Cartago . En menos de un minuto se leyó ayer, a las 2:05 p. m. el futuro de los tres miembros de los Hogares Magdala, condenados a un total de 28 años de prisión por violaciones y abusos deshonestos en perjuicio de discapacitados.
El Tribunal Superior de Cartago sentenció a Rafael Hidalgo Chinchilla -conocido como hermano Anselmo- a 12 años de cárcel, a Jesús Pérez Calvo -hermano Alfonso- a diez años de prisión, y a Hugo Alberto Coto Cerdas -Hermano Juan de la Cruz- a seis años.
Los tres son miembros de la Asociación de Nuestra Señora de Desamparados, organización responsable de los Hogares Magdala, dedicadas a la atención de ancianos y jóvenes con discapacidad.
De acuerdo con las investigaciones, ellos se aprovecharon de la condición de retraso mental de tres muchachos de apellidos Silva, Astúa y Morera, para agredirlos sexualmente en la institución, ubicada en Paraíso.
Fue por estos hechos que la fiscal Graciela Blanco solicitó en sus conclusiones un total de 38 años -10 más de lo decidido por los jueces-, basada principalmente en el testimonio de dos maestras y un psicólogo a quienes los afectados confiaron los abusos, así como en los propios relatos de las víctimas.
Reacciones contrastadas
Como durante la mayor parte de las audiencias, los imputados mantuvieron las manos cruzadas y las cabezas bajas al escuchar el fallo, posteriormente salieron sin pronunciar palabra, acompañados por sus familiares.
Por el contrario, estos últimos hicieron manifiesto su descontento por la sentencia.
"Esto es un montaje. Lo único que han hecho es dedicar su vida en ayuda a los necesitados", expresó Gerardo Hidalgo, hermano de uno de los condenados.
Mientras tanto, otros de los presentes gritaban en contra de las representantes del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) a las que responsabilizaron de haber llevado a los tres religiosos a los tribunales.
Anabelle Hernández, miembro del consejo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) -una de las entidades que brindaba apoyo a los Hogares Magdala- resaltó que con este fallo se dignificó a la persona discapacitada, al tiempo que sirve como un llamado a la Iglesia Católica para fiscalizar a las personas que se dicen religiosas.
"Los molinos de Dios muelen lento pero no olvidan", concluyó la funcionaria.
El fallo, adelantaron los familiares, será llevado a casación luego de que sea leída la sentencia integral, el lunes 2 de febrero.