De los 30.234 estudiantes de secundaria que la Dirección Regional de Cartago tenía a cargo en 2020, solo reprobaron 585, o sea, el 1,94%. Los restantes 29.649 (98,06%) ganaron el año.
Se trata de un resultado sin precedentes en esa zona. De hecho, en el 2017 la reprobación en secundaria reportada allí fue cercana al 20%.
Pero en el 2018, año de la huelga de 89 días de los educadores contra la reforma fiscal, los números comenzaron a cambiar en forma drástica.
La cantidad de alumnos reprobados bajó a un 4,8% en esa dirección regional (una aprobación del 95,2%) y cayó aún más (1,94%) durante el primer año de la pandemia.
No obstante, este fenómeno observado en la Dirección Regional de Cartago se repite en todos los colegios públicos del país
De hecho, a partir del 2018, la promoción en secundaria a nivel nacional aumentó en forma drástica con respecto a la tendencia que se venía dando años atrás.
Así lo confirman datos recopilados por el Departamento de Estadística del Ministerio de Educación Pública (MEP), en su informe de Rendimiento Definitivo 2019.
Ese informe reportó que del 2000 al 2017, el promedio anual de jóvenes reprobados en colegios académicos y técnicos del Estado era de 51.968 estudiantes, un 19,4%.
Luego, en el 2018, dichos centros educativos registraron una caída en la cantidad de alumnos reprobados; bajaron a un total de 9.064 (un 2,9%).
En 2019, año en que los estudiantes lidiaban con las lagunas dejadas por la huelga en el curso anterior, creció la reprobación, pero sin alcanzar los niveles de los años previos.
De hecho, ese año el MEP reportó 25.182 alumnos reprobados en secundaria en todo el país, lo cual representa un 7,8%.
Visto de otra forma, la promoción en el 2018 en colegios públicos fue de un 97,1% y en el 2019 de un 92,2%, mientras que el promedio de los años anteriores fue de un 80%.
El Ministerio aún no tiene consolidados los datos del 2020.
Sin embargo, al ver el caso reportado por el director regional de Cartago, Víctor Hugo Orozco, se puede esperar que se mantenga una significativa caída en la reprobación general.
Evaluación más flexible
Rocío Torres Arias, jefa del Departamento de Evaluación de los Aprendizajes del MEP, afirma que el aumento en la promoción estudiantil visto en los últimos años es una cuestión “multifactorial”.
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Torres alegó, por ejemplo, que la huelga de educadores obligó a diseñar una promoción “más justa” en medio de esas circunstancias para evitar que los estudiantes pagaran las consecuencias.
En 2018, los docentes se fueron a huelga durante todo el tercer trimestre y, por tanto, los alumnos se quedaron sin recibir una serie de aprendizajes prioritarios.
Además, muchos profesores no dejaron registradas las notas del segundo semestre por lo cual no había, en algunos casos, información para definir la nota final del alumno.
Entonces, el MEP decidió calcular la promoción de los estudiantes con base en seis escenarios, según las notas que estuvieran disponibles.
Incluso, se dio la oportunidad de presentar exámenes de reposición, exposiciones o hacer convocatorias de ampliación en los casos más extremos.
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El Ministerio pidió a las direcciones regionales “escoger opción más beneficiosa para el estudiante”.
Mientras tanto, en 2020 y 2021 justificó por la pandemia de covid-19 una serie de decisiones para flexibilizar los criterios de evaluacion.
En ambos años, por ejemplo, se eliminaron los tradicionales exámenes que certificaban los conocimientos con una nota. Además, se dividió el ciclo lectivo en dos semestres.
“La pandemia no puede ser el motivo por el cual los estudiantes se quedaran y tuvieran que repetir, era un asunto totalmente ajeno a ellos”, alegó la jefa de Evaluación.
Por otra parte, Torres sugirió considerar las normas de Promoción y Repitencia como otro factor que pudo haber incidido en los bajos porcentajes de reprobación de los últimos años.
Dichas normas, implementadas en el 2019, permiten que los estudiantes cursen solo las materias reprobadas y adelanten otras del siguiente nivel.
También consideró que pudieron influir las reformas hechas para disminuir el valor porcentual de las pruebas y dar más peso al trabajo cotidiano, tareas y asistencia.
“Podría ser que todos estos acuerdos del Consejo Superior de Educación, en beneficio de un aprendizaje real del estudiante, dieran como resultado esos índices que tenemos ahora en promociones”, comentó la funcionaria.
