Melania Ochoa se despierta todos los días a las 4:30 a. m. para preparar el desayuno de sus siete nietos y alistarlos para llevarlos a la escuela y al colegio. Entre carreras, porque los horarios de cada niño son diferentes, saca tiempo para trabajar como empleada doméstica y llevar un ingreso a su hogar.
“Abuelita, ¿cómo se hace esta tarea?”, fue la pregunta que motivó a Ochoa, a sus 54 años de edad, a matricularse en la modalidad nocturna de la Escuela Carlos J. Peralta, en Cartago, en donde espera graduarse de 6° grado en este 2023.
A las 6 p. m., Ochoa está sentada en un pupitre del aula de la institución esperando que “la niña Eugenia” inicie las clases que se extienden hasta las 9:30 p.m. Luego, se traslada a su casa donde sus nietos la esperan para realizar las tareas, que logran terminar cuando el reloj marca las 11 p. m.
“A mí me motiva ver que ellos hacen su tarea y no se quedan en blanco, a pesar de que yo no estoy muy preparada, pero voy paso a paso, ayudándolos. A veces terminamos a las 11 de la noche y a veces a la 1 de la mañana, pero todos entregamos la tarea, mis nietos y yo”, mencionó a La Nación.
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Con una sonrisa en su rostro, Ochoa relata el orgullo que siente al decir que está en primaria junto a sus nietos, los cuales cursan 4° y 6° grado. Asegura que, con el ejemplo, “obliga” a los menores a que los cuadernos sean “impecables” y ordenados, así como mantiene los de ella.
“Yo puedo decir orgullosamente que a mis niños, a mis nietos, mi hija, los ha sacado adelante con mi ayuda. La maestra de ellos les pone caritas y los felicita y también me las manda a mí por el trabajo que hago con ellos. Ha sido todo un proceso y estoy contenta con lo que he hecho”, indicó.
‘En la vida no hay limitaciones’
Los años anteriores han representado retos en diferentes ámbitos educativos para muchos hogares costarricenses, desde la educación virtual por una pandemia, hasta el intento por disminuir el rezago en conocimientos que tienen algunos alumnos.
Ochoa y sus nietos aprendieron a hacer frente de la mejor manera a estos retos e, incluso, hubo un tiempo durante el 2020 donde recibían clases juntos.
“Aprendí a usar el Teams; yo no sabía nada y yo me sentaba con ellos a la par a recibir la clase juntos. Yo pasaba escribiendo lo que decía la maestra para que ellos entendieran y lo lograron. Fue un éxito para todos, porque ellos se sientan acompañados y yo aprendí de eso.
“El querer es poder. Si uno quiere ser algo en la vida no hay limitaciones, uno tiene que aprender a acomodarse y no estar poniendo peros”, alegó.
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‘Así tenga 80 años quiero ser enfermera’
Ochoa perdió a su madre cuando era una niña y no pudo seguir estudiando, pues su padre no tenía los recursos para cubrir la educación de nueve hermanos. En ese momento, el sueño de ser enfermera quedó en pausa, pero no murió.
“Yo le pido a Dios que me dé vida para lograr lo que yo quería cuando era niña, que era ser enfermera, pero aunque sea viejita lo voy a lograr”, dijo la mujer mientras asegura que el paso siguiente es iniciar el colegio.
Las hermanas de Ochoa la felicitan al igual que sus compañeros de escuela por el esfuerzo que realiza todos los días.
“Yo pongo atención a lo que la niña (maestra) nos está enseñando, para que no me cueste. Si ella dice que hay que estudiar, hay que hacerlo, no es imposible. Si yo voy, cualquiera puede ir. A pesar de la edad que uno tenga, sí lo puede hacer”, comentó.
La vecina de Cartago insiste en que la educación es la base para poder sobrevivir en cualquier país.