que son defectos débiles anatómicos de la pared. Por ejemplo, si aumentamos de peso aumentamos la presión sobre el orificio umbilical. La obesidad o el embarazo son factores de riesgo para hernias umbilicales", manifestó.
La especialista indicó que es usual preguntarse por qué hay personas que luego de aumentar mucho de peso o de embarazos de más de un bebé no presentan hernias y por qué otras sí. Según dijo, hay factores predisponentes que ya hacen a algunos individuos más propensos que a otros. Uno de ellos es la genética.
“Podemos heredar tejidos buenos, de buena calidad, o podemos heredar tejidos malos. Hay personas con otras condiciones que pueden ser más propensas a hernias”, resumió.
En el caso de las ingles hay tres tipos de hernias: las directas, las indirectas y, como se vio anteriormente, las femorales.
Las directas se abultan hacia adelante y están más asociadas al esfuerzo físico, como levantar mucho peso. En este caso, también sucede que hay personas que por genética o situaciones metabólicas o de composición del cuerpo son más vulnerables que otras que incluso levantan más peso de forma frecuente.
Las indirectas, por su parte, son las que se van para “el pico” del defecto, más hacia el lado. En los hombres es común verlas cerca del escroto. Normalmente tienen un trasfondo congénito, debido a un conducto que no cerró en su desarrollo fetal.
Las hernias inguinales son más frecuentes en los hombres. El conducto del canal inguinal es más grande en el hombre y esto predispone más a los varones.
Hernias incisionales
Hay otro tipo de hernias en la pared del abdomen que surgen como consecuencia de una cirugía o una herida. Se les denomina hernias incisionales.
“Una cirugía ya me altera la anatomía de mi pared abdominal, no vuelve al 100%. Es como si yo tuviera que reparar un jeans, ya no va a ser igual de fuerte en la zona del remiendo. Y si le pongo presión puede ser que se me vuelva a abrir el lugar del remiendo", apuntó.
Hay varios factores que inciden en el desarrollo de una hernia incisional. Por ejemplo, si la cirugía se hizo de emergencia, el riesgo es mayor. También puede suceder si hubo complicaciones durante el procedimiento o si hay infección en la herida.
Además, si la persona es obesa o tiene un estado nutricional deficiente las probabilidades son mayores.
¿Hay formas de prevenir una hernia?
Nadie puede cambiar las condiciones genéticas o hereditarias, pero sí hay algunas prácticas que pueden ayudar a contrarrestar el riesgo de la aparición de hernias.
- Mantener un peso adecuado. Las hernias son más frecuentes en las personas con sobrepeso y obesidad.
- Un buen consumo de proteínas. Las proteínas ayudan a la reparación y cicatrización.
- Cuide de no levantar mucho peso. Si lo hace como ejercicio, no se exceda, vaya de forma progresiva.
- Cuidado adecuado posterior a las cirugías.
- Si se infecta una herida quirúrgica acuda al médico.
¿Cuándo acudir a un médico?
Vega fue enfática en que ninguna hernia desaparece y todas requieren un procedimiento quirúrgico para tratarse. Eso sí, esto no quiere decir que todas deban intervenirse de urgencia.
Hay un mito muy común en la población, puntualizó la especialista, y es no darles importancia a las hernias pequeñas y creer que las grandes son de mayor preocupación.
“Curiosamente las hernias más pequeñas son las que más problemas dan. Si volvemos al ejemplo del neumático, de la tetilla y el orificio, este anillo más pequeño puede ‘estrangularme’ una porción del intestino u otro tejido. Si el anillo es grande, es más flexible, lo que entra, a como entra va a salir”, explicó.
Lo ideal es no esperar a tener dolor. Si hay dolor es porque la hernia está complicándose. Vega destacó que es necesario un chequeo médico en el momento en que la persona detecte la hernia, con el fin de determina cuán urgente es la cirugía y para cuándo podría programarse.
Estas son las alertas que indican cuándo acudir pronto al médico:
- Si hay dolor.
- Si usted se toca la protuberancia y está dura y no se contrae al tocarla.
- Si la hernia no se contrae cuando la persona se acuesta.
- Si una herida quirúrgica no sana o se infecta.
- Si es mujer, las hernias son menos comunes en las mujeres, pero las complicaciones son más frecuentes en ellas.
Vega indicó que cualquier cirujano general puede valorar la hernia de un paciente. Hay pocos especialistas en hernias que se dedican principal o exclusivamente a eso.
Lo importante es no esperar para esa primera revisión médica. Una consulta a tiempo podría evitar una cirugía más compleja o de emergencia, cuya recuperación será más lenta.
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