Yahaira Vélasquez Valverde está convencida de que el alumno con se topó en 2019, cuando laboró como maestra interina de una escuela de la Dirección Regional San José Norte, era un niño con alta dotación.
Aquel menor, describió la docente, sobresalía en todos los sentidos. “Primero, académicamente; sus notas eran muy buenas, no bajaba de 98 en todas las asignaturas… tenía una capacidad de análisis, una creatividad, un rendimiento por encima de sus compañeros. Con trabajar con él un ratito, uno se daba cuenta de que el niño tenía mucha capacidad memorística, capacidad de análisis, creatividad...”, insistió.
Por esa razón, ella propuso la evaluación para alta dotación, talento y creatividad, un tema con el que estaba familiarizada al ser madre de un niño con esas condiciones.
Como la escuela no tenía un comité para ese fin, comenzó de cero para conformarlo y pidió apoyo a la Dirección Regional, sin embargo, esa asesoría se limitó a dos correos con los pasos a seguir. Dadas las circunstancias, ella lideró el proceso.
“En la actualidad hay muchos mitos, pero en el 2019 todavía más. Por ejemplo, decían que los estudiantes tenían que tener alto potencial en todas las áreas, desde la deportiva hasta la académica, cosa que sabemos, no es así. No hay persona que tenga habilidad en todo. Usualmente estos chicos destacan en algunas áreas, para eso es la evaluación para ver en cuáles áreas”, explicó.
La maestra afirmó que se enfrentó a muchas trabas, pero documentos en su poder indicaban que la decisión final era de la escuela, la cual informaba a la Dirección Regional y esta última a la Unidad de Alta Dotación, Talento y Creatividad, que es la oficina especializada para el tema del Ministerio de Educación Pública.
“Se hizo la evaluación, el chico salió con alto potencial con todos los pasos del reglamento y la ley; se hizo una reunión con la directora, el comité de alta dotación, los padres del chico y se firmaron los documentos y se le dio el informe de que el chico sí era de alta dotación”, narró.
Invalidado
Para su sorpresa, en 2020, cuando a ella la habían trasladado a otra institución por ser interina, recibió una llamada de la mamá del niño para contarle que la Dirección Regional había decidido que el informe no valía y que sería evaluado de nuevo.
Ella le insistió a la madre, una señora muy humilde, que debía defender sus derechos, acudir a la Sala IV. Incluso, contó la docente, ella misma contactó a la escuela, a la Dirección y la Unidad de Alta Dotación para pedir explicaciones, pero al final le dijeron que como ya no era maestra del menor, no podían darle información. La madre temía represalias contra su hijo y prefirió no cuestionar el proceso.
“Tiempo después me di cuenta que le volvieran a hacer un proceso totalmente irregular, una evaluación superirregular y le dijeron que no, que el niño no era de alto potencial, me quedé con un sinsabor enorme porque la Unidad de Alta Dotación no hizo nada por ese estudiante, le invalidaron los derechos”, aseveró.
En su criterio, ya es difícil identificar niños con alto potencial y cuando son propuestos las mismas escuelas no los apoyan.Velásquez fue enfática en la necesidad de que todos los involucrados conozcan y apliquen los procesos debidamente para que las evaluaciones se realicen sin impedimentos ni mitos.
“Esta experiencia con este estudiante me quedó marcada para siempre, ver como le cerraron las puertas a un estudiante tan brillante, que tenía tanto por delante.. hasta traumado lo dejaron con primero decirle que sí y luego que no”, concluyó la maestra.
Actualmente, hay 209 menores identificados como de alta dotación, según la Unidad de Alta Dotación, Talento y Creatividad del Ministerio de Educación Pública (MEP). No obstante, los padres se quejan de que tras la identificación de los niños, no reciben el apoyo de los centros educativos.