Aunque el pelaje y la piel de las mascotas funcionan como una especie de escudo natural, no siempre resultan suficientes para repeler a los mosquitos. Estos insectos pueden picar a los perros y exponerlos a graves enfermedades, como la dirofilariosis, también conocida como gusano del corazón.
Esta afección se desarrolla cuando el mosquito introduce larvas en el cuerpo del animal. Con el paso del tiempo, se convierten en parásitos adultos que se alojan en el corazón y en los vasos sanguíneos, lo que pone en riesgo la salud del can.
Víctor Manuel Montenegro, médico veterinario y presidente de la Sociedad Gusano del Corazón del Colegio de Profesionales en Medicina Veterinaria de Costa Rica, advirtió de que la costa del Pacífico presenta la mayor incidencia de esta enfermedad.
Así lo revelaron los estudios realizados por el Colegio en diversas comunidades, donde se tomaron muestras para confirmar la presencia del parásito en perros.
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Montenegro aclaró que no se trata de un brote ni de un aumento repentino en los casos, sino de una identificación más precisa de las zonas con mayor concentración del gusano.
El diagnóstico de la enfermedad en las mascotas puede confirmarse mediante una prueba de antígenos, que conviene realizar una o dos veces al año, según la presencia del parásito en la región.
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