Los estudiantes Filipo Fonseca Cagnazzo y Mark Music Lizano dieron este domingo a Costa Rica un segundo lugar en la Olimpiada Mundial de Robótica (WRO) celebrada virtualmente este año. Por primera vez, el país se colocó en los primeros tres lugares del torneo históricamente dominado por equipos de países como China, Japón, Rusia y Alemania; entre otros.
Los alumnos de 15 y 16 años del Colegio Lincoln diseñaron un sistema para trasladar paquetería más eficiente en consumo de tiempo y gasto de energía, que emplea un prototipo de cápsula de entrega basado en drones inspirados por la demanda de servicios de mensajería a domicilio durante la pandemia.
Ambos ganaron el segundo lugar en la categoría Open Senior (16-19 años) frente a 53 equipos en este nivel de la competencia. En Open, este 2021 el tema propuesto fue la búsqueda de soluciones vinculadas al uso más eficiente de energía, explicó la ingeniera Alejandra Sánchez, anfitriona y organizadora de la Olimpiada Nacional de Robótica.
De Latinoamérica, Costa Rica fue la única nación del continente con presencia en uno de los tres primeros lugares en la edición 2021 de la WRO, realizada virtualmente por el propio comité de la organización desde Alemania. Este año, participaron 64 naciones.
“Esto demuestra la evolución del país después de iniciarse en el 2011 en estas justas. Siempre los primeros tres lugares de cada categoría se los dejan Japón, China, Rusia, Alemania y por el estilo donde hay mucho músculo financiero y otros recursos para desarrollar estas áreas en sus jóvenes”, explicó Sánchez.
Para ambos ticos, el esfuerzo se les duplicó debido a un trabajo constante durante la pandemia para conseguir fondos y desarrollar la idea; incluida toda la investigación base que se requiere para la postulación y constituye una de las áreas examinadas por los jueces.
Fonseca y Music demostraron que la crecida de servicios de entrega a domicilio en Costa Rica es tremendamente ineficaz desde una perspectiva energética.
Para mover un paquete de dos kilogramos (kg), un conductor en un automóvil de 1.857 kg o una motocicleta de 275 kg requieren para mover ese paquete entre 929 y 138 veces la masa respectivamente del paquete a trasladar, explicaron en su postulación en referencia a la magnitud física y propiedad general de la materia de paquete y medio de transporte.
Aparte del desperdicio de energía, la mayor parte de esta proviene de combustibles fósiles que arrojan gases de efecto invernadero al aire en una nación, explicaron, donde se pierde más energía por el desperdicio derivado de rutas terrestres poco eficientes, por daños en las vías, reparaciones o congestiones.
Ellos probaron que se consumen entre 12 y 28 minutos para mover una entrega en el centro de San José entre dos puntos separados por 5,6 kilómetros, y que la distancia en línea recta por aire con ayuda de un dron se reduce a 2,75 km.
Su propuesta UpDrop emplea drones de entrega autónomos, estaciones de carga automática, software de planificación de rutas, así como una aplicación móvil orientada al cliente con un enfoque de entrega bajo demanda de paquetes livianos de peso.
Suena simple pero ambos aseguran que el proceso entre idea y llegar al torneo fue demoledor.
“En verdad fue una experiencia increíble lograr esto con las dificultades técnicas de un proyecto como este pero esto evidencia que con ganas, perseverancia y recursos disponibles como Internet, sí se puede. Dos ticos logramos esto”, expresó este domingo Music quien recordó que ambos debieron conseguir $10.000 para costear su proyecto.
El joven recordó que llamaron a “montones de instituciones” y aprendieron en el proceso estrategia de cómo reunir fondos y proyectar su idea hasta que amarraron patrocinios del propio Colegio Lincoln y la Universidad Fidelitas.
“Siendo costarricense, esto es una forma de impulsar el emprendimiento y la robótica pues muestra cómo hemos evolucionado. Esto personalmente me inspira a seguir e impulsar a otros. El país lo necesita y vamos por buen camino. Es aprendizaje y motivación. Es increíble el talento mundial afuera pero también nosotros podemos seguir porque hay capacidad local”, relató por su parte Fonseca.
Ambos coincidieron en que, si bien aún están procesando la noticia, su papel debe convertirse en un llamado a la acción para otros jóvenes y entidades a apoyar este tipo de emprendimientos.
“Es duro y cansado pero también es creer en la visión y conseguirla. Si uno se motiva y quiere ver algo hecho, se puede hacer sin duda. Solo requiere mucho esfuerzo y pasión”, mencionó Music.
Fonseca añadió que seguirán adelante con su idea ahora “hasta donde nos lleve” en referencia a que desean seguir hasta convertirla en un eventual negocio.
Christopher Music Gamboa, padre de Mark y entrenador de ambos jóvenes, destacó la perseverancia de ellos.
Su hijo empezó desde los siete años a interesarse en robótica porque, desde esa edad, le gustaba armar Legos. Tanto aprendió que logró participar en el 2014 en esta misma olimpiada realizada en Rusia pero la experiencia fue descorazonadora.
“Iban muy emocionados pero quedaron de últimos porque no pudieron competir. A un integrante de su equipo se le olvidó su explicación y pasos al frente de todos en la exposición y fueron descalificados. Fue muy duro para ellos; una derrota muy complicada luego de nueve meses de trabajo y, a última hora, cero puntos”, explicó el entrenador.
Las opciones eran ponerse a llorar o levantarse de cara a otras ediciones. Escogieron la segunda.
“Es un gran orgullo ver su evolución y cómo lograron enfrentarse a la pandemia, a la tentación de perder tiempo y más bien aprovecharlo sirviéndose de una coyuntura tan complicada para inspirarse. Toda esa perseverancia materializada es un orgullo que debemos juntos compartir como país. Ejemplos hay en todo el país y estas generaciones nuestras están haciendo grandes cosas a nivel mundial”, relató orgulloso el padre cuyas hijas Alanna y Emma; también compiten en torneos de robótica como el hermano.