No todo se resuelve con una tableta o celular. Un adecuado uso de la tecnología, la actualización continua y tener la claridad para fundamentar la formas de enseñar en el aula están entre los retos a los que se enfrentan los docentes de esta época.
Recientemente, La Nación informó acerca de la desactualización de entre 20 y 40 años en algunos programas de formación docente en Costa Rica. En el marco de esta publicación, Jessica Araya, coordinadora de la carrera de Educación Primaria de Universidad de Costa Rica (UCR), se refirió a los desafíos con los que se encuentran los maestros y profesores al enfrentar la realidad de las aulas.
Uno de los retos más importantes es tener la capacidad y la claridad de fundamentar las decisiones pedagógicas con enfoques, métodos y estrategias de aprendizaje, dice la académica de la UCR.
“A veces los educadores se quedan un poco cortos cuando responden a un periodista o al mismo director del centro educativo sobre cómo desarrolla el proceso de lectoescritura inicial con su primer grado. A veces hasta el mismo padre de familia le cuestiona al maestro por qué trabaja la ortografía de esa forma y resulta que el maestro no tiene una respuesta profesional con la que realmente pueda defenderse”, expresó.
La capacitación y la actualización por supuesto son otros de los desafíos. Esa urgencia aplica, por ejemplo, al maestro de primaria que tiene en su clase a estudiantes con capacidades diferentes, cuando no es un especialista, como podría ser un docente en Educación Especial.
Los educadores en estos casos podrían sentirse como atados de manos por el conocimiento que tienen y las estrategias que se requiere implementar.
“Atienden niños de aula regular y están integrados los niños que presentan alguna dificultad del aprendizaje. Eso es un reto que tiene un docente”, afirmó.
Para responder a esas necesidades, recordó Araya, es muy importante la actualización permanente que promueva el Ministerio de Educación Pública (MEP) como empleador, para remozar la formación inicial recibida en la universidad, porque todo cambia.
El maestro o profesor también debe saber integrar y contextualizar la realidad económica, social y cultural que tienen los niños y las niñas, pues hay casos en que los estudiantes cuentan con el apoyo de sus padres y otros en los que no están presentes. Se requiere, entonces, la habilidad para lograr que los padres y madres sean parte del proceso de aprendizaje.
Docentes deben diversificar para enseñar
Araya también advirtió de que en la actualidad, es necesario que los educadores diversifiquen la forma en la que propician los aprendizajes y no limitarse al uso de herramientas tecnológicas.
“Si estamos viendo el tema de la municipalidad, por qué no ir a hacer un recorrido. A veces nos quedamos solo con páginas de libro y las ilustraciones. (...) Con el tema de la tecnología, por supuesto que es importante, pero no satanicemos que solo con tecnología la gente va a aprender”, indicó.
Según dijo, existe evidencia científica de que los niños pequeños necesitan experimentar y manipular objetos en su proceso de aprendizaje. No es igual hacer una lectura en una tableta o computadora a realizarla con un libro físico en el que pueden escribir, tachar, identificar ideas principales y más.
Por ello, sugirió utilizar la tecnología con cautela, eso sí, que el docente busque mejorar sus competencias en este terreno, que es importante en el contexto actual, para así evitar lo ocurrido en la pandemia, cuando en tiempos de virtualidad, muchos docentes entraron en un mundo en el que hasta abrir un correo electrónico era desconocido.
“(...) La pandemia nos dio una lección a todos y fue esa necesidad de que nuestras competencias estén bien afianzadas”, declaró la docente.