Las modalidades de estudio virtuales o híbridas son cada vez más comunes en el país. Muestra de ello es que el 21,6% de las nuevas carreras aprobadas en las universidades privadas en los últimos años tienen ese formato.
Así lo revela el informe Estado de la Educación 2023 con base en datos del Consejo Nacional de Educación Universitaria Privada (Conesup), ente encargado de aprobar nuevas carreras y planes de estudio.
Juan Ricardo Wong Ruiz, director ejecutivo del Conesup, confirmó a La Nación que, desde el 2020 a la fecha, se han aprobado 25 carreras totalmente virtuales y seis carreras semipresenciales o híbridas.
Dichas carreras pertenecen a áreas como ingeniería, salud, educación y negocios. Además, indicó que el 35% de las aprobaciones solicitadas para nuevas carreras son de formato virtual o híbrido.
Wong recalcó que las universidades están facultadas a impartir los cursos no virtuales en forma presencial física (clases en el aula), presencial remota (sincrónica a través de plataforma de comunicación) e híbrida (estudiantes en el aula y en forma remota de manera simultánea).
Lo anterior ha permitido que, por ejemplo, Mónica Jiménez, vecina de Puerto Jiménez, llevara cursos de licenciatura en Administración.
“Aquí no tengo universidades cerca e irme a otro lugar no es opción, porque cuido de mis papás adultos mayores con discapacidad. Si no tuviera esta opción, no podría del todo”, relató a La Nación.
Aunque esta es una tendencia que venía desde hace varios años, el hecho de que en la pandemia se enviara a las personas a trabajar y estudiar desde las casas, puso sobre el tapete la opción de este tipo de educación.
“A mí la verdad no se me había pasado por la mente ni siquiera hacer un curso virtual de una semana, pero cuando por la pandemia se comenzaron a ofrecer quise probar, y la verdad es que siento que aprendo mejor”, dijo Jiménez.
La Universidad Estatal a Distancia (UNED), que desde hace años tiene un formato de educación a distancia con diferentes herramientas tecnológicas, también ha visto un aumento en su matrícula.
“Antes de la pandemia, la mayoría de la gente eran mujeres, criando más hijos. En la UNED no se veían jóvenes casi.
“Ahora con la pandemia todo cambió; tenemos más jóvenes, vieron que la educación no era de segunda categoría”, manifestó Linda Madriz Bermúdez, directora de la Facultad de Educación de esa casa de enseñanza.
El Estado de la Educación menciona una encuesta realizada con las vicerrectorías de docencia de las universidades.
Un 64,7% de los consultados respondió que la población estudiantil demanda una mayor oferta de carreras con componentes virtuales, y el 60% señaló que la educación virtual será parte de la estrategia de la universidad a futuro.
Sin embargo, para Wong la pandemia no es tan determinante. Él considera que otros factores han tenido un fuerte impacto en la promoción de las carreras virtuales.
Mencionó, por ejemplo, las nuevas modalidades internacionales de enseñanza en la educación superior, las oportunidades de internacionalización, las nuevas tecnologías de aprendizaje y las modificaciones regulatorias del Conesup que ahora permiten mayor diversidad de herramientas educativas.
Laura Ramírez Saborío, directora ejecutiva del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes), ente encargado de acreditar las carreras ya autorizadas, indicó que la pandemia tal vez aceleró procesos y obligó a las universidades a ajustarse a la realidad.
No obstante, Ramírez sostuvo que el reto de mejorar la enseñanza continúa después de la crisis sanitaria.
“Las universidades, en todo el mundo, no solo en Costa Rica, están viendo cómo ajustan sus programas de estudio, también cómo hacen esa adaptación, ese replanteamiento de sus modelos educativos y de sus modelos pedagógicos.
“No solo se trata de una herramienta, se trata de cómo se posiciona la universidad frente al tema de la virtualidad. No es un tema menor, es el tema de docencia, de extensión cultural y de investigación”, detalló.
No toda educación puede ser virtual
Estudiantes y profesionales en educación son conscientes de que no todos los cursos ni todas las carreras tienen las características idóneas para poder llevarse de forma virtual.
El Estado de la Educación señala que las vicerrectorías de docencia consultadas consideran que los factores que deben pesar más en la definición de una modalidad de enseñanza son los que sean “convenientes pedagógicamente”.
Como ejemplos, citan que, ante la afirmación: “las personas graduadas de carreras virtuales salen igual de preparadas que las graduadas de carreras presenciales”, el 60% respondió “depende del curso o carrera”.
