La escuela Carlos J. Peralta, ubicada en Guadalupe de Cartago, fue fundada hace 136 años; el 10 de marzo de 1886. Junto con las inclemencias del tiempo y el desgaste natural soportados por más de un siglo, la falta de mantenimiento por parte del Ministerio de Educación Pública (MEP) hace evidente y cada vez más grave su deterioro.
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El agua de las cloacas, por ejemplo, salen a la superficie porque hay una gran grieta que pasa debajo del edificio. Solo hay dos baterías sanitarias para casi 1.000 personas, entre alumnos y personal, y además no existen respiradores ni sistemas de ventilación por lo que los olores “son terribles”.
“Cuando llueve, quienes hacen una verdadera fiesta son las ratas que andan por todo lado, pese a las fumigaciones y trabajos que se realizan. Hay gran cantidad de comején, chinchas e insectos que son inquilinos. El comedor es muy pequeño y cuando llueve se inunda por lo que las cocineras se deben subir a unas burras (tarimas) que les confeccionaron.
“Estamos cansados de esperar la construcción de la nueva escuela. El presidente de la Asociación de Desarrollo y el sacerdote de la comunidad me van a ayudar con unas aulas acondicionadas para cuando tengamos que trasladar a los estudiantes”, narró Teresita Cubero, directora de la Institución.
Esta centenaria escuela forma parte de las muchísimas en el país que necesitan una intervención “urgente” para salvar su infraestructura y adecuarla para la atención de los estudiantes.
Esta es la alerta que hace el estudio realizado por Leonardo Sánchez, economista e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR), también trabajó en la Nacional (UNA); quien llevó a cabo una radiografía de los 4.535 centros educativos públicos del país.
Para elaborarla trabajó con datos disponibles en el MEP sobre los problemas que presentan las escuelas y colegios en relación con el acceso a servicios básicos (agua y electricidad); acceso a recursos tecnológicos; tenencia de infraestructura básica y en buen estado (servicios sanitarios, lavamanos) y tenencia de mobiliario en buen estado (laboratorios y aulas).
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De acuerdo con esos parámetros, dividió a los centros en cuatro categorías de infraestructura: muy deficiente, deficiente, regular y buena. De los 4.535 centros, 16,4% (740) tenían una infraestructura muy deficiente; el 22,2% (1.008), deficiente; el 39,1% (1.774), regular y solo el 22,3% (1.013), buena.
“Los más de 4.500 centros educativos son una bomba de tiempo porque no se les logra dar el mantenimiento ‘preventivo y correctivo’ que necesitan cada año. La vida útil de muchos, con años de haberse construido, ya expiró, en parte, por la falta de mantenimiento adecuado, de ahí que no es de extrañar que cada mes surjan nuevas órdenes sanitarias y se conviertan en un problema de nunca acabar”, expresó Sánchez.
Según sus hallazgos, en este momento, 4 de cada 10 centros necesitan de una intervención inmediata, si se consideran los que se encuentran en las categorías “muy deficiente” y “deficiente”, que suman 1.745.
Los restantes, advirtió, requieren mantenimientos continuos para evitar sus cierres en los próximos años, con la dificultad de que el MEP no destina recursos de manera generalizada y constante para ese fin por falta de presupuesto.
Frente a esa realidad, preocupa aún más otra de las conclusiones del estudio: para evitar el cierre de escuelas en el futuro cercano se debe invertir en mantenimiento hasta el 2026, cinco o seis veces más de los recursos destinados en este momento.
Para el 2022, por ejemplo, el presupuesto de la Dirección de Infraestructura Educativa (DIE) del MEP es de ¢11.000 millones, es decir, que se necesitarían ¢66.000 millones anuales para evitar su colapso.
Datos a junio del 2021 suministrados por el MEP, revelan que 874 centros (19%) tienen una orden sanitaria por malas condiciones de su infraestructura, pero, para Sánchez, las órdenes sanitarias no reflejan el verdadero estado de las escuelas y colegios públicos.
