Haber construido la escuela Finca La Caja, en La Carpio, por medio del fideicomiso educativo, fue la salvación para los 1.800 alumnos de este centro educativo.
Esta comunidad esperó 12 años por las nuevas instalaciones, las cuales vendrían a acabar con el hacinamiento que obligaba tener grupos con clases los sábados, pues no todos podían recibir la materia completa entre semana.
La construcción de la escuela tardó solo 10 meses desde el inicio de su construcción, en julio del año pasado. Fue entregada en marzo del 2018.
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Para Miguel Aguilar, director de este centro educativo, la obra es de muy buena calidad y la figura del fideicomiso fue “ágil y eficiente”.
Sin embargo, según Aguilar, el problema que están enfrentando ahora son las “restricciones” que tienen para usar las instalaciones. Afirma que tienen que pedir permiso “hasta para pegar un cartel” al Banco Nacional, ‘propietario’ temporal de las instalaciones, por ser el fiduciario
“En el fideicomiso hay mucha restricción. En una palabra, se sufre mucho después por la protección del edificio. No se puede pegar nada. Por ser una escuela con niños, las aulas deben estar adornadas con rincones patrios, pero no se permite pegar en la pared nada, ni carteles. Hay mucho entrabamiento ya que el Banco es el que controla,. Hay que pedir permiso a una unidad supervisora del Banco hasta para pegar un cartel, un cuadro en la pared o en una ventana. Todo eso es complicado”, indicó el funcionario.
Precisamente, usar la figura del fideicomiso es la apuesta del ministro de Educación, Édgar Mora, para agilizar el desarrollo de infraestructura.
Ese fideicomiso educativo BID-MEP-BNCR fue creado desde 2013 para el manejo de un préstamo por $167,5 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que se invierten en la construcción de 80 centros educativos y 23 canchas deportivas. A la fecha han entregado siete de los proyectos, entre ellos, la escuela Finca La Caja.
La idea de Mora es inyectarle más recursos a este fondo para que gestione la construcción de otros centros que no estaban contemplados originalmente.
Para Aguilar, es mejor trabajar con la figura del fideicomiso que con la Dirección de Infraestructura y Equipamiento Educativo (DIEE) del Ministerio de Educación Pública (MEP), ya que en 12 años no se pudo aterrizar ningún proyecto para la construcción de una nueva escuela en La Carpio.
“Para mí la DIEE es inoperante totalmente, no tiene ningún rumbo ni objetivo definido. (Con la figura del fideicomiso) sí sería importante que los edificios construidos se piensen en función de los estudiantes, que, por ejemplo, un alumno raya una pared, pasa con el zapato y la mancha, pone las manos sucias en la pared. Si los inspectores venían y había una raya en la pared, ya estaban mandando un oficio desde el Banco.
"Son 1.800 estudiantes, van a usar el edificio; se guindan de los llavines. Estamos interesados en cuidar las instalaciones, pero esto es persecutorio. Son niños, por más que el docente cuide van a haber cosas que surjan, no debe haber una especie de miedo. Es como si a uno le dieran un chocolate y no lo dejaran comérselo”, manifestó Aguilar.
Según el director, cada cierto tiempo llegan a revisar las instalaciones. El problema, según explicó, es que la pintura que colocaron no se puede limpiar porque se hace una mancha peor.
“Cuando inauguramos la escuela, tuve que esperar a que me autorizaran la rotulación de las puertas, no se podían pegar números porque nunca me dijeron cuál era el procedimiento para hacerlo. No podemos esperar que los niños no corran y no ensucien, pero, todo lo demás es sumamente positivo. Estoy satisfecho con el proyecto”, dijo el funcionario.