La bancada de Gobierno enfrenta una precaria relación con el Movimiento Libertario, uno de sus principales aliados en el primer año de labor parlamentaria.
Las diferencias entre esas agrupaciones repercuten en la cohesión del denominado “G-38”, un grupo de diputados que respalda el Tratado de Libre Comercio y su agenda de implementación.
Sin ambages, la jefa del Partido Liberación Nacional, Mayi Antillón, admite que “en este momento, no tengo los 38 votos, porque hay un partido político que tiene una fricción interna”.
Antillón asegura que la mala relación con los libertarios obedece a los roces internos que padecen y al cambio en su estilo de oposición, ahora más beligerante.
La diputada del PLN califica la comunicación con los libertarios de apenas “la necesaria”.
Culpa. Su contraparte, el libertario Luis Antonio Barrantes, reafirma el faltante de votos, pero achaca la responsabilidad a Liberación Nacional.
“Creo que les ha faltado tacto para manejar las negociaciones”, advierte Barrantes.
Los libertarios lamentan del oficialismo su desatención a proyectos que ellos impulsan en la corriente legislativa, como la titulación de tierras en zonas marginales y en otros sectores del país.
Luis Antonio Barrantes, califica de “mínimas” las relaciones con el partido de Gobierno.
Mientras que su colega Mario Quirós las cataloga de “accidentadas” y pide una corrección de la “actitud displicente” del PLN.
Otro estilo. Las relaciones tirantes entre el partido de Gobierno y los libertarios son el resultado de un viraje en el estilo de oposición de estos últimos, que buscan desligarse del Poder Ejecutivo.
La primera manifestación del endurecimiento de los libertarios con el Gobierno fue el relevo en la jefatura de fracción.
Un Luis Antonio Barrantes más beligerante sustituyó a Evita Arguedas, partidaria de ayudar a la “gobernabilidad” del país y de mantener la alianza con la fracción de Gobierno.
Barrantes llegó con la consigna de promover leyes con sello libertarios y de ejercer más control político sobre el Poder Ejecutivo.
El nuevo estilo de los libertarios le impidió al oficialismo amarrar su votos para la elección del Directorio, el pasado 1.° de mayo
Más bien, los libertarios “coquetearon” con el Partido Acción Ciudadana la posibilidad de integrar una mesa directiva de oposición a Liberación Nacional.
Al final, dos votos nulos del Movimiento Libertario le dieron la reelección en la presidencia legislativa al verdiblanco Francisco Antonio Pacheco.
Evita Arguedas sí apoyó al socialdemócrata, lo que causó una fricción entre los libertarios.
A los liberacionistas también se les dificultó conseguir algunas presidencias de comisiones claves ante la negativa de los libertarios.
El oficialismo tuvo que recurrir a sus otros aliados, los cinco legisladores de la Unidad.
Los libertarios mantuvieron acercamientos con el PAC. Por ejemplo, Barrantes casi le gana al PLN la presidencia de la Comisión Plena Primera con los votos de Acción Ciudadana.