Antes, los niños de primaria aprendían a leer a los seis meses de haber ingresado a primer grado, esto es lo que cuenta Magaly Álvarez, docente de educación especial, con 13 años de experiencia en acompañar a estudiantes con problemas de aprendizaje. Ahora hay chiquitos, que llegan hasta tercer grado sin saben leer ni escribir.
Ante esas dificultades, algunas maestras de segundo grado están recurriendo a las adecuaciones curriculares, mediante las cuales el alumno recibe más ayudas, un trato diferenciado y una evaluación más flexible, según reportó el VII Informe del Estado de la Educación, dado a conocer en agosto.
Álvarez atiende en la escuela Limoncito, en Limón, cuarenta niños, la gran mayoría de segundo y tercer grado, con dificultades en la lectoescritura y en Matemáticas. Indicó que “no da abasto”, pues ayuda también a niños de segundo y tercer grado que no tienen adecuación pero que no logran aprender a leer y escribir en su escuela.
Ella afirma que el proceso para dar estas adecuaciones, en su escuela, fue riguroso, pero sabe que en otras escuelas las maestras recurren a esta ayuda por la presión de los padres al ver que su hijo no sabe leer ni escribir finalizando segundo grado o entrando a tercero.
Ella y el 86,1% de los profesionales de educación especial encuestados por el Estado de la Educación manifestaron que percibe un aumento en las solicitudes de adecuación para los niños, en segundo grado, relacionadas con deficiencias en competencias lectoras y comunicativas, desde que entró a regir, en 2014, el nuevo programa de Español, para primer ciclo.
Además, el 78,2% señaló que estas solicitudes provienen del segundo año.
Los cambios en este nuevo programa contemplaron que ningún niño se quede en primer grado en el sistema público (en los privados aún existe la reprobación).
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Tampoco se realizan exámenes para calificar los conocimientos adquiridos. Además, si el menor termina primer grado sin saber leer y escribir, de todas formas pasa a segundo grado, ya que, según el MEP, allí completaría su proceso de lectoescritura. Primero y segundo son un solo bloque para el Ministerio.
"No se puede obligar a los niños a leer y escribir en primer grado porque los padres nos sacan el programa en el que indica que no se puede puede hacer eso. Hubo en la escuela un caso de un niño de primer grado que la profesora lo puso a escribir la fecha, entonces, la mamá vino y les dijo que en primer grado no se puede enseñar a escribir. Hubo un problema por eso.
Con el programa anterior, los niños aprendían a leer como a los seis meses de estar en primero, ahora llegan a segundo grado y no leen. Ellos pasan perfectamente a segundo grado, aunque no sepan leer. Estamos haciendo niños vagos, no aprendió a leer, tal vez el otro año aprende, eso se piensa. No se les puede exigir nada, tiene que aprender a su ritmo dice el programa. Para mí primero es un año perdido", opinó Álvarez.
El VII Informe del Estado de la Educación, dado a conocer en agosto, llamó la atención sobre el hecho de que las adecuaciones curriculares en primaria se concentren en segundo grado y específicamente en el área de lectoescritura. Segundo grado es, además, el año en que más se quedan estudiantes de primaria.
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“Cuando los maestros regulares no logran que los estudiantes que arrastran dificultades desde el primer año las superen en el segundo, recurren a las adecuaciones como medida para solventar esas deficiencias, lo cual presiona la demanda de atención para los profesores de Educación Especial".
“Las áreas en que los docentes encuestados perciben mayores cantidades de solicitudes de apoyo se relacionan con el desarrollo de la comprensión lectora, la lectura inicial y la lectura fluida”, señala el informe.
Sobre esto Alexandra Ulate, directora de Desarrollo Curricular del MEP, dijo que “es riesgoso" hacer una relación directa entre ambos aspectos (adecuaciones vs dificultades para enseñar lectoescritura) porque existe el caso de estudiantes que sí requieren de los apoyos de adecuaciones curriculares.
Ulate dijo que, actualmente, no existen investigaciones específicas desde el Ministerio de Educación que conduzcan a factores a los que se les pueda atribuir directamente que en segundo grado se presente la mayor cantidad de adecuaciones curriculares.
Sin embargo, añadió: “El segundo año, para el estudiantado, es un momento clave para poseer las bases fundamentales de la lectoescritura. Si el estudiante no lo demuestra, en este período, la situación muchas veces conduce a adecuaciones curriculares para solventar las limitaciones que se observan. Los docentes se encuentran todavía en un proceso transitorio hacia el pertinente abordaje del Programa de Estudio de Español de I Ciclo”, manifestó Ulate.
En 2018, de las 69.431 adecuaciones curriculares no significativas que se dieron en primaria, el 20,4% (14.204) estaban concentradas en segundo grado; el 18,9% (13.174) en tercer grado; y el 18,8% (13.080) en cuarto grado. El resto (42%) se distribuyeron entre primero, quinto y sexto grado.
Las adecuaciones no significativas son las que más se registran y constituyen adaptaciones en la metodología y en las técnicas e instrumentos de evaluación, como son los exámenes; no se modifica el contenido. Se implementan a alumnos que presentan déficit atencional, problemas de disciplina, conflictos familiares, emocionales o conductuales.
