Este 28 de junio, cerca de un millón de estudiantes salieron a vacaciones y tendrán dos semanas de descanso antes de regresar a las aulas el próximo 15 de julio.
Estos días son una oportunidad para el descanso, el aprovechamiento del tiempo libre con sus amigos y con la familia, pero también pueden ser una oportunidad para descubrir nuevas actividades s y mejorar la salud mental y emocional, con el fin de recargar baterías para el segundo semestre.
La Nación conversó con la psicopedagoga Karla Villalobos Mora, quien dio consejos de cómo aprovechar estos días para tener ese merecido descanso y a la vez tener diferentes actividades recreativas.
“Aunque parezca absurdo, este es momento para recordar qué son las vacaciones. Son ese periodo de descanso de esa rutina académica de estudio, exámenes y tareas. También de las carreras de estar listos para llegar a tiempo. Es descanso que al final se conecta con la salud mental”, dijo la profesional.
Para Villalobos, uno de los problemas más comunes de las familias es que, aunque los niños y adolescentes estén de vacaciones, los padres no lo están, pero en la medida de lo posible conviene planificar días de actividades familiares. Si a los padres no les es posible sacar vacaciones, debe procurarse compartir al menos los fines de semana.
“Si usted está trabajando y llega en la noche, pero puede dedicar una o dos horas, utilice ese tiempo para compartir tiempo de calidad”, subrayó.
Vacaciones no son para prolongar el tiempo en pantalla
La psicopedagoga insistió en que las vacaciones no deben servir para el abuso de videojuegos, tiempo con uso de celular o películas. Muchas veces, explicó la especialista, esto hace que lleguen más cansados de regreso a las aulas, pues estas actividades no relajan al cerebro y por eso, al regresar a la carga académica se sienten saturados.
En su lugar, Villalobos propone actividades al aire libre. “Todos los seres humanos necesitamos la conexión con la naturaleza. Ir al parque, buscar actividades que puedan desembocar en otras habilidades”, sugirió.
La especialista señaló que muchos papás se preocupan si su hijo está con bajo rendimiento en Matemáticas u otra materia, pero no se preocupan de si ya sabe andar en bicicleta, patinar o saltar la cuerda. La falta de espacio para estas actividades hace que los menores pierdan (o no desarrollen) destrezas motoras.
“Las actividades motoras favorecen el razonamiento lógico, la memoria y otras habilidades que son primordiales para un buen desempeño escolar”, enfatizó.
Esta también es una oportunidad para tener tiempo en familia, conectar con primos, tíos y abuelos con los que tal vez no se reúne durante el curso lectivo. Este es momento para cocinar o hacer otras actividades que les permitan ir ganando independencia.
Vacaciones no son tiempo de ‘reponer materias’
La especialista también fue enfática en que las vacaciones no son momento para que los menores realicen tareas extra para recuperar tiempo y ponerse al día académicamente.
“Si tu hijo ha venido presentando alguna dificultad desde que empezó el ciclo lectivo, que fue en febrero, y estamos en julio, tenemos seis meses. En dos semanas no va a recuperar, ¿de qué nos vale hacer algo tan intensivo donde el chico va a llegar más cansado? La salud mental es importante”, expuso.
La especialista también desaconsejó “llenarles la agenda” a los menores con actividades, cursos de verano y campamentos. Si esto se hace de forma excesiva regresarán al curso lectivo con más cansancio.
Según el Calendario Escolar 2024, el final del curso lectivo está previsto para el 13 de diciembre. Las graduaciones se realizarán el 16 y 17 de diciembre.