El departamento de Conservación del Patrimonio Arquitectónico e Histórico del Ministerio de Cultura y Juventud tiene un impedimento legal para intervenir el abandono en que se encuentra el Club Social de Cartago, que desde el año 2000 fue declarado edificio patrimonial. Así lo aseguró Diego Meléndez, director de ese despacho.
“Un estudio de nuestro departamento legal, ante la solicitud que nos hizo la Municipalidad de Cartago de intervenir, nos arrojó esa imposibilidad, ya que este inmueble desde el 2013, no presenta un dueño registral a quien dirigirnos en este caso”, explicó Meléndez.
El jerarca no descarta buscar la manera de rescatar esta edificación. “La próxima semana, le solicitaré una audiencia a la alcaldesa Silvia Alvarado, para buscar una fórmula salvadora, que podría ser que la municipalidad lo adquiera, lo administre. Voy a plantear algunas propuestas al respecto”, dijo.
Meléndez visitó el club. “Desde afuera lo pude ver, y es una verdadera lástima que este club histórico, a punto de cumplir su centenario (2023) sea expuesto a su desaparición”.
Según informó el regidor Jonathan Arce, la alcaldesa Alvarado ordenó que los policías municipales con jornada nocturna estén velando por dicho edificio, además de redireccionar cámaras de vigilancia hacia su fachada para que el centro de monitoreo esté pendiente de alguna anomalía a su alrededor.
“Cuando propuse la moción que se convirtió en acuerdo del Concejo, para atender este centro social que es un referente de nuestra ciudad, es porque me enteré de la disputa entre dos grupos de asociados que podría devenir en que lo vendan, y lo conviertan en un comercio, perdiéndose todo su bagaje histórico”, declaró Arce.
Se estima que el área del inmueble, de 1.690 metros cuadrados, podría tener un valor en el mercado inmobiliario de unos ¢6.000 millones. Desde hace un año el club no paga patentes, se les cortó el suministro de agua, y sus últimos dos empleados, a los que no se les cancelan los salarios desde ese tiempo, optaron por cerrarlo, a mediados de noviembre, y entregaron las llaves al Juzgado Civil de Cartago.
“Fuimos a entregarlas a esa instancia judicial, porque ya era imposible mantenerlo en las mínimas condiciones de funcionamiento, a ninguno de los trabajadores se les reconoció sus derechos laborales de varios años”, declaró uno de los perjudicados.
Este club se ubica en el corazón de la vieja metrópoli, a 50 metros oeste del Palacio Municipal. Su diseño de estilo neoclásico fue elaborado por el arquitecto José Francisco Salazar. Por muchas décadas, los 14 de setiembre se le ofrecía una cena de honor allí al presidente de la República, que llegaba a participar en la conmemoración de la Independencia nacional.
En el libro Señales en el cielo, el terremoto de 1910, y la transformación de la arquitectura de la ciudad de Cartago, de los historiadores Sonia Gómez y Carlos Luis Fallas, se describe el Club Social de Cartago como un “símbolo claro de quienes lo erigieron. El estilo neoclásico en el que se proyectó, fue el lenguaje de los grupos poderosos del país, que lo utilizaron para ostentar su condición socioeconómica, su abolengo y poder político, para diferenciarse de otros sectores sociales”.