El régimen de Hugo Chávez gustaba a pocos, pero ayer nadie se atrevió a reconocer a las nuevas autoridades venezolanas.
Pudo más la cautela de no respaldar un eventual golpe de Estado que avalar a quienes expulsaron del poder antenoche a un presidente irrespetuoso de las libertades.
Ante un desafío diplomático mayúsculo, los 13 gobernantes y 6 representantes de Estados del Grupo de Río, reunidos en el Centro de Convenciones del Hotel Herradura, condenaron ayer "la interrupción del orden constitucional en Venezuela".
Los presidentes instaron "a la normalización de la institucionalidad democrática en el marco de la Carta Democrática Interamericana y a dar los pasos necesarios para la realización de elecciones claras y transparentes".
También lamentaron los hechos de violencia, pidieron la convocatoria de una sesión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA) y solicitaron a su secretario general, César Gaviria, a "tomar contacto con la realidad política de Venezuela".
A estrenar la carta
La Carta Democrática es un mecanismo de la OEA que establece procedimientos de intervención cuando se rompe el orden democrático en un país, e impone sanciones, como la expulsión del organismo.
Esta sería la primera vez que se invoca la Carta, aprobada en Lima en setiembre pasado.
El empresario Pedro Carmona, fuerte opositor a Chávez, asumió ayer el gobierno venezolano con el respaldo de los militares y sin sujetarse a ningún procedimiento constitucional.
Anoche persistían las dudas de si Chávez renunció al cargo o fue derrocado. Él fue elegido democráticamente en 1999.
Encrucijada
El presidente peruano, Alejandro Toledo, ilustró el dilema de los mandatarios.:
"He sido y soy crítico de los rasgos autoritarios que tenía el gobierno de Chávez, pero es importante que esos temas se resuelvan dentro de los parametros de la Constitución", dijo.
Para Toledo una protesta popular, aunque tenga razón de ser, no justifica "dar un golpe militar". Pero aclaró que todavía no hay información suficiente para calificar el hecho como un golpe.
El presidente tico Miguel Angel Rodríguez aseveró que cualquier decisión que se tome será aplicada luego de que la OEA investigue la situación.
El gobernante paraguayo, Luis González Machi y de Argentina, Eduardo Duhalde, fueron explícitos en considerar ilegítimas a las nuevas autoridades venezolanas.
Vicente Fox, presidente de México, se abstuvo de reconocer o no a las autoridades venezolanas pero dijo que mantendrán los nexos diplomáticos.
Aseveró que las causas de los acontecimientos son tan condenables como las consecuencias.
En una posición divergente, el presidente de El Salvador, Francisco Flores, dio "un voto de confianza al pueblo venezolano y al gobierno de transición".
"Consideramos la renuncia del presidente Chávez como la culminación de un proceso largo de polarización, enfrentamientos y abusos de los principios democráticos", señaló Flores.
El gran ausente ayer fue el canciller venezolano, Luis Alfonso Dávila, que llegó a Costa Rica el miércoles como ministro y regresó a su país en la madrugada de ayer como exministro.