En Limón, los docentes andan “detrás de los muchachos” para evitar que caigan en el consumo o venta de drogas. Así lo afirmó David Morales, director regional del Ministerio de Educación Pública (MEP), para quien no se puede “tapar el sol con un dedo”, frente a la realidad de la violencia y la acción del narcotráfico en la provincia.
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Morales tiene a cargo 252 centros educativos y según las informaciones que maneja, por lo menos el 20% (50 instituciones), principalmente colegios, están en riesgo, es decir, son “blanco fácil” de las bandas narco.
“Sabemos que tenemos esta situación que se tiene que trabajar. Tenemos que competir contra el narco y que los muchachos no se metan, que no se los lleven, que no deserten del estudio. La droga está en la calle, la compran fácilmente o los utilizan para que la vendan”, aseveró el funcionario.
Limón vive un momento de incremento en la violencia y los estudiantes no están ajenos a esa situación. Por eso, las autoridades educativas de la provincia coordinan con el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y con la misma Fiscalía Penal Juvenil para que les ayude a los directores y equipos regionales a dar soporte a los alumnos y profesores.
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“Hemos tenido varias reuniones con el PANI para que nos ayude con charlas y prevención y sobre cómo manejar una situación de violencia. Estamos viviendo una crisis y los jóvenes encuentran con facilidad que alguien les ofrezca dinero por la venta (de droga); eso nos está afectando muchísimo porque si los muchachos encuentran esa facilidad, muchas veces desertan. Al meterse en el narco, nos cuesta volver a integrarlos”, lamentó el funcionario.
A este flagelo, se suman otros graves, como son la desintegración de los hogares y la falta de empleo, que tiran a los estudiantes a buscar otras alternativas para su vida.
Prevención
Docentes y autoridades educativas implementan la “alerta temprana”, una estrategia diseñada por el Ministerio de Educación Pública (MEP) para facilitar la detección, atención, referencia y acompañamiento de los estudiantes en riesgo de exclusión educativa y vulnerabilidad.
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“Lo que se busca es prevención. Si se detecta un alumno consumiendo droga o en peligro de estar en el narcotráfico, se habla con el muchacho y se habla con el IAFA (Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia). La Fuerza Pública también da talleres en los centros educativos donde hay más riesgo.
“Aquí, por ser un puerto, pasa mucha droga; hemos encontrado muchos alumnos con droga en el centro educativo. Se les ha hablado para que se integren; a algunos los hemos logrado convencer a otros, no”, declaró Morales.
Será hasta julio que tendrán las estadísticas de la deserción de este año, cuando se darán cuenta si la alerta temprana funcionó. El año pasado, lograron bajar la deserción pero el escenario era distinto ya que no estaba la presencialidad de ahora sino que la educación era combinada (presencial y virtual).
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Con la presencialidad, ahora también usan el deporte como una manera de atraerlos y minimizar el efecto de la violencia en la provincia y que se ha trasladado a los centros educativos como “nunca antes se había visto”.
En lo que va de este año se han perpetrado 54 homicidios en la región del Caribe, 23% de los cometidos en todo el territorio nacional. Un 90% de esos asesinatos, al parecer, tienen relación con venganzas entre clanes narco que suelen contratar sicarios para ajustar cuentas con sus adversarios.
El más reciente ocurrió justo este martes en el parqueo de un centro educativo privado, ubicado en la comunidad de La Colina, cuando un hombre de 39 años, identificado como Ronny José Dobrosky Rojas, fue acribillado mientras iba a dejar a su hija de ocho años.
Falta de empleo
El obispo de Limón, Javier Román Arias, comparte el desvelo por la situación que impacta a los jóvenes. Según dijo, también ellos han hecho esfuerzos con las iglesias para atraer a los jóvenes a la pastoral, a las convivencias o retiros, pero son pocos los que acuden al llamado.
“Como dice el (funcionario) del MEP, es una competencia contra el narcotráfico porque a los jóvenes les gusta la vida fácil, dejan el colegio para irse a la vida fácil. El problema está en la desintegración familiar, el otro problema es que no hay fuentes de trabajo; entonces, en la zona indígena me decían algunos muchachos ‘nuestra vida no tiene sentido, estudiamos para qué, para meternos en una bananera’. No hay opción”, manifestó Román.
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Explicó que en la zona indígena, los jóvenes están involucrados “muy fuertemente” en ese mundo.
“La Fuerza Pública sube a la zona indígena cada tres meses a quemar marihuana; al indígena le pagan por cuidarla. Simplemente les ofrecen dinero fácil y el joven libremente lo escoge, se mete en este ambiente. Si no hay fuentes de trabajo, esto va a seguir”, advirtió el obispo.