El docente realiza una evaluación en su función diagnóstica y formativa; define las necesidades educativas del estudiante y determina la aplicación del apoyo. El padre de familia puede solicitar algún tipo de apoyo, mediante una carta al maestro
También existen las significativas que, generalmente, se le aplica a alumnos con discapacidad intelectual leve, moderada o grave. Son apoyos curriculares que modifican el currículo (objetivos, contenidos, actividades y evaluación), adaptándolos al nivel del alumno.
¿Qué está ocurriendo para que las maestras recurran a la adecuación?
La investigación que se desarrolló para el Estado de la Educación denominada Rol del docente de apoyo en el desarrollo de competencias lingüísticas y comunicativas de estudiantes de primer ciclo: alcances y desafíos 2014-2018 explica que ni la formación inicial de los docentes ni la capacitación recibida del MEP han sido suficientes para que los docentes dominen los requerimientos curriculares del nuevo programa y menos las dificultades que los estudiantes pudieran presentar al respecto.
El programa de Español vigente fue desarrollado tomando como base investigaciones, evidencia científica y la experiencia de los países más exitosos en promover los procesos de aprendizaje y de lectoescritura.
El Informe del Estado de la Educación agrega otro problema y es que no todos los docentes lo implementaron, razón por la cual no es posible medir si este es exitoso o no. El Ministerio de Educación Pública tampoco lo sabe, así se desprende de insistentes consultas de ‘La Nación’ sobre si conocen si el programa se implementa correctamente y si los alumnos han mejorado o no su desempeño.
El 45% de 364 maestros de escuelas entrevistados, que deberían estar aplicando la reforma por orden del MEP, consideran que el programa de estudios de Español es “poco relevante” para la enseñanza de la lengua.
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Mientras tanto, continúan priorizando prácticas y actividades propias de una enseñanza tradicional; por ejemplo, el 85% no permite interrupciones cuando se lee en voz alta y el 66% no comenta experiencias personales en la lectura.
El Estado de la Educación considera que la estructura compleja del MEP y el estilo de gestión vertical limita la aplicación exitosa de los planes. Además, considera como un problema generalizado: la falta de acompañamiento a los docentes en la aplicación de los nuevos programas de estudio.
La asesora regional de Educación Especial entrevistada por los investigadores del Estado de la Educación y quien no fue identificada, asegura que el método fonético de lectoescritura que promueve el Programa de Español vigente es el que menos se enseña en las universidades.
Comento que hay docentes de apoyo que le aseguran que de todos los estudiantes que asisten a sus servicios ninguno sabe leer y considera que hay dos razones importantes. Una es que los docentes regulares y familias se atienen a que como no reprueban en primer grado no hay un empeño para que logren las competencias esperadas y, otra, que los docentes no se detienen a estudiar la fundamentación de los programas ni el perfil esperado para cada nivel, por lo que no se comprometen en alcanzar lo que compete.
“Ella menciona que los estudiantes siguen presentando serios problemas para el análisis, la comprensión, la redacción, los trazos claros en escritura y las habilidades de exposición, para la lectura en general y la relación entre escritura y comprensión; por razones que no achaca al programa sino a la falta de dominio didáctico para llevarlo a la práctica. En su defecto, ella asegura que en la didáctica cotidiana se observa un abuso de la copia, énfasis en el contenido en lugar de la habilidad y una mezcla indiscriminada de métodos y materiales”, se explica en el análisis.
Para Magaly Álvarez, docente de educación especial del la escuela Barrio Limoncito, el hecho de que en primer grado los niños no se les hagan exámenes y no puedan reprobar ante un mal desempeño, ha propiciado desinterés de los padres para ayudarles a mejorar porque no ven una nota y después, cuando ven las notas, en segundo grado, presionan por adecuaciones curriculares al ver que sus hijos no leen.
“Las adecuaciones son para niños que tiene un nivel cognitivo bajo con respecto a los demás compañeros. No es porque no tienen un padre que no les ayude, no es porque no llevan tareas, no es porque no estudia para los exámenes. Una mamá me dijo ‘es que no mande al chiquito porque me dormí; aquí hay varias mamás que solo mandan a los chiquitos a clases en la tarde, porque sabe que en primer grado los niños no se quedan, no hacen exámenes, no tiene nota, estamos haciendo padres irresponsables”, comentó Álvarez.
Consultada por La Nación, una docente de segundo grado, de apellido López, con 20 años de experiencia en la labor, añadió que el MEP hizo el cambio del programa, pero, en el caso de ella, no se le capacitó. Ella recurrió a dos capacitaciones por aparte para entender el plan.
“El primer grado no es importante para algunos papás porque solo se evalua el nivel que alcanzó el niño(medio, bajo, alto), no hay nota, y uno pone las observaciones de las deficiencias que presentan los niños y a veces los papás ni las leen. Mis alumnos por dicha todos leen. A veces, algunos compañeros recurren a la adecuación por la influencia familiar, el papá insiste, y, de tanta insistencia, para no ganarse uno un salacuartazo, los compañeros la aplican”, contó la maestra.
Los investigadores del Estado de la Educación le recomendaron al MEP la “necesidad” de desarrollar una evaluación sistemática del impacto de la puesta en marcha del Programa de estudio de Español de I Ciclo en cuanto al logro de competencias de acuerdo con lo esperado para cada nivel en los estudiantes. Y, con base en los resultados, analizar los factores internos y externos al programa que pudieran estar afectando negativamente el logro.
Reprobación
A partir del 2014, tras cambios hechos por el MEP en los programas, el mayor porcentaje de reprobados en primaria se dio en segundo grado.
FUENTE: MEP. || E.E. / LA NACIÓN.