Ni una estrategia y ni siquiera una mención. El combate al apagón educativo que afecta a más de un millón de estudiantes de escuelas y colegios públicos quedó excluido del Plan Nacional de Desarrollo e Inversión Pública 2023-2026, anunciado por el Gobierno el pasado 6 de diciembre.
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Ese plan fue presentado como “la principal hoja de ruta hacia el desarrollo de Costa Rica para los próximos cuatro años de gobierno”. El documento plantea metas para 13 diferentes sectores de la sociedad costarricense.
Por parte del Ministerio de Educación Pública (MEP), solo se mencionan tres ejes de acción para los siguientes años, ninguno de los cuales se relaciona directamente con la estrategia para superar el rezago de conocimientos que arrastran los alumnos.
Las tres metas del MEP citadas en el plan son: incrementar la cantidad de personas graduadas en áreas de mayor demanda laboral a nivel nacional; el desarrollo de una “estrategia nacional para el desarrollo de habilidades digitales, STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas)” y enseñanza del idioma inglés.
Por último, contempla mejorar la infraestructura educativa.
No se incluyeron objetivos ni acciones específicas para atender las situaciones que provocaron que el país alcanzara “los peores resultados educativos”, según alertó el informe Estado de la Educación, dado a conocer en agosto del año 2021.
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Esos resultados, enfatizó el informe, son consecuencia de los tres meses de huelgas en el 2018; las protestas intermitentes en 2019; y la llamada educación a distancia implementada debido a la pandemia de covid-19, en 2020 y 2021.
Todo este tiempo perdido, según una recomendación de carácter urgente que emitió el Estado de la Educación, obligaba a implementar un plan de nivelación de aprendizajes.
Al respecto, autoridades del MEP alegan que el Plan Nacional de Desarrollo no es el lugar donde se deben detallar las medidas para recuperar el rezago académico.
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Urge plan de nivelación
En junio de este año, ante la falta de una propuesta concreta de las actuales autoridades del MEP sobre este tema, Isabel Román, coordinadora del Estado de la Educación, recordó en un foro publicado en La Nación, la necesidad imperiosa de implementar un plan de nivelación, preciso y viable, para evitar que los daños del apagón educativo fueran permanentes.
El 3 de diciembre, Román volvió a señalar, como un desafío impostergable para el 2023, la aplicación de acciones remediales “extraordinarias” para nivelar aprendizajes fundamentales en una población estudiantil que tuvo rezagos significativos en materias básicas como Español, que es una asignatura esencial para garantizar trayectorias educativas exitosas y aprendizajes en otras fundamentales, como Matemática, Ciencias y la alfabetización digital del alumnado.
“Hoy tenemos niños que saldrán de la primaria sin saber leer ni escribir bien. Sin esto será más difícil subir otras gradas que se quieren (más graduados en educación superior y carreras STEM, por ejemplo)”, advirtió la investigadora en otra publicación en este diario.
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A pesar de todas esos llamados y advertencias, a la fecha se desconoce cuál es la estrategia de la ministra de Educación, Anna Katharina Müller, para atender el rezago académico.
De lo poco que ha trascendido es que el MEP trabaja en un programa denominado “Ruta de la Educación”, que el Gobierno presentaría “en los próximos meses”.
La elaboración de ese proyecto es coordinado, desde las instalaciones del Ministerio, por Silvia Castro Montero, presidenta de la Junta Directiva de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Ulacit) y prima hermana de Müller.
Se desconoce, de momento, si “Ruta de la Educación” incluye un plan de nivelación y si este atiende las recomendaciones del Estado de la Educación.
Dicho programa considera que la estrategia de nivelación debe incluir los principales ejes de atención en cuanto a la pérdida de habilidades claves de los estudiantes en Español y Matemática; igualmente, considerar los problemas socioafectivos de los estudiantes y los nuevos riesgos de exclusión educativa generados por la falta de conectividad en los hogares y en los centros educativos, junto con los persistentes problemas de infraestructura.