Esta misma respuesta la dio un 65,7%, ante la afirmación: “la educación virtual es de igual calidad que la educación presencial”.
Y un 71,4% opinó de la misma forma ante la frase: “con la educación virtual los estudiantes aprenden igual que en la presencial”.
Madriz, de la UNED, también hace sus salvedades. “Lo diré con mucho amor y cariño, pero yo no quiero que un doctor que se formó a distancia me venga a operar. Y se lo dice una educadora a distancia”, enfatizó.
Incluso, dentro de la UNED hay partes importantes de los programas de estudio que deben resolverse con presencialidad. Ella puso un ejemplo con las estudiantes de Educación Preescolar.
“Yo necesito que vayan a un aula, oigan 20 güilas llorar, las embarren de mocos, oigan a los papás quejarse. Solo así van a saber si eso es lo que quieren y solo así vamos a poder evaluarlas”, comentó Madriz.
Medicina también fue una carrera en la que Laura Ramírez, directora ejecutiva del Sinaes, mencionó ciertas complejidades.
“Una cosa es una reunión virtual y otra la concepción de un curso. En algunas disciplinas puede ser más fácil, pero en otras, como en ingenierías o en ciencias de la salud, cómo hace la magia.
“Es difícil lograr esa interacción. Los desafíos en materia de docencia son muy grandes”, afirmó.
Cuidar la calidad
Utilizar modelos que no impliquen que el estudiante se movilice al aula también exige cuidar la calidad. Por ello, las casas de estudio deben pasar por un proceso para obtener una autorización.
Son varios los aspectos que deben cuidarse. No solo se trata de la concepción de la carrera en sí misma, sino también que esta tiene debe estar pensada desde un inicio para una modalidad remota o semipresencial.
Los profesores deben pensarlo así y conceptualizar cada lección y tarea con base en los requerimientos de la educación a distancia, los cuales difieren de los de la modalidad presencial.
“La educación a distancia bien aplicada es una excelente forma de aprender, pero si no cuenta con esa fundamentación puede ser una estafa y usted puede salir y no haber aprendido nada.
“Es un tema riesgosísimo para la calidad de la educación”, aseveró Madriz.
“Que yo crea que la educación a distancia se resuelve con compartir el powerpoint en WhatsApp o porque agarre lo que explicaba oralmente y lo suba a un medio virtual, eso no es educación a distancia.
“Eso es una práctica nefasta que no ayuda al aprendizaje y va en detrimento de la calidad de la educación”, añadió.
¿Qué rol juegan las acreditaciones?
Una carrera puede estar autorizada, pero esto no quiere decir que la calidad y el programa de estudios estén certificados. Para acreditar una carrera debe comenzarse un proceso ante el Sinaes.
Ramírez confirmó que varias universidades se han acercado en los últimos años para ver si pueden llevar a cabo el proceso de acreditación de carreras virtuales o híbridas.
Ya Sinaes cuenta con un modelo, con el cual se evalúa a la UNED, pero trabajan en uno nuevo.
“El nuevo modelo les permitirá a las universidades someterse a la evaluación con fines de acreditación.
“Esto se aplicará a carreras que se imparten tanto de manera presencial, como a carreras que combinen la presencialidad y la virtualidad y para carreras que son 100% virtuales. Se espera que este modelo de evaluación se encuentre listo para iniciar su ejecución en el transcurso de 2024″, especificó.
En los últimos años no se han acreditado carreras de universidades privadas. Ramírez lo ve natural y lo explica como parte del proceso.
“No basta estar regulada o admitida, las carreras ya deben tener cohortes de graduados. Si ya las carreras por ahí del 2020 tuvieran estudiantes, apenas están cursando la carrera. Para que vengan con nosotros ya debe haber una cohorte de graduados”, manifestó.
La razón para esto es que los modelos de acreditación no solo revisan el plan de estudios, sino que también se les consulta a varios actores, como graduados y empleadores.
Ellos, precisamente, pueden dar fe de cómo se desempeñan en el campo laboral los graduados, ver la calidad de los insumos y laboratorios y si hay programas de investigación.
“A las universidades y a las carreras hay que darles tiempo para que sigan su camino. Cuando vengan con nosotros, analizaremos una serie de elementos para el proceso de acreditación y se les dirá si cumple, debe mejorar algo o no cumple. Es un proceso”, concluyó Ramírez.