San José.
El plan del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) de construir una enorme planta hidroeléctrica en la zona sur del país no avanza, sin embargo, el aumento en los costos estimados sigue adelante.
A diciembre del 2010, el Instituto calculó que el proyecto El Diquís, en Buenos Aires de Puntarenas, costaría $1.779 millones y así lo consignó en el Plan de Expansión de la Generación Eléctrica (PEG) de marzo de 2012. Para diciembre del 2015 la estimación del costo llegó a $3.694 millones, como lo revela la última versión del PEG, de mayo de 2017.
Esta es la situación de la planta hidroeléctrica El Diquís que se pretende levantar en Buenos Aires de Puntarenas con una capacidad instalada de 650 megavatios (MW), es decir, más grande que la planta Reventazón, en Siquirres, que tiene 305,5 MW de capacidad instalada.
Durante la espera, al menos en cinco años, el cálculo en la hidroeléctrica El Diquís creció 107% sumando $1.915 millones al monto original.
Para tener una idea, esa suma es casi dos veces lo que cuesta el megapuerto de Moín a cargo de la empresa APM Terminals, valorado en $1.000 millones. Los $1.915 millones rebasan incluso en $324 millones los $1.591 millones en prestados externos que Costa Rica adquirió del 2009 al 2013 para obras de infraestructura vial en todo el país.
De acuerdo con Javier Orozco, director de Planificación y Desarrollo Eléctrico del ICE, los datos publicados en el PEG del 2012 correspondían a estimaciones realizadas por la empresa colombiana Ingetec desde 2005 con "una base de costos de ese año y a partir de un esquema básico" del proyecto. Lo que hicieron fue llevar los presupuestos al tipo de cambio del 2010.
"En ese año (2005), como parte del estudio de factibilidad del Proyecto Hidroeléctrico Boruca, el ICE solicitó a Ingetec que analizara un esquema alternativo con datos preliminares. Este esquema, originalmente conocido como Opción Boruca–Veraguas, fue el primer bosquejo de lo que hoy se conoce como El Diquís".
Sin embargo, añadió para el PEG que se publicó en 2014 siguiente se usaron estimaciones del ICE, ya no de Ingetec, del 2013.
"Ese presupuesto fue elaborado por el ICE en 2013, con una base de costos de 2012 y un mayor nivel de estudio del proyecto, producto de todos los estudios de campo y de oficina realizados", añadió. Los costos se presentan con el tipo de cambio de 2012..
Este último cálculo se mantuvo para el Plan publicado este año, dijo Orozco.
Larga espera
La planta El Diquís sustituyó al denominado proyecto Boruca ideado desde los años 60, empero tampoco se ha podido concretar a la espera de la consulta indígena.
Aquella gestión es obligatoria porque la planta requiere utilizar territorios de poblaciones autóctonas, protegidos por la Ley Indígena y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Ese mecanismo está en elaboración por el Viceministerio de la Presidencia que, en mayo, reunió en la capital a 92 delegados de los ocho pueblos indígenas para elaborar un borrador de propuesta de consulta.
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A pesar de estas complicaciones, el ICE no renuncia al proyecto, pues se mantiene firme es que El Diquís es necesario para satisfacer la demanda eléctrica futura.
Javier Orozco considera que la hídrica fortalecerá la capacidad de regulación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), al tiempo que facilitará la integración de más fuentes de energía renovable variable, como solar y eólica, a partir de 2026 cuando cree que la planta entraría en operación comercial.
Para el funcionario, la obra es "esencial" y excluirla significaría recurrir a más generación térmica (a base de hidrocarburos).
Otras voces, en cambio, dudan de la obra por la dependencia del país de plantas hidroeléctricas frente a patrones de lluvias cada vez más inciertos debido a los efectos del cambio climático.
El propio ICE admite la exposición de estas plantas al fenómeno al sugerir usos alternativos al embalse de El Diquís, según un comunicado de prensa enviado esta semana.
"El Diquís llegará a ser de gran importancia como mecanismo de adaptación ante el cambio climático. Este cuerpo de agua podría tener nuevos propósitos en el futuro, como el riego y el abastecimiento para consumo humano", dijo.
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'No está escrito en piedra'
Édgar Gutiérrez, ministro de Ambiente y Energía, ente rector del sector, comparte la necesidad de respaldo energético que proveen las hidroeléctricas. Sin embargo, aclara que construir El Diquís "no está escrito en piedra".
"Pueden haber otras formas de respaldo y que la necesidad de inversión en El Diquís se reevalúe. Esperaría que en tres años tengamos información mucho más fidedigna de cómo serán los escenarios climáticos y el comportamiento de las fuentes variables para valorar si es necesaria o hacemos otras inversiones", aseguró.
En Costa Rica, la capacidad instalada para generación eléctrica asciende a 2.872 MW según el último pedido de tarifas que planteó el ICE a la Aresep en setiembre del 2016. De esa capacidad, 66% (1.911 MW) son hidroeléctricas.
Roberto Jiménez Gómez, regulador general de la Aresep, advirtió que rechazaría esta y cualquier otra inversión del ICE a menos que esté sólidamente justificada. Adelantó que la Aresep asumirá un papel más activo en el diseño y elección de cuáles proyectos se hacen.
"El ICE habrá de mejorar su planificación, afinar el valor de los proyectos y al final aportar un rubro razonable del costo. Todo esto debe ir además acompañado de posibles alternativas. El principio de servicio al costo no debe afectar al usuario, ni sostener ineficiencias", manifestó Jiménez.
En enero, la CGR emitió un informe donde advierte que estimaciones que hace el ICE de la demanda de electricidad para el futuro se alejan de la demanda real y ello encarece los costos de la energía en el país.
La brecha entre la demanda proyectada y la demanda real creció significativamente en últimos años distorsionando así la definición de nuevos proyectos de generación. Para el periodo 2001-2008, la diferencia promedio entre lo estimado y lo real fue de 1,46% pero para el periodo 2009-2015 pasó a ser del 13,84%.
Por su parte, Mario Alvarado, director ejecutivo de la Asociación Costarricense de Productores de Energía (ACOPE), considera que, antes de hacer la planta, deben evaluarse opciones que integren otras formas de generación distinta la hídrica debido a los cambios en la demanda interna de energía.
Alvarado recordó que en últimos años el consumo de energía crece a ritmos menores lo cual, según él "obliga a tomar decisiones al invertir en generación menores para así reducir riesgos y costos que es, exactamente, lo que aumentaría con un proyecto como Diquís".