El matrimonio entre una niña de 15 años y un adulto de 55 forma parte de la realidad de uniones impropias que acepta la legislación de Costa Rica.
El silencio se apodera de una menor de edad que, en cuestión de minutos y tras un par de firmas, se convierte en esposa sin saber lo que significa esa unión, que muy probablemente la expulsará del sistema educativo.
Como ese caso, hay 13.700 mujeres menores de 18 años casadas con hombres mayores de edad, según registros de los últimos ocho años.
La cifra motivó la redacción del proyecto de ley 19.337, para la protección legal de menores en situación de violencia, que prohibiría el matrimonio con personas de 17 años o menos.
La ley reformaría el Código de Familia para que la edad mínima para el matrimonio cambie de 15 a 18 años.
A su vez, pide reformar que, en el Código Penal, se fortalezca el fuero de protección hasta los 18 años en el delito de relaciones sexuales con menores de edad.
“Las uniones impropias están aceptadas. Hay una doble moral del Estado porque, por un lado, trabajamos contra el embarazo adolescente, y por otro, se acepta el matrimonio con niñas de 15 años”, afirmó Mauren Solís, jueza del Juzgado de Familia.
La vulnerabilidad socioeconómica de los menores de edad y sus familias, así como bajos niveles de escolaridad, son factores que propician este tipo de relaciones.
Vulnerables. La incidencia en relación con este tipo de uniones es mayor entre niñas indígenas, de zonas rurales, de nacionalidad extranjera y aquellas que no terminan la primaria.
Milena Grillo, directora ejecutiva de la organización Paniamor, insistió en la urgencia de reformar la ley pues este tipo de relaciones son abusivas y afectan el futuro de las personas menores de edad. “No tenemos reparos en decir que, antes de los 18 años, no pueden manejar ni votar, aunque para casarse no hay ningún obstáculo. No hay una efectiva protección a los derechos de las menores de edad”, aseveró Grillo.
El proyecto se convocó ayer a las sesiones extraordinarias de la Asamblea Legislativa, por parte de la Comisión Permanente Especial de la Mujer, que preside la diputada Carmen Quesada.
“Este tipo de relaciones son abusivas y no deben permitirse. Hay avances en la legislación, pero, a final de cuentas, vivimos en una lógica social perversa que opera bajo una lógica patriarcal”, añadió Eugenia Salazar, fiscala de Delitos Sexuales y Violencia Doméstica del Poder Judicial.
El informe Uniones impropias y embarazo en la niñez y adolescencia en Costa Rica , anota que nueve de cada 100 niñas han estado alguna vez en cierto tipo de convivencia conyugal.
Desde el 2006 hasta la fecha, 44.449 mujeres entre 11 y 17 años se han convertido en madres.
“Este tipo de uniones muestra una relación de poder. El proyecto de vida de las adolescentes debería estar en estudiar, recrearse y tener acceso a salud sexual y reproductiva”, dijo Alejandra Mora, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu).