A las 2:20 p. m., el expresidente Miguel Ángel Rodríguez bajó del avión. En la manga de salida número tres del aeropuerto Juan Santamaría lo esperaban dos miembros de la Fiscalía de Delitos Económicos y Anticorrupción.
“Don Miguel Ángel, queda usted detenido a la orden del Ministerio Público como imputado por los delitos de enriquecimiento ilícito y cohecho en la modalidad de corrupción agravada. Va a ser trasladado hasta el edificio del Ministerio Público”.
“Quiero hablar con mi abogado”, fue la respuesta que Rodríguez dio a una fiscal.
“Efectivamente, es un derecho que usted tiene. El licenciado Rafael Gairaud lo está esperando en el edificio del Ministerio Público”.
Luego de eso le ofrecieron colocarle un chaleco antibalas para su protección, que el expresidente rechazó, y a continuación los agentes de la unidad de delitos de cuello blanco del OIJ le enseñaron las esposas.
Sin decir palabra, con la cara demacrada y el saco gris abierto de par en par, el hombre que ocupó la Secretaría General de la OEA durante 30 días extendió los brazos hacia atrás para que los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) lo esposaran y comenzó a bajar la escalera rumbo al vehículo de transporte para detenidos.
La última etapa
Un par de horas antes, a las 12:55 p. m., al abandonar el salón VIP del aeropuerto internacional El Salvador (en Comalapa), montado en un pequeño carro de transporte interno, Miguel Ángel Rodríguez respondió algunas preguntas a los reporteros que lo esperaban allí.
En ese vehículo, mientras recorría los pasillos del aeropuerto, manifestó que venía a Costa Rica para defenderse y corrigió a quienes lo llamaron “exsecretario general” diciendo: “Todavía soy el secretario general de la OEA”.
Rodríguez se mostró sereno y aseguró que contaba con el apoyo de su familia. “Mi familia está conmigo, está bien y me apoya en todo”, declaró.
La única pregunta que lo turbó la realizó el fotoperiodista Gustavo Marín, de El Diario de Hoy , de San Salvador:
–Don Miguel Ángel, ¿cómo siente al PUSC? ¿Cómo ve a don Rafael Ángel Calderón?
Rodríguez no le contestó, clavó la vista al frente y no respondió más preguntas.
Sentado en la tercera fila del sector ejecutivo del vuelo 681 de Taca, el exmandatario de Costa Rica se mantuvo en silencio mientras la tripulación del vuelo ordenaba al fotógrafo y a dos camarógrafos de la televisión salvadoreña que debían mantener sus equipos apagados.
Durante la última etapa de su vuelo a San José, Rodríguez escribió algunas líneas en su computadora personal.
Después se concentró en Life of Pi ( La Vida de Pi ), una novela del escritor canadiense Yann Martel, en la que se lee: “Me encontraba solo en medio del océano, con un tigre de bengala adulto, un tropel de tiburones a mis espaldas y una tempestad a mi alrededor”.