“Para cada uno de estos ejes es necesario fijar objetivos y acciones claras que indiquen cómo se va resolver y en qué plazos”, señaló Isabel Román.
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Además, según indicó, debe procurar subsanar la pérdida de los aprendizajes como lo fueron la escritura y la lectura en Español o la estadística y probabilidad en Matemática, la comprensión lectora y la resolución de problemas.
¿Por qué no se incluyó?
Leonardo Sánchez, ministro interino de Educación, manifestó que el Plan Nacional de Desarrollo no es un documento “en el cual cada ministerio puede poner lo que quiera” sino que se tiene que ajustar a la visión que tiene el país. Alegó que dicho plan va dirigido mucho al tema de la empleabilidad y de cómo el MEP puede colaborar en esa materia.
Sánchez indicó que por eso, en el caso del aporte del MEP, el plan hace mucho énfasis en el tema de inglés y de ciertas competencias que necesita la gente para entrar al mercado laboral.
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“El Plan Nacional de Desarrollo no es un plan que deba mostrar todo lo que está haciendo el MEP, no es un plan para mejorar la educación sino que es qué aporta el sector educación al desarrollo del país. El plan, implícitamente, está cubriendo la parte académica. ¿Por qué? Porque si yo quiero graduar estudiantes en las carreras de mayor demanda laboral, tengo que graduar estudiantes que sepan lo que están haciendo en esas competencias específicas”, aseveró.
Para el jerarca, la atención del rezago educativo no debe estar en el Plan Nacional de Desarrollo, sino en las acciones ordinarias del MEP, del día a día, en el currículum, en el Plan Operativo Institucional y en la Ruta de la Educación que se presentaría en los próximos meses pues, según dijo, en ese instrumento se definirá cómo se va a formar al estudiante que el país necesita.
Además, manifestó que el Ministerio de Educación tenía un plan de nivelación (definido por el gobierno anterior) que se está reforzando.
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“Lo que nos hemos dado cuenta estos seis meses es que la mejor forma de nivelar a los estudiantes es a través de lo que llamamos ‘aceleradores educativos’ que, para poder tenerlos, necesitamos herramientas tecnológicas (sistemas de software, videojuegos, plataformas etcétera) que ya MEP tiene, otras que están gratis o a través de una inversión, pero para eso necesitamos conectividad”, comentó.
La Nación consultó al jerarca sobre cómo está haciendo el MEP para mejorar el rendimiento académico de los estudiantes sin tener datos acerca de su desempeño, debido a que las pruebas estandarizadas fueron eliminadas por el Consejo Superior de Educación. Esos exámenes indican qué saben y qué no saben los alumnos, de acuerdo a su nivel.
Según Sánchez, los resultados de las pruebas de Fortalecimiento de Aprendizajes para la Renovación de Oportunidades (FARO) son un insumo importante para la toma de decisiones. Dichas evaluaciones, sin embargo, fueron eliminadas este año por el actual gobierno sin que todavía se detalle con qué herramienta las va a sustituir.
En el 2021, las pruebas FARO arrojaron que en primaria (alumnos de quinto grado) el promedio de notas no alcanzó ni el 70 en ninguna de las tres asignaturas evaluadas (Matemáticas, Ciencias y Español).
Mientras tanto, en secundaria (penúltimo año de colegio) la calificación promedio en las tres asignaturas evaluadas no llegó a 65.
El ministro interino indicó que para analizar el rendimiento académico también se usan los datos arrojados por el Sistema para la Recopilación de Información de la Evaluación de los Aprendizajes (Sirimep), en el cual los docentes ingresan las notas que los alumnos obtuvieron en cada materia al finalizar cada periodo del curso lectivo.
Sin embargo, esos resultados no son estadísticamente representativos ya que surgen de las distintas evaluaciones que aplican los docentes en el aula, las cuales difieren incluso entre un grado y otro en un mismo centro educativo. En esos resultados se incluye también el trabajo cotidiano, tareas, proyectos, etc .
“El Consejo Superior de Educación fue muy claro en decir que el otro año se tiene que aplicar una prueba estandarizada”, manifestó Sánchez.