“La DIE no tiene un dato exacto (de las órdenes sanitarias), porque siempre le aparecen más; resuelven una y le salen tres, es un dato que es dinámico y, lamentablemente, casi siempre es hacia arriba, mañana pueden ser 820, luego 840; luego vuelve a 800. Se piensa que solo los centros con órdenes sanitarias son inadecuados y eso es falso, porque si un centro no tiene orden sanitaria, pero tiene problemas en las aulas, servicios básicos y demás, tampoco son aptos para dar clases”, manifestó el investigador.
Una estimación que hizo el ministro de Educación, Steven González, el año anterior reveló que, solo para atender las 874 órdenes sanitarias, el MEP necesita al menos $500 millones, unos ¢312.000 millones. Se trata de recursos que no tiene el MEP y González reconoció que, justamente, la falta de mantenimiento es lo que provoca las órdenes sanitarias.
Antigüedad y estado de escuelas
Más del 50% de los centros tienen más de 50 años de construidos y el 40% tienen una infraestructura "muy deficiente y deficiente".
FUENTE: Leonardo Sánchez, economista e investigador || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Con muchas décadas encimas
La falta de mantenimiento de las escuelas empeora con su antigüedad. Por ejemplo, la Escuela Fray José Antonio Liendo y Goicoechea, ubicada en Paraíso en Cartago, fue fundada en 1876, hace 146 años.
Cuenta con una población estudiantil de 966 alumnos, 57 docentes y 19 administrativos. Está construida en concreto y algunos cielorrasos de asbesto.
“Se han realizado trabajos paliativos como en goteras, la parte eléctrica y pintura, estamos a la espera de la nueva escuela que se va a construir. Se requiere urgente la construcción. El MEP gira aproximadamente ¢32 millones por año para todas las necesidades de escuela, pero los trabajos de mantenimiento se realizan con fondos que giran del Gobierno, Municipalidad y fondos propios”, explicó Michael Solano, director del centro educativo.
Según la radiografía elaborada por el economista, de los 4.535 centros educativos, el 8% (362) tienen más de 100 años de construidos. Entre estos están, también, el Colegio San Luis Gonzaga, en Cartago, que se fundó en 1842; la Escuela Abraham Lincoln, en Alajuelita, que funciona desde 1855; la Escuela Eulogia Ruiz Ruiz, en Grecia, abierta desde 1867 y la Escuela Juan XXIII, en Escazú, que data de 1895.
El 43% (1.995) de los centros educativos tiene entre 100 y 50 años; el 29% (1.315) entre 50 y 25 años y el 19% (861) menos de 25 años.
“Cada día que transcurre sin dar el adecuado mantenimiento a escuelas y colegios desemboca en costos crecientes y en una acelerada depreciación de los inmuebles (deterioro). Por principio básico, si no se actúa, no se planifica presupuesto o no se ejecuta para mantenimiento preventivo, el mantenimiento correctivo va a ser más costoso. El mantenimiento preventivo es clave, de lo contrario entramos en situaciones donde se empiezan a presentar daños menores o daños mayores (estructurales) que podrían conllevar a mantenimientos correctivos que podrían rondar entre el 15% y hasta el 60% del valor de la construcción”, manifestó el especialista.
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Es importante, considerar el cambio demográfico y el hecho de que un 35% (1.587) de centros educativos son unidocentes y ubicados, en su mayoría, a menos de 2 o 3 kilómetros de otro centro educativo.
“Aprovechando, ampliando y fortaleciendo la amplia red existente de transporte estudiantil con más de 4.800 rutas, se podría pensar en fusionar al menos 500 centros educativos con otros centros de mayor capacidad, infraestructura y servicios que, realizándoles inversiones estratégicas, se podrían convertir en escuelas satélites”, detalló el economista.
Colaboró la corresponsal Keyna Calderón