El periodista, asesor y empresario vinícola Luis Carnevale Parisi, de 80 años, falleció este miércoles, confirmaron varios comunicadores y amigos.
Carnevale, quien era oriundo de Mendoza, Argentina, llegó a Costa Rica en el año 1974. Uno de sus primeros trabajos fue en la Escuela de Comunicación de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Eduardo Ulibarri Bilbao, exdirector de La Nación durante 25 años, manifestó que el legado de Carnevale fue fundamentalmente contribuir, desde la perspectiva de un periodista profesional, en un momento en que todavía la profesionalización del periodismo en Costa Rica apenas estaba en sus inicios.
"Él (Luis) tuvo particular influencia en impulsar el concepto de la diagramación. Creo que hablar de diseño en ese contexto todavía era excesivamente ambicioso, pero vio la diagramación como una forma de jerarquizar, de organizar la información y también de brindarle a la redacción, instrumentos más claros para definir cuál era la propuesta informativa de cada día", recordó Ulibarri.
Añadió que otro aspecto con el que Carnevale contribuyó mucho fue en la diversificación de la agenda temática del periódico, sobre todo en la creación de suplementos.
También se ve su aporte en el uso de algunos géneros periodísticos más allá de la noticia, como los comentarios y los editoriales.
"Luis entró a La Nación en 1975, en una época en que el periódico estaba en un proceso de cambio. Venía de ser un periódico muy tradicional a ser un periódico más moderno y profesional. Y, además, todavía en ese momento tenía una competencia fuerte del periódico Excelsior, que se había fundado en el año 1974", dijo Ulibarri.
En aquella época el director de La Nación era Guido Fernández Saborío (qdDg). Tiempo después, Carnevale, se convirtió en asesor de Manuel Francisco Jiménez Borbón, entonces presidente ejecutivo de La Nación.
"Cuando yo fui director, Luis ya no estaba en la redacción como tal, sino que estaba más que todo colaborando con Manuel Jiménez Borbón en aspectos más estratégicos. Esa era la época de la crisis económica del país y la crisis centroamericana. En una serie de decisiones de índole empresarial, él contribuyó", dijo Ulibarri.
Agregó que como asesor de la empresa, "él fue muy importante para que don Manuel Jiménez Borbón (qdDg) entendiera las diferencias entre la parte comercial y la parte editorial o periodística de La Nación, y para que desarrollara la Redacción. En particular, conmigo como director, la relación fue muy constructiva y respetuosa".
También en el año 1969, Carnevale laboró en el antecedente de lo que hoy en día es el Ministerio de Comercio Exterior. Se llamaba el Centro para la Promoción de Exportaciones. Allí laboró en Comunicaciones y tenía a cargo varias publicaciones.
Incursionó en negocio del vino . Sobre su faceta personal, Ulibarri recordó que era una persona sumamente cordial, honesta, transparente y tranquila.
"Lo que para él era una afición y casi una pasión, lo llegó a hacer un gran negocio, como fue la importación y distribución de vinos. Luis lo comenzó como un negocio en pequeñísima escala. Me acuerdo que cuando yo iba a su casa porque estaba trabajando en mi tesis, era realmente un negocio de garage. Importaba cajas de vino de Chile y Argentina; ese negocio fue creciendo y con el aporte de los dos hijos (Pablo y Gabriel) llegó a convertirse realmente en muy grande", dijo Ulibarri.
Aquel negocio dio paso a Grupo Pampa, que inició trayendo al país dos marcas de vino (Toso y Catena), pero en el 2013 ya manejaba 123 nombres de ese licor, 53 de destilados, 6 de cerveza y 10 de bebidas no alcohólicas.
Además, el proyecto familiar movilizaba en ese año 250.000 cajas de bebidas anuales y empleaba a 158 personas en sus tres divisiones (Pampa, Summit y los restaurantes Tintos & Blancos), según publicó El Financiero.
Su amiga y colega periodista Marcela Angulo Grillo, también recordó a Carnevale como un confidente y brillante intelectual, quien además tenía una extraordinaria inteligencia emocional y fino humor.
"Fue pieza clave durante los 25 años en que el diario La Nación experimentó sus procesos de despolitización, con Guido Fernández, y profesionalización, con Eduardo Ulibarri. Posteriormente, de modernización administrativa, con Fernando Leñero", aseveró Angulo, quien escaló por varios cargos dentro de la empresa, hasta ser jefa de redacción y subdirectora de este diario.
Agregó que Luis Carnevale se hizo importante en todos los procesos de producción de La Nación, desde la redacción, hasta la publicidad, impresión y administración.
"Se convirtió en la mano derecha de don Manuel Jiménez Borbón, un enamorado del periodismo, que siendo abogado y administrador de empresas, optó por dedicar sus cortos años de vida a apoyar al equipo gerencial y periodístico que contribuyó a formar, con el consejo oportuno y certero de don Luis Carnevale", señaló Angulo.
De la linotipia al offset. Una vez dentro del diario, le correspondió supervisar el paso de la linotipia a la impresión offset e introducir el concepto de diagramación, algo descabellado para los empíricos y resistentes compañeros que ejercían el oficio, explicó la comunicadora.
"En los ochentas, la situación cambió: emprendimos la aventura de diversificar las publicaciones de la empresa. Ante la crisis económica que vivía Costa Rica, la opción elegida fue generar más empleo antes que despedir a los leales colaboradores, por iniciativa de don Manuel", recordó Angulo en su perfil de Facebook.
"Don Luis era apaciguador, conciliador y tenía siempre las palabras correctas, cuando el ímpetu de la juventud y la pasión por la profesión nos impedía ver con moderación y pausa las discrepancia entre los grupos gerenciales o con los influyentes sectores externos del país", manifestó Angulo.