Lo primero que responde Fabiola Gómez, estudiante de 16 años, cuando se le pregunta por qué las mujeres se involucran menos que los hombres en las campañas políticas del colegio es: "Tememos a las críticas".
Cualquiera podría pensar que esta alumna de noveno año del Liceo San José, en barrio México, se refiere al temor a posibles reproches a sus propuestas, su rendimiento escolar o su forma de hablar en público. Pero no.
Fabiola se refiere, más bien, a los cuestionamientos que una mujer aspirante podría recibir por su apariencia física, forma de vestir, número de parejas que ha tenido, actividades sociales y hasta su orientación sexual.
"Esas cosas no se las cuestionan a los hombres", reclama la joven, quien este año aspiraba a ser la primera presidenta de su secundaria. Ese centro educativo fue fundado en 1954 y, aunque parezca increíble, nunca ha sido presidido por una mujer.
“No es posible que en un debate le digan a una compañera que cómo pretende ser presidenta si ha tenido cuatro novios desde que entró al cole o que le pregunten que cómo pretende ser presidenta si participa en los puestos (fiestas en casas)”, aseveró.
La próxima semana, la mayoría de centros educativos del país celebrarán las elecciones de sus gobiernos estudiantiles.
Datos de la Dirección de Vida Estudiantil del Ministerio de Educación Pública (MEP), confirman que las muchachas participan menos en la política colegial que los varones.
En el 2016, el 58% de las presidencias en los 700 colegios públicos del país fueron ganadas por hombres; lo mismo ocurrió en 2015.
Si observamos la conformación de las partidos estudiantiles que resultaron ganadores en 2016 también hallamos menor implicación femenina.
En los únicos puestos en que hay mayor presencia de mujeres son las secretarías y tesorerías.
Por ejemplo, en el 2015, el 62% de las secretarías fueron ocupadas por alumnas y el 38% por hombres. Mientras, en el 2016 la distribución de ese cargo fue de un 66% para chicas y un 34% para chicos.
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Esa situación ocurre, según Gabriela Valverde, jefa de Participación Estudiantil del MEP, porque el puesto de secretaria ha estado asociado históricamente a las mujeres.
El Ministerio solo cuenta con estadísticas de 2015 y 2016, pues, aún no procesa las de 2017. Antes del 2015 no existen registros.
Paridad incumplida
Desde 2009, el MEP reformó el Reglamento para la Organización y Funcionamiento del Gobierno Estudiantil para que los partidos políticos estén conformados por igual número de hombres y de mujeres y que la distribución de puestos en las papeletas sea con alternancia. Sin embargo, esa meta no se ha cumplido.
Frente a ese panorama, Fabiola representa una gran excepción. Ella conformó junto a otras cinco compañeras y un compañero el Partido Real Avance (PRA).
PRA reúne mujeres de La Carpio, Tibás y Barrio México. Todas están en noveno y decidieron formar la agrupación durante una clase en la que conversaban sobre la calidad de los servicios del comedor escolar.
La Dirección Regional Educativa San José Central (conformada por los cantones de San José, Alajuelita y Curridabat) es una de las más dominadas por varones en las elecciones para escoger presidente en los colegios.
En 2015 y 2016, más del 80% de las secundarias de esos cantones fueron presididas por hombres.
Yeslin Leiva, otra de las integrantes de PRA, señaló que en el caso de un candidato varón no es importante si es "pequeño, alto, gordo, guapo o feo", pero que en las mujeres las características físicas sí importan entre el electorado.
"Somos una sociedad machista, no podemos olvidar que venimos de una sociedad patriarcal en la que las mujeres han sido relegadas a cuestiones de la casa y eso se manifiesta cuando los chicos y chicas entran al colegio", declaró Marcela Solano, profesora de Estudios Sociales que coordina el proceso electoral en el Liceo San José.
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Laura Alvarado Henández, vicepresidenta del Tribunal Electoral Estudiantil del Colegio Técnico Profesional de Educación Comercial y Servicios, coincidió en que las mujeres sufren temor por prejuicios de la sociedad cuando se exponen al público.
"Hay un poco de miedo a los estereotipos de que son los hombres los que están a la cabeza de los partidos políticos en la vida adulta (...) Acá en el colegio no se dan ataques personales, pero creo que como sociedad sí hay una gran cuota machismo", afirmó la estudiante de 18 años.
Este año, en ese colegio hay inscritos dos partidos, uno lo encabeza una mujer y el otro, un hombre.
Otros obstáculos para la participación de las mujeres en política a esas edades, de acuerdo con un conversatorio realizado por el MEP, son el poco apoyo de algunos docentes, los estereotipos de la comunidad educativa y la resistencia de algunos padres de familia a que ellas se involucren en esa área.
Valverde agregó que, por lo general, los padres les exigen mejor rendimiento académico a las mujeres.
En los últimos años, el MEP junto al Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) han realizado varias actividades para fomentar la participación de esa población en elecciones estudiantiles.
Por ejemplo, meses atrás convocaron a cientos de alumnas a ver la película Las Sufragistas en el cine Magaly, ese filme refleja la lucha de las mujeres en Gran Bretaña por tener derecho a votar.
Voz de la experiencia
Laura Chinchilla, expresidenta de la República (2010-2014), comentó que los datos del MEP reflejan la realidad de las mujeres en la política nacional.
