Una decisión inadecuada impide a Óscar Aguilar, de 34 años, tener mejores oportunidades laborales. “Yo terminé la escuela, pero el colegio no; llegué hasta noveno por insistencia de mis papás. Luego me salí y a los 15 años comencé a trabajar en construcción y esas cosas”, cuenta.
Aguilar es parte de los 2 millones de personas mayores de 18 años que, según datos del Ministerio de Educación Pública (MEP), no han terminado la secundaria. Él labora para una institución estatal, pero asegura que el camino para obtener empleo ha sido difícil debido a la falta de estudios.
“En ningún lado te contratan porque piden el bachillerato o inglés. Yo con dificultades tengo noveno; una mala decisión propia, pero ya es muy difícil que yo regrese a las aulas. No tengo tiempo y tengo una familia que atender”, comenta con desilusión.
Este padre de tres escolares asegura que todos los días les pide a sus hijas que, por favor, continúen estudiando.
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“Mis papás me rogaron mucho y yo no quise, tal vez por inmadurez y porque encontré mi propio dinero muy joven. Lo que no sabía era que conforme pasaran los años ese monto de dinero no iba a aumentar, porque no tengo ningún título que respalde nada”, añade.
Ahondar en el perfil de las personas que no han completado la secundaria es difícil, porque no hay estudios o estadísticas que profundicen en sus características o los cantones donde se concentra la mayoría. El MEP solo señala a esos 2 millones.
Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveló, por ejemplo, que cerca del 50% de los costarricenses de entre 25 y 34 años no ha logrado completar la secundaria y abrirse las puertas para la educación superior.
Aún más: de los 38 países miembros de OCDE, Costa Rica es donde más hay personas cuya educación es inferior a la secundaria superior. En otras palabras, la última etapa aprobada por esa población habría sido el noveno año.
Lo preocupante, dijo la OCDE en su informe presentado en febrero, es que las oportunidades de estas personas para emplearse se tornan muy complicadas porque “completar la educación secundaria superior se está convirtiendo en un requisito indispensable para encontrar trabajo en Costa Rica”.
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Natalia Morales, investigadora del Estado de La Nación, comentó que a pesar de que el problema de la población con educación básica incompleta no es nuevo, debe atenderse de forma urgente pues en la situación actual se corre el riesgo de que más personas decidan abandonar las aulas.
Para Morales, tener la secundaria completa sigue siendo el umbral mínimo para conseguir empleo. “Costa Rica es un país alfabetizado, pero poco educado. Todo el mundo llega a la escuela, aprende a leer y escribir, pero tenemos un problema en la retención de la secundaria”, aseguró.
La investigadora explica que el problema se evidencia más en la tasa de cobertura en la secundaria, ya que más del 95% de la población asiste a primaria, un 80% logra llegar hasta noveno, pero en décimo y undécimo las tasas de cobertura son inferiores al 50%.
“Menos de la mitad de los jóvenes de esos niveles no asisten a secundaria, ya sea porque vienen rezagados, otros salen a trabajar y otros son ‘ninis’ (ni estudian ni trabajan), y eso se va acumulando”, manifestó Morales.
El informe de OCDE señala que la repitencia y la exclusión educativa siguen siendo considerables y afectan de manera desproporcionada a los más vulnerables. Esto, señala, reduce su probabilidad de encontrar un trabajo formal y perpetúa las desigualdades sociales y económicas.
Hay otro dato preocupante. La escolaridad promedio en Costa Rica en los mayores de 15 años es de 9 años, según la Encuesta de Hogares, de julio del 2022, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Eso, pese que Costa Rica es uno de los países miembros con más porcentaje del PIB destinado a la educación (el segundo, solo por debajo de Noruega). Sin embargo, destinar un 6,5% no necesariamente se traduce en mejores resultados.
Pero, qué se puede hacer. La principal recomendación de la OCDE es reforzar la educación desde preescolar, de manera que se afiance el proceso hasta que los jóvenes concluyan el colegio y busquen tener estudios superiores.
Aunque Costa Rica ha logrado aumentar de forma notable el acceso a la educación preescolar para niños de cuatro años al hacerla obligatoria para ingresar a la escuela, el problema se da en el grupo de 0 a 3 años, donde la matrícula está por debajo del 3%, cuando el promedio en OCDE es de 36%. En esta etapa la educación es impartida casi en su totalidad por instituciones privadas.
Otra recomendación del organismo es buscar que, en los niveles de más deserción (sétimo y décimo año) se hagan grupos más pequeños en las aulas, para que los docentes puedan concentrarse en menos alumnos y darles más.
Y otro punto que aconseja es la capacitación del personal docente para llevar a una mejor forma de atender a la población de todas las edades.
Opciones para seguir estudiando
El MEP ofrece distintas opciones para que los costarricenses rezagados puedan terminar sus estudios en primaria y secundaria.
La primera alternativa es la educación abierta, donde los participantes pueden concluir la etapa escolar o colegial. Se trata de una modalidad presencial en la que el avance de la persona depende de la aprobación de exámenes.
También existe la modalidad de Cindea-Ipec, donde cada nivel tiene requisitos de ingreso. Las personas deben tener como mínimo 15 años de edad.
La tercera opción se trata del Colegio Nacional de Educación a Distancia (Coned), una alternativa para terminar secundaria. La edad mínima para ingresar es de 18 años. Puede ser virtual o asistir a tutorías presenciales.
Una cuarta vía la ofrecen los colegios académicos nocturnos, para aquellos que deseen terminar la secundaria. Esta modalidad es presencial y el curso es anual.
Finalmente, las escuelas nocturnas son otra opción para terminar la primaria. Este programa también es presencial y el curso es anual.