La revista National Geographic escogió El Camino de Costa Rica, una innovadora ruta de senderismo que cruza el país, como uno de los 25 viajes “increíbles” recomendados para el año 2022.
En su publicación realizada el 18 de noviembre, la revista colocó este destino turístico costarricense como uno de los lugares ideales para practicar aventuras, destacando la exuberante riqueza natural de la que goza el país, el cual puede ser atravesado de costa a costa por esta ruta.
El Camino de Costa Rica es la ruta que permite recorrer el suelo tico desde el océano Atlántico hasta el Pacífico a través de las imponentes montañas y cordilleras, atravesando ríos, áreas naturales protegidas, pueblos escondidos en los rincones más recónditos del país y el territorio indígena Cabécar.
Esta ruta de senderismo, que lucha por competir con reconocidos parajes como el famoso camino de Santiago de Compostela, en Europa, cuenta con un trayecto de 280 kilómetros compuestos por 16 etapas, las cuales pueden recorrerse en un solo viaje o bien completando etapa por etapa.
Según reseña la publicación de National Geographic, este camino fue diseñado para impulsar la actividad económica en los distritos rurales, ayudando a familias locales, mujeres jefas de hogar, organizaciones sin fines de lucro y una red de microempresarios, como los productores de miel, la finca orgánica El Casquillo, y el micro-molino de café sostenible La Cabaña.
Se trata de una caminata llena de aventura, naturaleza y exóticos paisajes, que cada día permite apreciar los bellos amaneceres y las coloridas puestas de sol. Un trayecto que requiere constancia, disciplina y en algunas ocasiones un esfuerzo físico extra.
Esta iniciativa ha creado toda una red de turismo rural, que entre los vecinos de las comunidades que componen la ruta permite dar alojamiento, comida, recorridos y otras comodidades a los excursionistas que se aventuran a cruzar este trayecto.
El Camino de Costa Rica es un proyecto creado por la organización sin fines de lucro Mar a Mar, la cual por medio de donaciones, y alianzas público-privadas poco a poco ha puesto en marcha la iniciativa, dando capacitaciones en las comunidades para emprender e involucrarlos con el proyecto.
Conchita Espino, directora ejecutiva de esta ONG y fundadora del proyecto, aseguró estar muy emocionada con la selección realizada por la National Geographic, pues la publicación de este jueves tomó por sorpresa a los integrantes de la iniciativa, ya que no tenían idea de que la reconocida revista los tenía en la mira.
La publicación ya ha dado la vuelta al mundo y medios internacionales como la CNN, o el diario ABC, han replicado la lista de destinos recomendados para el año que se avecina.
Según comentó Espino, El Camino de Costa Rica inició hace 10 años, con el objetivo de que el país contara con una ruta que pudiera ser recorrida por senderistas de todas las edades y que principalmente, generara turismo para comunidades que necesitaban mejorar sus ingresos.
Paso a paso el proyecto fue tomando vida, y en el año 2016 se logró inscribir y abrir al público para que por medio de guías locales, que trabajan con operadoras turísticas de las comunidades, los senderistas lograran hacer la ruta.
“Se fue formalizando, desarrollamos una presentación más formal, que le empezamos hacer a los grupos, al gobierno, a las municipalidades y empezamos a trazar el camino, teníamos criterios de que fuera de beneficio para comunidades que lo necesitaran, por partes muy bellas en Costa Rica pero que fuera un camino que la mayoría de la gente lo pudiera hacer”, explicó su fundadora.
El recorrido: naturaleza y gentileza
Esta ruta inicia en el Mar Caribe, justo en la Reserva Forestal Pacuare en Matina, Limón, ubicada entre la desembocadura de los ríos Pacuare y Matina y atravesada por los canales de Tortuguero. Después de ahí se cruzan los territorios de los indígenas Cabécar, donde los locales enseñan sus tradiciones y cultura y posteriormente se llega a Pacayitas de Turrialba, Cartago.
En Turrialba se cruzan las comunidades de La Suiza, Pejibaye, luego el recorrido sigue hacia el Parque Nacional Tapantí y posteriormente se llega al pueblo de Palo Verde, en el Guarco de Cartago. De ese punto, la caminata continúa hacia Dota y posteriormente a Tarrazú, en San José.
El último trayecto va desde Tarrazú a Villa Nueva de Quepos, Puntarenas, donde los senderistas estarán próximos a terminar su ruta, en el malecón de Quepos.
Espino, quien hizo el recorrido con 70 años, se tomó 19 días para realizarlo a su ritmo y los describe como una maravillosa experiencia, asegura que además de los bellos paisajes y vistas que se aprecian en el camino, la amabilidad y gentileza de la gente de las comunidades es lo que más la llena.
“Cada etapa tiene algo extraordinario, algo que te fascina, yo empecé en el Pacifico, lo hice al revés, y cada día que iba subiendo yo me llenaba de una alegría, cada día era más bonito, por la mañana vas caminando y se ven todas las aves.
“Después la gente, en todo lugar te acogen con un cariño, con una dulzura, con unas ganas de enseñarte lo que es la vida de ellos, sus formas de pensar, sus valores, esa forma de compartir es tan especial, ni sabes cómo dar las gracias”, comentó Espino.
Las personas encargadas de llevar a los senderistas son guías especializados, los cuales ofrece tours para realizar el recorrido en un solo viaje que puede tardar 14 días y tiene un costo de alrededor de $1.500 por persona. Este precio incluye alimentación, guía, traslado de equipaje y alojamientos. Los guías también ofrecen tours por etapas, que pueden hacerse los fines de semana y el costo con alimentación y traslado ronda los ¢22.000.
Quienes optan por hacer el camino por etapas, se les otorga un comprobante por cada etapa que completen. Por ejemplo, si una personas recorrió la etapa 1 y 2 se le certifican, y así va completando el camino por trayectos, hasta llegar al final, en Quepos.
Comunidades unidas
Gabriela Saborío, presidenta de Mar a Mar, explicó que el desarrollo de este proyecto ha permitido el desarrollo de una red de apoyo local gracias a la creación de emprendimientos locales en las zonas rurales por donde pasa El Camino de Costa Rica.
Los guías que llevan a los turistas, los baqueanos que han ayudado, las amas de casa que han habilitado espacios para albergar turistas en sus viviendas o terrenos, mujeres jefas de hogar que gracias a la venta de comidas para los aventureros logran salir adelante, son parte de los casos que narró Saborío.
“La ilusión que les da ir montando negocitos, haciendo emprendimientos para atender a todos esos caminantes, realmente es un desarrollo increíble... la esperanza que les da, las pilas que se ponen las señoras que dejan el cuarto más lindo de la casa para atender turistas, montan tours”, explicó Saborío.
El proyecto que se abrió hace ya cinco años ha llevado a los vecinos a desarrollar su creatividad para mejorar su oferta, por lo que han creado diversos tours que los caminantes pueden tomar durante el trayecto; dentro de estos están tours de café, trapiches o paseos a cataratas.