Sin embargo, los datos del propio MEP evidencian que la caída drástica en la reprobación comenzó a partir del 2018.
Dudas ante mayor aprobación
Para Isabel Román, coordinadora del programa Estado de la Educación, las cifras estos últimos años han sido atípicas por los acontecimientos ocurridos.
“El que los aprobados aumentaran no significa que tengamos generaciones exitosas, con más conocimientos y habilidades.
“Por ejemplo, en el 2018 o en 2020 muchos estudiantes aprobaron el año, pero recibieron menos contenidos por la situaciones que se dieron”, explicó la especialista.
Al respecto, Torres admitió que no se puede garantizar que el estudiante aprendió lo que tenía que aprender con estos cambios en la evaluación. (Vea nota aparte).
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Román opinó que el impacto se conocerá cuando el MEP haga evaluaciones como las pruebas FARO (Fortalecimiento de Aprendizajes para la Renovación de los Aprendizajes), previstas para este año.
Explicó que, a partir de esos resultados, habrá que definir estrategias remediales en los próximos años, en todos los niveles del sistema, desde preescolar hasta la educación superior.
Sostuvo que el principal objetivo debe ser evitar que los daños temporales se vuelven permanentes para una generación que, según dijo, el país no se puede dar el lujo de perder.
“Los niños y jóvenes serán cada vez más escasos en un momento en el que el país más los necesita para la reactivación económica, para apuntalar los procesos de innovación y asegurar el desarrollo humano de los próximos 50 años”, aseveró Román.
Víctor Hugo Orozco, director regional de Cartago, sostuvo que la educación a distancia afecta “significativamente” la calidad de la enseñanza, por la pérdida del vínculo entre profesor y alumno.
Orozco admitió que desde la virtualidad no se tenían las condiciones para determinar si, efectivamente, el alumno tenía las competencias exigidas para cada ciclo.
“Las competencias, debilidades, conocimientos o destrezas de cada alumno es un tema muy complicado que nosotros, desde el centro educativo, difícilmente podemos determinar hoy”, manifestó.
Señaló que el único criterio disponible para definir si un alumno aprueba o no son las Guías de Trabajo Autónomo (GTA) y los trabajos que presenta al centro educativo.
Dichas guías nacieron como recurso didáctico para tener contacto con los estudiantes y para usarlas como fuente de información del desempeño.
Tienen un valor equivalente al 55% de la nota final. Se trata de asignaciones dadas por el docente al estudiante para que las entregue en una fecha determinada.
El otro 45% son instrumentos de evaluación sumativa que corresponden a técnicas y actividades (como ensayos, resolución de casos, entre otros) para que el estudiantado demuestre el aprendizaje logrado.
“No optamos por una valoración formativa, en la que todo el mundo pasar. Se dijo: ‘vamos a tener un valor porcentual en las guías y se le va a proponer a los estudiantes que desarrollen una estrategia al final de periodo para poder definir su condición’”, aseveró Torres.
Reprobación por nivel
Al segregrar los resultados sobre reprobación en secundaria, se observa niveles en los que el porcentaje de alumnos que no ganan el curso cayó a 1%.
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Según el informe estadístico del MEP, entre los alumnos de sétimo año de colegios académicos diurnos, el promedio anual de reprobados entre 2010 y 2017 fue de un 26%.
No obstante, el porcentaje cayó a un 4,3% en el 2018 y en 2019 llegó al 9,4%.
Para el nivel de octavo, la tendencia de reprobados en esos años era del 22,5%, pero en 2018 bajó a 3,2% y en 2019 se registró en 10,9%.
En noveno, el promedio de reprobación entre el 2010 y 2017 era un 15%. En 2018 bajó a 2,1% y en 2019 se ubicó en 7,1%.
En cuanto a décimo la tendencia era un 23% de reprobación; sin embargo, en 2018 bajó a 3,4% y en 2019 se mantuvo en 9%.
Para undécimo, lo tradicional era que reprobara un 9% de los alumnos, pero en 2018 ese porcentaje cayó al 1% y en 2019 se registró un 3,5%
En duodécimo los porcentajes de reprobación siempre fueron bajos, llegando al 0,8% en promedio. Para 2018 y 2019 fue de cero.
Mientras tanto, en primaria la mayor caída en los alumnos reprobados se observa en 2018, cuando se registraron 5. 681.
Sin embargo, para el 2019 se registraron 20.285 reprobados que es un número muy similar al que se presentó en el 2017 y años anteriores.