De los 48 jefes de Estado que ha tenido Costa Rica a lo largo de su historia, solo una ha sido mujer. Además, la Asamblea Legislativa solo ha tenido tres mujeres como presidentas del Directorio legislativo.
"Las mujeres siempre han mostrado un gran activismo en la política, llevando adelante muchas de las actividades desde los censos, empadronamientos, proselitismo, capacitación, guía en centros electorales, miembros de mesa y otras. Pese a ello, les ha sido difícil escalar dentro de las estructuras partidarias. Esta situación está cambiando gracias a las leyes de cuotas primero, y de paridad ahora", dijo la exmandataria.
El primer contacto de Chinchilla con los puestos de elección popular fue durante su estancia en la Universidad de Costa Rica (UCR).
"En la universidad aspiré a la presidencia de la Escuela de Ciencias Políticas. Formé un partido independiente -en esa época los partidos universitarios estaban alineados con los partidos nacionales- y conseguí el apoyo de diversas fuerzas estudiantiles. Sin embargo, perdí por pocos votos, nada más y nada menos que contra el partido que años después me presentaría como candidata a la Presidencia de mi país: el Partido Liberación Nacional", recordó la exmandataria.
Para la expresidenta, las colegialas deben convencerse de que tienen capacidad para liderar proyectos.
"Tenemos la capacidad de sacar adelante y con éxito varias tareas. Involucrarse en la política estudiantil es una oportunidad para que fortalezcan sus capacidades de liderazgo y eso las hará también mejores profesionales en el futuro. La formación académica y la formación cívica a través del gobierno estudiantil van de la mano y son complementarias", aseveró.
Anastasia Chacón, bachiller en Política, Economía y Género, afirma que hay varios factores culturales que juegan contra la participación de las mujeres en estas instancias.
"Las ideas sobre liderazgo que tenemos como sociedad usualmente se asocian con características que tradicionalmente consideramos como masculinas. Cuando pensamos en un presidente, pensamos en alguien fuerte, tenaz, decisivo, racional… Al mismo tiempo, la sociedad percibe a la mujer como débil, dócil, vacilante y emocional.
"La idea que tenemos de lo que es ser líder normalmente no encaja con la idea que tenemos de lo que es ser mujer. Todas estas percepciones usualmente están completamente interiorizadas y como consecuencia las niñas, muchas veces, asumen que no son capaces o que no están preparadas para ser líderes", puntualizó.
Al poder por segunda vez
María Rosa González, de 16 años, es una de las estudiantes de más baja estatura de su colegio, usa el cabello largo y suelto, pero lleva una cola celeste en su muñeca derecha para amarrarlo si hace calor.
Es una jovencita segura y con facilidad para expresarse.
Tiene claras algunas ideas: en el futuro quiere ser profesora de inglés y para eso tendrá que dejar Guacimal de Puntarenas y mudarse a Alajuela cuando finalice la secundaria. Allí vivirá, según dice, con unos familiares.
También sabe que quiere ser presidenta del colegio, por segunda vez.
Este año se postuló con el Partido Estudiantil Para Poder Avanzar (PEPPA) en el Liceo Rural Guacimal. En 2015, fue presidenta de su anterior centro educativo, el Colegio Técnico Profesional de Santa Elena, en Monteverde.
En aquella oportunidad cursaba sétimo año y, luego de ganar las elecciones, su papá no la quería dejar ir al traspaso de poderes porque pensaba que ser presidenta de la institución la iba a distraer de sus estudios.
Otra preocupación del padre era que su familia no contaba con dinero para mejoras en el colegio. Sin embargo, cuando el MEP le explicó que los gobiernos estudiantiles no deben asumir el pago de obras, ni desembolsar dinero para ninguna actividad, accedió a permitir que su hija llegara al poder.
"A mi papá lo que le preocupaba era que yo apenas era una niña que iniciaba el colegio, no sabía a qué cargo me enfrentaba. Además, yo no le comenté que estaba participando hasta que gané", relató González entre risas.
"Pensaba que las notas me iban a bajar, pero eso no sucedió, más bien mejoré el rendimiento", agregó la alumna.
El entusiasmo de esta puntarenense por la política contagió a su hermano Fray, quien este año la acompaña en la papeleta de PEPPA.
En la primera ocasión, María Rosa enfrentó la elección en un colegio con cientos de estudiantes; ahora está en una secundaria de apenas 38 alumnos que reciben clases en un viejo salón comunal.
Las aulas del Liceo Rural Guacimal son pupitres apilados alrededor de una pizarra, no hay paredes que dividan los salones y los docentes deben hablar lo más fuerte posible para contrarrestar la voz del colega que imparte clases al lado.
María Rosa y sus compañeros no tienen soda escolar, ni comedor, ni área de recreación, ni sanitarios decentes.
Lo más parecido a una zona verde en ese colegio es un terreno cercano, el lote está junto a un redondel en construcción, a veces los chicos van allí a distraerse, pero el lugar es un auténtico campo minado de boñigas.
En la mente de la joven y de sus compañeros de partido está presionar a las autoridades educativas para mejorar las instalaciones. También desean hacer actividades para mejorar la convivencia entre colegiales.
Grettel Barrantes, profesora del Liceo Rural Guacimal, explicó que este año solo había un partido inscrito en esa institución, la razón es que hay pocos estudiantes.