La contaminación con arsénico que afectó a 24 comunidades de Guanacaste, fue tema de protestas el pasado 25 de julio. Darner Mora, director del Laboratorio de Aguas, de Acueductos y Alcantarillados (AyA), se refirió al asunto en esta entrevista:
El monitoreo del Laboratorio Nacional de Aguas permitió conocer que muchos guanacastecos y sancarleños consumían agua contaminada con arsénico. Como director de ese laboratorio, ¿cuán crítica es la situación?
Ese problema lo descubrimos en el 2009, en el acueducto de El Jobo, en La Cruz, que tiene 770 personas. Luego se detectó en Bagaces y Cañas centro. El problema en esos tres acueductos se solucionó desde el 2010, pero eso no lo ha dicho la gente. La población afectada que estuvo expuesta a arsénico fue de unas 38.000 personas. De esas, el 70% ya tiene su problema solucionado, ya sea haciendo nuevos acueductos o sacando de operación pozos contaminados.
En el primer informe sobre arsénico, firmado por su persona en el 2011, se recomienda “no comunicar de momento a la prensa”. ¿Por qué?
En el 2010, el tema era muy nuevo y nos preocupaba que la información saliera distorsionada. Recomendé eso al nivel superior y algo que no dice el texto es que prefería que capacitáramos primero a los periodistas porque el tema tiene muchos bemoles. Así que sí lo dije, pero en un contexto positivo. Para nada se buscaba ocultar información. Lo hice con toda la buena fe, a la gente se le comunicó, se hicieron reuniones con las comunidades, se convocó a periodistas en enero del 2011, pero prácticamente no llegó nadie, y sigo pensando que hay que dar esos talleres.
Algunas organizaciones guanacastecas han sugerido realizar mediciones independientes a las que realiza el AyA. ¿Qué dice usted al respecto?
Totalmente de acuerdo. En ciencia siempre hay que aplicar el undécimo mandamiento: dudarás de tu prójimo como de ti mismo. A mí no me duele para nada que la gente quiera segundas oportunidades. Acabamos de hacer análisis cruzados con la Municipalidad de Bagaces, el Ministerio de Salud, el Laboratorio de la Universidad Nacional y el Laboratorio Nacional de Aguas y los resultados de estos laboratorios son muy semejantes, y los dos estamos acreditados con la ISO/IEC 17025.
¿Hay suficientes fuentes de agua limpia en la provincia para garantizar el suministro y descartar las fuentes contaminadas?
La mayor parte del país tiene riqueza hídrica, pero en verano Guanacaste tiene ciertas dificultades. Por eso, hemos acudido a tres medidas: primero, sacar la fuente de agua contaminada y dar agua mediante cisternas. A mediano plazo, vamos a adquirir equipos de remoción de arsénico; y una medida a largo plazo es lo que se quiere hacer en Bagaces con el proyecto de Montaña de Agua para suministrar agua a todo el cantón y los otros cinco acueductos pequeños que tienen arsénico. Pero, efectivamente, en estos momentos hay escasez económica del agua; es decir, de infraestructura, pero hay agua suficiente para darles a dos Guanacastes.
¿Son los filtros una solución?
El filtro es una solución que solventa el problema a mediano plazo. Dentro de las soluciones del AyA, está adquirir e instalar unos 10 equipos de remoción de arsénico; esos equipos tienen ventajas. Remueven eficientemente el arsénico dependiendo de la empresa que lo vaya a hacer.
Aún la CCSS no ha dado los resultados que confirmen o descarten la relación entre el consumo de agua con arsénico y la alta incidencia de enfermedades renales. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
Yo soy respetuoso de los estudios epidemiológicos siempre, y creo que esos se debieron hacer desde antes, por lo menos desde el 2009, que fui a hablar con la ministra de Salud de entonces, no solo por esa posible relación con las enfermedades renales crónicas, sino por una posible relación con otras enfermedades vinculadas con el arsénico.
”Así que lo primero que hicimos fue contactar un estudio sobre esa posible vinculación, que está en camino; y segundo, un estudio geológico para determinar el origen de la contaminación en Bagaces, Cañas y Aguas Zarcas, y eso no se está haciendo solo ahora por la resolución de la Sala Constitucional. Yo prefiero esperar los resultados, pero hay muchas incoherencias. Por ejemplo, distritos sin arsénico que tienen altas tasas de morbilidad por enfermedades renales crónicas.
”Hay que esperar. Yo casi estoy seguro de que las causas andan por otro lado; me preocupa que profesionales digan que se debe al consumo de agua”.
Usted sostiene que hay que cambiar el valor máximo permitido de 10 a 25 μg/L (microgramos por litro). ¿Con qué fundamento se solicita eso?
Tengo que reconocer que en este momento cambiar de 10 a 25 μg/L es inviable por la psicosis colectiva que existe, pero cuando lo planteé, en el 2010, lo hice porque la OMS, en sus guías de calidad lo propone. Es un valor guía provisional de 10 μg/L y que los países hagan los estudios microbiológicos locales y adapten ese valor a las condiciones hidrogeológicas y socioeconómicas del país.
”Lo más paradójico es que en estos momentos hay una norma de agua envasada que es de 50 μg/L, pero yo no me voy a pelear por subir esa norma”.
¿Puede el resto del país tener la plena confianza de que el agua que consume no está contaminada con arsénico?
En Liberia, por ejemplo, todos los cinco distritos tienen arsénico por debajo de 10 μg/L y, a veces, de 3 μg/L; en Nicoya, prácticamente no hay arsénico; en Santa Cruz tampoco, y así puedo decir que de los 55 distritos donde hemos hecho análisis unos 40 o 45 no tienen arsénico. Los que tuvieron fueron 13 y cuatro ya tienen menos de la norma. En el resto del país, hay algunos focos en Pavones en Golfito, donde se está dando agua por cisterna; uno en Batán que ya se solucionó, y en el resto del país, por dicha, la mayoría no tiene arsénico”.