Playa Camarón (Puntarenas). El sol no brilló como otros días y el mar, entristecido por el manto de nubes que cubría el cielo, vio como 31 años de historia descendieron lentamente hasta el fondo de sus entrañas.
La Paquereña , aquella embarcación que atravesó en innumerables ocasiones el golfo de Nicoya, terminó sus días como viajera de la superficie para convertirse desde el sábado pasado en un arrecife artificial.
Una veintena de lugareños acudieron a playa Camarón, ubicada en el distrito de Paquera, a darle la despedida. Su estructura, de 22 metros de largo y siete de ancho, desapareció entre las burbujas a las 12:20 p. m.
Entre los presentes estaba la niña Ivannia Marina Vivas Rodríguez, de 5 años, quien nació a bordo de La Paquereña. Su padre, Iván, rememoró el nacimiento de la niña mientras seguía la inmersión de la nave.
"Mi esposa Yamileth iba para el hospital y se mejoró de camino. La asistieron unos norteamericanos que viajaban en la lancha", recordó.
Su primer dueño y constructor fue Francisco Madrigal Alpízar.
Él no estuvo presente en el hundimiento pero, vía telefónica desde San Ramón, dijo a La Nación que lamentaba su desaparición y que todo tiene un tiempo en la vida.
"Yo la hice en conjunto con mi hermano Rodrigo con el objetivo de transportar ganado. Fue una lancha muy segura, nunca se murió un animal y en ella yo metía hasta 80 toros de 600 kilos cada uno", aseguró.
Luego fue acondicionada para transportar personas y otro tipo de mercadería. (Vea recuadro aparte.)
Arrecife artificial
La transformación de La Paquereña en un arrecife artificial forma parte de los proyectos de la Asociación Instituto de Recursos Marinos y Costeros (Inrecosmar). Ya el año pasado se había hundido otra llamada Ping,ino II.
Óscar Campos, director de dicha organización, explicó que el plan de recuperación ecológica marina consiste en tomar un producto que es contaminante sobre la superficie para convertirlo en vida nueva bajo el agua.
"Ponemos una estructura que de pronto acumula vida marina y se convierte en una casa nueva para todos los peces", comentó.
Este proceso ocurre porque los organismos que están en el agua en suspensión encuentran un lugar donde adherirse y entonces se forma una capa vegetal con algas, pequeños crustáceos e invertebrados marinos.
Todos estos organismos se constituyen en la primera parte de la cadena alimenticia para diversas especies que también encuentran protección en ese nuevo hábitat.
El proceso de formación del arrecife es muy rápido, arranca casi de inmediato. "En el caso de La Paquereña creemos que este arrecife tendrá una vida útil de 10 años", indicó Daniel Vartanián Alarcón, encargado del Proyecto de Arrecifes Artificiales de Inrecosmar.
Luego de sumergida la embarcación, varios buzos confirmaron que esta quedó asentada sobre un fondo arenoso y sin piedras. "El casco quedó íntegro", dijo Javier Aguilar, presidente de Irecosmar.
®¿Museo?
Vartanián Alarcón indicó que para hundir La Paquereña fue necesario depositarle dos o tres toneladas de piedra y abrirle boquetes con sierra.
La nave, con capacidad para 130 personas, dejó de hacer sus servicios de transporte a principios de marzo para sacarle el motor (un Caterpillar modelo D-342) y remolcarla hasta el lugar en donde sería sumergida.
Francisco Gómez, administrador de la Asociación de Desarrollo Integral de Paquera (ADIP), propietaria de la embarcación, explicó que se decidió donarla debido a su estado de deterioro y al alto costo que implicaba repararla.
"Se manejó la idea de hacer una especie de museo o restaurante, pero iba a ser muy costoso sacarla a tierra firme y, además, no se sabía con seguridad si aguantaba su mismo peso", explicó Gómez.
Además, la posibilidad de venderla era improbable debido a su notorio deterioro. Bernardino Jiménez Cerdas, expresidente de ADIP, comentó que cuando esta organización compró la lancha (en 1985) se realizó una inversión de ¢3 millones.